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La histórica elección de delegados

Por Ricardo Torres

Hace 1 año

Muy atrás quedó ya aquella jornada electoral verdaderamente democrática, que le diera un triunfo arrollador al candidato Andrés Manuel López Obrador en las elecciones federales del 1 de julio de 2018. Aquello fue un acontecimiento sin precedentes en la historia nacional, que dejó atónito a los medios mexicanos e internacionales, ante la contundencia de los resultados. Fue un momento inédito, un día de gloria para la democracia mexicana.

Así pues, el domingo pasado, el partido Morena, del Presidente, realizó a nivel nacional su proceso de elección de delegados al Congreso Nacional de Morena. La importancia de estos delegados radica en su participación directa en la selección de candidatos para las elecciones de los años 2023 y 2024, y quizá por ello, en esta elección interna los contendientes no tuvieron censura en echar mano de todo tipo de marrullerías e ilegalidades para lograr su propósito. A pesar de esto, al día siguiente, en su mañanera, el Presidente no dudó en desestimar los señalamientos de estas malas prácticas, y por el contario dijo que la elección, preparada por los mismos miembros de su partido, había sido exitosa, histórica y con una concurrencia masiva.

De lo anterior, quizá en lo único que el Presidente no se equivocó, fue en denominar a esta elección de delegados de Morena como histórica, y es que, al ver renacer todo tipo de prácticas antidemocráticas del pasado, los mexicanos nos remontamos a aquellas elecciones que tanto acostumbró el viejo PRI en nuestra historia pasada, aquellas en las que la simulación democrática era precisamente lo que se practicaba en cada ejercicio eleccionario: los acarreos, el embarazo de urnas, la compra de votos, la coacción a la gente a través de los programas de desarrollo social, era lo acostumbrado.

Las estadísticas no mienten, ya que de los dos millones y medio de participantes en este simulado ejercicio democrático, más del 80% son personas de la tercera edad y jóvenes menores de 20 años, ambos con acceso directo a una prestación gubernamental, lo que se traduce en una majadera manipulación de la voluntad de los participantes. Cientos de canales televisivos nacionales e internacionales dieron cuenta de la ignorancia de los votantes, los cuales a pregunta expresa decían desconocer para qué diablos los llevaron y los mantuvieron formados ahí, en una dolorosa sumisión inducida por el hambre, el miedo y la necesidad.

Con las anteriores prácticas del partido que detenta el poder, los mexicanos debemos olvidarnos definitivamente, de aquellas promesas del candidato presidencial del 2018, el cual se decía amante de la democracia, y que nos hizo creer que con su llegada al poder y el de su Movimiento Regeneración Nacional desaparecerían casi automáticamente estas lacerantes tácticas, situación que obviamente no sucederá.

Ante estos lamentables hechos, lo único que se hace verdaderamente evidente es que, al Presidente le hace falta recordar que en el 2018, mucha gente salió a votar, y lo hizo porque estaba cansada de lo que era el ejercicio gubernamental arbitrario e insensible, como cuando gobernó el PAN y el PRI, y que por esa causa miles y millones salieron a ejercer el poder que radica en el pueblo de México, no vaya a ser que por olvidarlo, en las próximas elecciones los mismos vuelvan a salir a las urnas, solo que a votar en contra de este régimen.

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