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¡Engaño, mentira y farsa en el debate!

Por Ricardo Alemán

Hace 3 meses

Las preguntas recorrieron el país entero la noche del domingo 7 de abril del 2024. ¿Quién resultó la ganadora del Primer Debate Presidencial? ¿Quién salió con la carga de ser la gran perdedora del debate?

Lo cierto es que no existe unanimidad en la respuesta, sino que, en los hechos, aparecen tantos escenarios de candidatas ganadoras y/o derrotadas, como ciudadanos se muestran interesados en la respuesta.

Es decir, que de forma maniquea, las y los y simpatizantes de cada una de las dos aspirantes presidenciales –porque el señor Máynez no fue más que un palero de Morena–, sólo vieron aquello que quisieron ver, para justificar su criterio ganador, sea a favor de Claudia, sea por Xóchitl.

Así, por ejemplo, la fanaticada a sueldo de la señora Sheinbaum –y uno que otro aspirante a volver “al apapacho oficial”–, descubrió poderes casi milagrosos en la exjefa de Gobierno de CDMX, sobre todo luego de que la preferida de Palacio se prodigó en mentir, engañar y escapar a un mundo raro.

Sí, de manera inesperada, los “críticos a sueldo” descubrieron que “la honestidad del engaño, la mentira y la farsa” mostrados por Claudia durante el debate, fueron dotes casi milagrosos y suficientes para declararla ganadora.

Dicho de otro modo; resulta que, según los aplaudidores del oficialismo, un debate como el del pasado domingo se gana con la mayor herencia que ha dejado López Obrador; la mentira, el engaño y la farsa; todas ellas conductas que llevó al extremo de pureza la señora Sheinbaum, y que exhibió sin vergüenza en cadena nacional de radio, televisión y plataformas digitales.

Y según esos aplaudidores no importó el tamaño de las mentiras y el cinismo con el que fueron defendidas; tampoco valió la ofensa pública a una sociedad agraviada por crímenes de Estado, que se ocultan con datos falsos y afirmaciones dolosas, y menos vale la impostura mostrada por el candidato “naranja”, quien de forma vergonzosa se sumó a la montaña de falsedades oficiales para tratar de anular a la candidata Xóchitl.

Sin embargo, también es cierto que muchos ciudadanos sí detectaron el verdadero trasfondo de la batalla que vimos en el primer debate presidencial; una batalla de la candidata aliancista contra el Estado todo.

Sí, porque la candidata Xóchitl se enfrentó al Presidente, a sus mentiras y sus fracasos, llevados al debate por su títere Claudia; enfrentó al palero de Movimiento Ciudadano, a los moderadores que parecían pagados por la candidata oficial y hasta se enfrentó al INE; una institución no sólo incapaz de organizar un verdadero debate, sino que, al final de cuentas, confirmó que el 2 de junio estará del lado de la candidata oficial.

Sin embargo, y a pesar de lo desigual de la contienda y de un INE amañado, plataformas y medios como Reforma, Latinus, La Jornada, SDP y El Universal, entre muchos otros, no sólo aplaudieron el cinismo mostrado por la candidata Claudia; sino que festejaron su doctorado en engañar y mentir, y por tanto, concluyeron que esas poderosas armas y las depuradas habilidades mostradas por la candidata títere de Palacio, le dieron la victoria.

Y un ejemplo demoledor de la parcialidad y la simulación estuvo a los ojos de todos y, claro, fue callado por todas y todos los opinadores. Y es que, a lo largo de todo el debate, la señora Claudia nunca se refirió a la señora Xóchitl por su nombre, sino que machacó hasta el extremo con el apodo misógino de “la candidata del PRIAN”. ¿Quién dijo algo al respecto?

En dirección contraria, resulta que “los genios” de “lo políticamente correcto” no vieron en la candidata Xóchitl “las habilidades” y “el carisma” para desmontar el cinismo, la mentira, el engaño y la farsa de la candidata oficial y, por tanto, la declararon perdedora.

Sí, según esos “genios” –muchos que se dijeron engañados por AMLO hasta la mitad de su Gobierno–, la señora Xóchitl perdió, porque fue incapaz de convencer de las mentiras, las raterías y la impostura del Gobierno de Obrador y de su candidata Claudia; transas que todo México conoce.

Es decir, parece que a nadie le importa que todo México haya padecido los fracasos del Gobierno de López; la inseguridad, la violencia, secuestros, robos, feminicidios; la destrucción del sistema de salud, el empoderamiento de las mafias criminales, la mortandad por violencia y por falta de medicamentos y la ruina a la que han sido empujados millones de mexicanos.

Parece que a nadie le importa que desde el momento del debate y en el llamado “pos-debate”, medios serios y ONGs reputadas se dieron a la tarea de demostrar las mentiras y el cinismo de Claudia, al extremo de que no pocos hoy declaran ganadora a Xóchitl en “el día después”.

Lo cierto es que aquí no sabemos cuantos ciudadanos modificaron su opinión sobre el sentido del voto del 2 de junio próximo, luego del debate. Lo que si sabemos es que, como nunca, en cadena nacional de radio, televisión y plataformas digitales, todo México se enteró de las mentiras, engaños, falsedades, cinismo y del autoritarismo de Claudia Sheinbaum.

Por eso la advertencia. Si luego de la exhibición “de película” que nos regaló Claudia, los ciudadanos aún no entienden lo que viene si votan por Morena, que con su pan se lo coman.

Al tiempo.

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