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Ruta Libre
Publicado el martes, 1 de agosto del 2017 a las 14:46
Por: Armando Montalvo
Saltillo, Coah.- La fe y el cariño de su familia mantienen de pie a doña Audelia García Cabrera. Desde hace 37 años labora en la Narro y le pide a Dios que le dé salud como hasta ahora para aguantar unos añitos más, porque no quiere jubilarse y que le salgan luego con que no hay dinero para pagarle el tiempo que trabajó.
A sus 65 años, la responsable de la lavandería en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro desde hace décadas, vive con la incertidumbre de no saber si la UAAAN cuenta con finanzas sanas o están quebradas desde hace tiempo.
Al igual, que doña Audelia, otros 250 compañeros suyos del sindicato administrativo están en la misma situación desde hace años. Trabajan bajo jornadas forzadas porque no hay otra mejor opción para mantener y sacar adelante a sus familias como lo hacen Jesús Cavazos, “El Morro”, Francisco Javier Rodríguez, “El Ballo”, Wenceslao Casas, “El Wences”, y Félix Villa Álvarez, “El Renacido”.
Todos ellos coinciden en que la Universidad dejó de ser como antes. Cambió por la mala administración que realizaron los rectores en los últimos 25 años. Se ríen cuando se les pregunta si recuerdan el nombre de alguno de ellos, a quienes los trabajadores bautizaron con el apodo de “Rector Buitre Deshonesto”.
Y es que a pesar de la fama que existe de quienes estudian y laboran en la UAAAN, de ser vaqueros broncudos y entregados a su Alma Mater, ahora no sólo temen el futuro de su jubilación, sino que lamentan el declive, en todos sus niveles, de lo que fue primero la Escuela Regional de Agricultura Antonio Narro, fundada el 4 de marzo de 1923.
También les entristece cómo el líder de su agrupación sindical, Leonardo Acosta Méndez, poco o nada ha hecho para velar por los derechos laborales de quienes conforman el Sindicato Único de Trabajadores Administrativos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (SUTUAAAN).
En cinco ocasiones Ruta Libre lo buscó en su oficina para entrevistarlo sobre la incertidumbre que existe entre el gremio y nunca se le encontró. Sus subordinados informaban que andaba en una comisión o fuera del edificio.
La problemática que enfrentan los trabajadores administrativos es similar a la que enfrentan 520 profesores del Sindicato Único de Trabajadores Académicos de la Narro (SUTAUAAAN), encabezado por Roxana Flores Cuevas. Temen que no haya dinero para su retiro, a pesar de que cuentan con la antigüedad legal para hacerlo.
RECTOR SIEMPRE MINTIÓ
El rector de la UAAAN, Jesús Valenzuela García, en innumerables ocasiones manifestó dar aportaciones mensuales al Fondo de Pensiones de los Trabajadores ante el adeudo de mil 200 millones de pesos desde antes de que tomara posesión del cargo el 10 de noviembre de 2014, pero la realidad es que les mintió.
El 1 de febrero de 2016, Valenzuela García reconoció en una entrevista ante los medios de comunicación que a partir de ese año se realizarían las aportaciones mensuales para que se redujera en un 20% la deuda que se tiene.
Asimismo, aceptó que durante el 2015 no se pudo abonar ni un solo peso, comprometiéndose que a partir de 2016 se empezaría a pagar, y sería durante los próximos tres años cuando la deuda, si bien no iba a quedar en cero, sí disminuiría sustancialmente.
En esa ocasión, hizo un acuerdo para convencer a los dos sindicatos de que la administración de la Universidad les pagaría un 20% de la deuda en el 2016, y un 30% en 2017 y 2018, respectivamente. Sin embargo, por los hechos que reclaman los trabajadores hoy en día, el rector sigue sin cumplirles.
La Administración de Jesús Valenzuela ha sobresalido a nivel nacional sólo por las constantes manifestaciones y paros laborales que realizan el SUTUAAAN y el SUTAUAAAN desde el 2015 a la fecha. La huelga de semanas efectuada por los profesores a principios de este año, hizo tambalear al rector y lo dejó mal parado ante los gobiernos federal y estatal.
Los agremiados de las dos organizaciones sindicales señalan a Valenzuela García de tener un equipo malo de colaboradores, encabezado por María Cristina Sánchez Flores, actual secretaria ejecutiva de Rectoría, así como al secretario general, José Antonio González. Igualmente, a Mariano Díaz Olivares, jefe del Departamento Jurídico, y al director general administrativo, Arturo Guevara Villanueva.
FRACASÓ SU PROGRAMA DE TRABAJO
El rector Jesús Valenzuela no quiso aceptar una entrevista con Ruta Libre para hablar sobre los conflictos que entorpecen el quehacer de la Universidad, así como de los señalamientos de errores u omisiones administrativas.
Además de explicar las razones de por qué nada se ha hecho para subsanar la planeación y evaluación institucional que son deficientes, y la escasa coordinación entre las estructuras académica y administrativa.
Los dos sindicatos de trabajadores de la Narro cuestionan al rector la falta de políticas y procedimientos institucionales para determinar periódicamente la pertinencia de los programas académicos y los planes de estudio.
También, por qué no están institucionalizados los procedimientos para la definición de cargas de trabajo del personal académico, lo que limita las posibilidades de que este cumpla el perfil deseable para ingresar a programas como PEDP, PROMEP y SIN, así como la formación y consolidación de cuerpos académicos reconocidos.
Alumnos, maestros y empleados administrativos siguen esperando que Valenzuela García explique en forma detallada por qué la estructura y procedimientos administrativos no están diseñados para facilitar el trabajo académico: se burocratizan procesos y se centralizan gran parte de los recursos y decisiones.
Actualmente hay un alto índice de deserción y rezago (30% y 5%), lo que se refleja en bajas eficiencias terminales, infraestructura, equipamiento de apoyo a la docencia, investigación y vinculación en su mayoría insuficiente y obsoleto, y en la escasa y deficiente formación práctica y poca vinculación con el sector público y productivo.
También falta apoyo al fortalecimiento de programas académicos acreditados porque es nula la movilidad e intercambio de profesores y estudiantes. Asimismo, falta un marco de referencia de los requerimientos de investigación y formación de profesionistas a nivel de posgrado que permita dar respuesta a las necesidades del agro mexicano.
‘ESCAMADOS’ POR LA QUIEBRA
Doña Audelia García, Jesús Cavazos y Félix Villa desconfían de lo que va a pasar con sus jubilaciones por las cosas que se dicen, ya que lo único que ven es que siguen trabajando como lo hicieron desde el primer día que entraron a la Narro.
Y no es para menos, si los trabajadores administrativos se enteraron el 12 de mayo pasado que la Universidad está en quiebra total por una declaración que hizo en Saltillo el subsecretario de Educación Superior, Salvador Jara Guerrero, cuando encabezó el Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines.
“La noticia corrió como reguero de pólvora por toda la Narro”, expone Félix Villa, quien recuerda haber leído que la Universidad no tiene liquidez ni para pagar la nómina de este año. Incluso, tiene presente un déficit que existe con los sindicatos.
Jesús Cavazos dice que por los ingenieros que laboran aquí mismo, la Universidad puede salir del bache financiero que tiene con una reingeniería bien planeada, pero agrega que habrá que esperar.
Algo que alienta a los empleados es que la Narro no cierra porque actualmente estudian cerca de 5 mil 329 jóvenes que provienen principalmente de los estados de Chiapas, Oaxaca, Guanajuato, Morelos, Puebla, Michoacán y Estado de México, pues de Coahuila son sólo poco más de mil alumnos.
REALIDAD TEMERARIA
La dirigente del sindicato académico, Roxana Flores Cuevas, está preocupada porque en este momento 540 maestros de las diferentes asignaturas siguen trabajando a pesar de que cumplieron el tiempo que marca la ley para jubilarse.
“Vivimos bajo una incertidumbre ante la falta de recursos para los profesores que esperan su jubilación a la que por ley tienen derecho. Es lamentable que Rectoría no esté haciendo los pagos del sistema pensionario, ni tampoco otra autoridad obligada a hacer aportaciones”.
El SUTAUAAAN demanda que se investiguen irregularidades en el sistema de pensiones y que se realice una auditoría exhaustiva para conocer a dónde fueron a parar millones de pesos que les han descontado durante su vida activa como trabajadores.
“Está muy claro que el recurso se desvió para asuntos que no eran propios para la previsión social, y ahora tendrán que responder ante las autoridades los responsables de poner en riesgo la jubilación de los trabajadores de la Universidad”, dijo Flores Cuevas.
Actualmente, la UAAAN cuenta con una plantilla de mil 760 trabajadores, 780 académicos y 980 administrativos. De los profesores, 598 están contratados como maestros investigadores en diversas categorías, y el resto son técnicos De los profesores investigadores, 93.2% son de tiempo completo; 4.1% de medio tiempo y 2.6% por asignatura; 72.7% cuenta con estudios de posgrado y 32.1% tiene el grado de doctor.
Por ser una crítica constante del rector, Roxana Flores es blanco de “grillas” internas con el fin de perjudicarla y dañar su imagen, no sólo al interior de la Universidad sino también ante la sociedad saltillense.
PASIÓN Y DESILUSIÓN
La edad no influye para el desempeño diario que realiza en sus tareas laborales doña Audelia García. Vive en la zona del kilómetro 4, muy cerquita de la calzada Antonio Narro, a la altura de la colonia Landín.
Se dice fácil, pero la mujer de la tercera edad recuerda como si fuera ayer cuando entró a laborar a la Universidad, porque su mamá-tía, doña Sofía Cabrera (†), le heredó la plaza tras haber trabajado toda su vida.
Al igual que doña Sofía, García Cabrera es muy apreciada por su sencillez y ser una buena compañera de trabajo. Durante la plática nunca dejó de atender sus obligaciones. Revisó la lavadora y la secadora, planchó, barrió y siempre regaló una sonrisa a quien hablaba con ella.
“Amo mi trabajo. Siento pasión por todo lo que hago en la lavandería. Mis compañeros y compañeras me dicen que ya descanse porque cumplí los años necesarios para jubilarme”, dijo doña Audelia, quien con algo de pena agrega sentirse desilusionada, porque tiene que seguir laborando ante la falta de dinero que cubra su jubilación.
Su hija Rocío, de 40 años, y familiares como Gil Cabrera y Tila Hernández, respaldan todo lo que hace la señora que rebasa los 60 años. Su apoyo incondicional y cariño hacen fuerte a quien tiene más de tres décadas al servicio de la UAAAN, cuyo horario laboral es de las 8:00 a las 15:30 horas de lunes a viernes.
Además de estar a cargo de nueve mujeres que integran la lavandería, doña Audelia no sólo saca adelante todo lo que llega ahí para ser lavado, también lava y plancha la ropa de algún alumno que le pide el favor.
Lo mismo hizo durante años su mamá-tía doña Sofía, quien por décadas lavó prendas de vestir de cientos de estudiantes, entre ellos José Luis Gutiérrez Esquivel “La Cucaracha”, quien llegó a ser rector.
El ingeniero agrónomo acudió al sepelio de doña Sofía para darle el último adiós y agradecerle por el afecto que siempre le brindó.
LA NARRO ES SU FAMILIA
Mientras cortaba la hierba que rodea un edificio, Jesús Cavazos Luna, “El Morro”, platicó con orgullo lo que siente al laborar en la UAAAN desde hace décadas.
Y es que a pesar de todo lo que se cuenta de que si está “quebrada” o no la Narro, “El Morro” seguirá chambeando hasta donde pueda darle y sacar adelante a su familia, integrada por su esposa Alicia Martínez y sus hijos Valeria, Jesús y Fernanda, de 23, 15 y 9 años.
Actualmente, su área de trabajo es la Unidad Metabólica, que se encarga de darle de comer a las borregas, gallinas y becerras que están a cargo de Eduardo García, ingeniero investigador.
Sin darle pena como a la mayoría de sus compañeros de trabajo, Cavazos Luna dice que gana poco menos de 4 mil pesos a la catorcena. Pero con algunas chambitas extras le alcanza para sostener a su familia.
“El Morro”, sin titubear, expone que la Narro ha cambiado en todos los sentidos desde que entró a trabajar por primera vez al área operativa de campo. “Yo pienso que todavía hay Narro para rato, a pesar de todas las broncas que se carga con los dos sindicatos desde hace tiempo”.
SE OLVIDA DE JUBILARSE
Pocos o muchos, los 36 años de labores que tiene en la Universidad no le quitan el sueño a Francisco Javier Rodríguez, quien es conocido entre sus compañeros como “El Ballo”. Asegura no sentirse enfermo para nada y trae muchas “vitaminas” para rato.
Desde uno de los corrales techados del área de Destete y Maternidad de Cerdos, Francisco Javier expone que durante todo el tiempo que tiene trabajando no tiene “Hay ocasiones en que se me olvida que cumplí el ciclo de años que marca la ley para jubilarme, pero yo me siento bien y le doy tiempo para que las autoridades universitarias junten una lana y puedan pagarme los más de 30 años que tengo Mientras regaba uno de los corrales con animales que se le acercaban para que los rociara con una manguera, “El Ballo” hablaba con ellos como si fueran humanos. “Hazte para allá, grandote. ‘Pulque’, deja a ‘Nenita’. ¡Chingao! ¿No entiendes?”, decía en voz alta y los animalitos de color rosado obedecían.
Con un sueldo de 3 mil pesos por catorcena, el hombre alto y de mirada dura tiene confianza en que los problemas económicos que arrastra la UAAAN encontrarán una solución satisfactoria.
Francisco Javier reconoce que en el departamento donde tiene años comisionado sí ha habido mejoras. Y también resalta que su gremio sindical les proporciona botas y ropa para desempeñar mejor sus labores.
QUIERE IRSE Y QUE LE PAGUEN
Ya hizo lo que tenía que hacer en la Universidad. Trabaja desde hace 27 años, y Wenceslao Casas Fraga, “El Wences”, afirma que está cerca de empezar sus trámites para jubilarse, alcance lo que alcance.
A sus 57 años, “El Wences” es un trabajador experimentado porque ha laborado en los diferentes campos de investigación que tiene la Universidad en diferentes puntos del país, como en Cuencamé, Durango, Noria de Guadalupe, Zacatecas, entre otros.
“Lo he platicado con Ana Laura Figueroa y está de acuerdo en que ya me retire de la Narro, a pesar de que todavía me faltan algunos años para alcanzar una pensión del 100%”, dijo Wenceslao, quien se siente satisfecho con los años que ha trabajado aquí.
Lamenta mucho lo que se vive actualmente en la Universidad y opina que eso se debe a que hubo personas que abusaron del poder que tuvieron.
“El Wences” disfruta mucho trabajar en las jornadas diarias de la Unidad Porcícola. Es un conocedor de todo lo que rodea a los cerdos desde que nacen y son comercializados. No se diga cuando se hacen cruzas con los animalitos y cuando entran a la maternidad.
ENTRE VACAS Y SU RETIRO
Desde 1995, Félix Villa Álvarez, “El Renacido”, trabaja en el establo donde se concentran los becerros y vacas lecheras. Arrearlas y darles de comer parece una tarea fácil, pero tiene su chiste hacerlo todos los días.
El trabajador de campo tiene poco más de 36 años de laborar en la UAAAN y se ríe cuando dice que trae mucha cuerda para seguir en el establo, donde sus compañeros del lugar lo respetan por la experiencia y manejo de ganado que tiene.
“Cualquier decisión que tome acerca de la jubilación me apoyan mi esposa María Guadalupe Sandoval y mis hijos, Lorena, Félix, Eduardo y Claudia”, comenta el jefe de familia, quien acaba de cumplir 56 años.
“El Renacido” dice que es difícil separarte de la noche a la mañana de lo que haces desde hace mucho tiempo, es por eso que sigue adelante y saca de su cabeza que llegó la hora de retirarse. “Así de sencillo”.
Para Félix Villa la Narro ha cambiado para bien y respeta la opinión en contra que puedan tener otros trabajadores. “Hay muchas cosas por hacer aquí”, y asegura que su gremio sindical los apoya con botas y uniformes cuando los necesitan.
El panorama de incertidumbre que viven los agremiados del SUTUAAAN y el SUTAUAAAN cada vez es más desolador por una razón: la Universidad enfrenta severas limitaciones para ajustar su plantilla de personal y para renovar su planta de profesores.
Hay 560 trabajadores que tienen la antigüedad para retirarse, pero no lo hacen por la falta de recursos institucionales para su liquidación. Se requiere un presupuesto extraordinario de 420 millones de pesos para el retiro de estos trabajadores. Una cifra inalcanzable para el rector Jesús Valenzuela.
Este año, en marzo, unos 720 maestros e investigadores de la UAAAN iniciaron una huelga que afecta a unos 5 mil 500 estudiantes, en demanda de un mejor servicio médico.
La huelga además pugnaba por el restablecimiento del sistema de pensiones, que tiene un déficit de 1,200 millones de pesos.
Los profesores exigen al rector que asuma su responsabilidad y se comprometa a exigir seguridad social por la que aportaron más de 30 años.
académicos.


inasistencias.

laborando”.


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