Un hecho insólito registró la otrora apacible ciudad de Saltillo

El 15 de agosto de 1987, un atribulado matrimonio acudió ante la Policía Municipal, a cargo del teniente del Ejército Mexicano, Alberto Madrigal Uribe, pidiendo la colaboración de la corporación para localizar a su menor hijo de apenas 12 años, quien había desaparecido desde las 9 de la mañana y eran las 3 de la tarde y el pequeño no había sido encontrado, por más vueltas que dieron por las calles que ahora forman parte del Centro Histórico de la ciudad.

El chamaco se separó de sus padres y se alejó de ellos. Estos buscaron en comercios, instituciones diversas, preguntaron a los transeúntes, dando santo y seña del muchachito y nada. No perdieron la fe y visitaron a Madrigal Uribe, el director de la Policía Municipal.

Él, caballeroso y atento como era, giró instrucciones precisas para que mediante una fotografía, a la cual sacaron copias, varios agentes de la uniformada “peinaran” literalmente la zona en busca del niño.

Pero inverosímil (muy difícil de creer), pero cierto, el niño fue encontrado en Catedral (hacia allá lo llevó Dios) por uno de los policías, horas después de la intensa búsqueda.

Exactamente Jesús tenía 12 años cuando desapareció de sus padres y, tras la búsqueda, tres días después fue encontrado en el templo. Hecho que rompe los secretos del Evangelio sobre los años ocultos de Jesús.

Saltillo puede presumir como en Jerusalén, y a más de 2 mil años, “que el niño perdido fue hallado en el templo”. Este pequeño saltillense encontrado en la Catedral, aunque usted no lo crea, fue bautizado con el nombre de Jesús Cristo Sosa Samaniego.

Sin duda alguna es mucha coincidencia, dirá usted, pero fue un hecho real que registró los anales policiacos de Saltillo del Niño Jesús Cristo, perdido y hallado en Catedral.

La anécdota la platicaba con ese buen sentido del humor que tenía el teniente del Ejército Mexicano, Alberto Madrigal Uribe, hombre bueno y recto, que también fue primer comandante de Bomberos de la ciudad.