Coahuila
Por
Luis Durón
Publicado el domingo, 2 de marzo del 2025 a las 04:00
Allende, Coah.- La extradición de los hermanos Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales, el “Z40” y el “Z42” trajo tristes recuerdos a los habitantes de Allende, un pueblo de los Cinco Manantiales donde ambos líderes criminales orquestaron la masacre más cruel en la historia de Coahuila.
Aunque ahora Allende es un pueblo tranquilo y con un notable crecimiento económico, en algunas calles aún quedan las huellas de cuando se respiraba miedo y terror, cuando sus habitantes sólo salían para lo absolutamente necesario.
“Fueron días difíciles”, dice doña Esmeralda, de 55 años, quien relató que aquel 18 de marzo de 2011 no se olvida.
Se escuchaban las balaceras, se sabía de la desaparición de personas, se rezaba porque no fuera un ser querido. Eran días de zozobra, el miedo se apoderó de los allendenses.
En ese tiempo, los habitantes de Allende vivieron el terror. Ahora, doña Esmeralda cuenta que el pueblo es más tranquilo, se puede salir en la noche, no hay temor de que les pase algo, la gente disfruta de pasar las tardes en la plaza principal.
Paga el pueblo por traición
En esa fecha los hermanos Treviño Morales, líderes de la organización criminal “Los Zetas”, respondieron a la traición de tres de sus operadores que recibieron dinero sin reportarlo. La venganza fue cruel, entre el 18 y el 20 de marzo se emprendió una cacería de todo aquel que estuviera relacionado con los traicioneros, principalmente los Garza.
Para don José Manuel, la masacre de Allende fue un episodio de terror, él se encontraba trabajando en una mina cuando fue avisado de lo que estaba sucediendo en el pueblo. De inmediato se puso en contacto con su esposa y sus hijos. Ellos estaban bien pero atemorizados, sabían que el pueblo estaba siendo atacado, pero no sabían por qué.
Don José terminó su jornada laboral y se dirigió de inmediato a su hogar. El pueblo estaba desolado y lo más prudente fue refugiarse en su hogar y no salir, así pasaron varios días encerrados hasta que hubo más seguridad.
Ahora don José, ya jubilado, puede salir tranquilamente y dar su paseo matutino en la plaza principal. “Ya no hay temor”, dice, pues el pueblo está más tranquilo, todo ha cambiado y ya no existe el miedo. Señaló que la extradición de los hermanos Treviño es como dar el cierre a esa época álgida que les tocó vivir.
El refugio tras el refuego
Así lo percibe también Juan Antonio Reyes, pastor de una iglesia cristiana, quien relató que la Masacre de Allende los dejó marcados como comunidad. Desde ese marzo de 2011, el pueblo no fue el mismo donde creció, fueron momentos de temor y donde se puso a prueba su fe. Confiar en Dios lo ayudó a sobrellevar el miedo de salir a la calle y ser atacado por los criminales que se habían apoderado del pueblo.
Tras la masacre, Juan Antonio se dedicó a predicar la palabra de Dios y los miembros de su congregación se acercaron a él para vencer el miedo y salir adelante. A pesar que ninguno de sus seres queridos fue víctima de la masacre, señaló que el miedo se apoderó del pueblo. Fueron meses en los que Allende estuvo casi desierto, las personas salían sólo para dirigirse a sus trabajos, nadie permanecía en la calle más de lo necesario, dice.
Entre el olvido y el temor
Aunque para Esmeralda, don José y Juan Antonio, la masacre de Allende sólo es un triste recuerdo, a la fecha hay personas que aún se niegan a hablar de este crimen y al ser cuestionadas prefieren no dar una respuesta. Desconocen lo que pasó en este pueblo ubicado en la región de los Cinco Manantiales del norte de Coahuila y dicen no saber nada de los hermanos Treviño Morales ni de los desaparecidos.
A pesar que el tiempo ha pasado y con ello el pueblo se ha ido reconstruyendo, aún quedan vestigios de aquella noche, cuando uno de los Cinco Manantiales fue masacrado. Algunas de las casas destruidas por los Zetas permanecen como huella de aquella noche que se cometió un crimen de lesa humanidad.
Otras, en cambio, han sido remodeladas y en su lugar se han instalado locales comerciales como aquella ubicada en la esquina de Cuauhtémoc y Morelos, que se ubica justo frente al domicilio de quien fuera Alcalde del municipio en aquel entonces. Ahora hay una barbería y un negocio de venta de pollos asados, pero en el interior permanecen las paredes y el escombro de cuando la casa fue demolida con maquinaria pesada.
Descansan en su memoria
Estas casa y el memorial instalado en la plaza principal son los recordatorios de que un día el pueblo de Allende fue atacado por los Zetas: tres noches en las que oficialmente 42 personas fueron desaparecidas, aunque se especula que fueron más de 300.
De los desaparecidos no se sabe nada, solo que fueron llevados al rancho de los Garza, ubicado sobre la carretera estatal a Villa Unión, donde fueron ejecutados y sus cuerpos incinerados. Una doble desaparición en la que ni siquiera permitieron a sus familiares tener una tumba donde llorarles. Doña Esmeralda señaló que en el panteón no hay nadie de las víctimas enterradas porque sus cuerpos nunca fueron encontrados.
‘Inevitable la pena de muerte’
Aunque la defensa de Miguel Ángel Treviño, “Z40“, y Alejandro Omar Treviño Morales, “Z42”, exlíderes de Los Zetas, declaró que México no puede frenar la imposición de la pena de muerte, el fiscal General, Alejandro Gertz Manero, señaló que dicho movimiento se fundamentó de acuerdo a la Convención de Palermo y la Ley de Seguridad Nacional.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el abogado señaló que no existe manera de que México garantice que no se aplique la condena máxima a las personas que fueron “trasladadas” a Estados Unidos, así como lo insinuó el Fiscal.
“ Nosotros tenemos un acuerdo muy claro en el sentido que una legislación como la mexicana que no tiene esa sanción debe ser respetada en los países que nosotros tenemos un convenio. Nuestra garantía es la ley (…) cuando se sujeta a una operación a una convención internacional; como fue en este caso se tienen que respetar las condiciones de esa convección, no hay duda”, señaló el Fiscal en conferencia de prensa al ser cuestionado sobre la posible pena de muerte contra seis narcotraficantes que fueron enviados a EU.
Violación
El abogado de los hermanos Treviño Morales argumenó que sí hubo una violación a las suspensiones, derechos humanos y todo procedimiento que se tuvo que haber realizado antes de trasladarlos a Estados Unidos.
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