Arte
Por
Christian García
Publicado el lunes, 10 de marzo del 2025 a las 04:15
Saltillo, Coah.- Para Ana Clavel todo inicia en la piel. Para ella, el órgano más grande del cuerpo es una especie de libro que guarda las vivencias de quien la porta: letras en forma de cicatrices o moretones, en forma de besos invisibles o mordidas marcadas, pero también en golpes y heridas. Así, la piel es una especie de papel en el que se escribe la vida de cada uno, con sus placeres y dolores.
Por ello, decidió homenajearla con un libro en el que la autora aborda su historia: Autobiografía de la Piel (Alfaguara, 2025), en el que, influenciada por el sicoanalista francés Didier Ancieu, “personifica la importancia de la piel y sus características básicas que son protección, barrera, contención, las aplica a una suerte de piel síquica que nos constituye y de cuya formación y de cuyo buen funcionamiento depende nuestra estabilidad personal para relacionarnos con el mundo.
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Cuando esa piel no cumple las funciones para las que fue destinada de protección, de contención, entonces nos enfrentamos a un yo fracturado, perforado, dañado. Esa idea me pareció fascinante porque de pronto puede darle todo el peso a algo que en general no, en lo que no reparamos”, apuntó en entrevista con Zócalo.
Así, Ana Clavel aborda el tema de la piel por medio del mundo de las experiencias en un ensayo que se llena de metáforas cutáneas, pero que no sólo se quedan en la superficie, sino que ahondan en temas cada vez más actuales para los discursos del cuerpo como el placer y la sensualidad, temas que son recurrentes en su obra.
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Pensé en la piel como un personaje que pudiera dotarlo de una historia, de la posibilidad de que hablara y reflexionara, que pensara y hablara del mundo, que reflexionara sobre sí misma, sobre las palabras, de las metáforas, de la poesía, lo mismo que de la violencia, que de las caricias, que del placer, que del dolor.
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Por eso me pareció interesante introducir al personaje de la escritora Ana Clavel, por los textos que ha escrito antes y que tienen que ver con el cuerpo y la piel y los deseos, y también porque en una vuelta de tuerca me parecía que podía jugar con los niveles de ficción para de pronto establecer qué había detrás de la ficción, el núcleo vivencial vital de la propia escritora, que hablara del placer, sin culpa, sin remordimientos, esta idea de que el placer es una fuerza fundacional que nos constituye y a la que tenemos derecho y que nuestra sociedad muchas veces nos lleva a esconder deseos profundos que no siempre son correctos, políticamente correctos, que son de pronto tabús, como el incesto, como el deseo en una menor.
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Entonces me parecía que si creaba el personaje que habitaba esta piel fuera también un personaje inventado, pues esa posibilidad quedaba un poco como en esos territorios de lo imaginario, ¿no?
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Y pensarlo entonces en la idea de que estuviera detrás la escritora con la que comparto yo a nivel personal muchas cosas, pero pues que tampoco soy yo del todo. Eso me permitía legitimar esas vivencias como prueba de que no era nada más un invento el asunto del placer y la transgresión, que había una huella real para hablar de esa legitimación, esa reapropiación del placer como un paraíso propio”.
Para la también autora de libros como Territorio Lolita y El Amor es Hambre, la reflexión sobre la piel también la llevó a pensar en un “territorio para compartir, pero también puede ser la frontera, el límite en el que nos aislamos”, un espacio que pertenece sólo a quien lo vive y lo siente cada día de su vida, desde su nacimiento hasta su muerte, explicó la escritora.
A LEER:
Donde la Piel
Ana Clavel
Alfaguara, 2025
248 páginas
299 pesos
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