La ley del divorcio fue decretada en México por Venustiano Carranza el 29 de diciembre de 1914, justo un día de su cumpleaños y asesorado por la feminista y sufragista Hermila Galindo, su secretaria particular en ese entonces.

La idea era liberar del yugo matrimonial a las mujeres, que solo estaban destinadas a la reproducción y al trabajo doméstico y acabar con la noción del matrimonio definitivo.

Hermila Galindo fue pieza clave del decreto de las leyes de divorcio, así como en el impulso de los derechos de las mujeres a la equidad e igualdad a principios del siglo pasado y consiguió ser electa hasta 1952 como diputada. Sin embargo, el voto femenino no fue la única de sus luchas, ya que gracias a su publicación, La mujer moderna logró expandir su ideario.

Ahoy en día ¿cómo se realiza un divorcio? Se declara su sentencia por un juez de lo Familiar, tras los procedimientos judiciales en los términos y formalidades exigidos por el Código Civil aplicable a cada estado. Existe un capítulo dentro del Código Civil Federal para el divorcio, artículos 266 a 291, mismo que deberá ser observado por la legislación de cada estado.

La ley de 1874 sobre el matrimonio establecía una subyugación total de una mujer para con su vínculo conyugal e indicaba que el matrimonio se consideraba una unidad fundamental de la sociedad en la cual las mujeres eran el piso. El objeto esencial del matrimonio era la procreación de hijos, la reproductividad y que mejor que fuera prolífico, además de vigilar la educación de los hij@s y la noción de permanecer hasta que la muerte los separase y ser un apoyo permanente mientras ambos existieran. El divorcio mataba la noción de la unión definitiva, empoderando los derechos de las mujeres quienes nunca fueron tomadas en cuenta y soportaban matrimonios violentos y violatorios de sus derechos humanos.

Galindo, gracias a su cercanía con Venustiano Carranza, logró también que se incluyese el reconocimento de los derechos de las mujeres en la Constitución de 1917. Lo importante de Hermila Galindo, más allá de su conocimiento de la situación social y política de las mujeres mexicanas, fue su sensibilidad para notar la evidente y obvia diferencia en cuanto al trato hacia las mujeres y los hombres. Empezando con los derechos civiles elementales como votar y ser votado y elegir una vida. El matrimonio era una cárcel para muchas mujeres y al poder divorciarse eran liberadas, podían volver a casarse o no…Hecho insólito en una sociedad que durante años había privilegiado el matrimonio como el fin último el mejor fin, para cualquier mujer.

Es fundamental la participación y acción de Venustiano Carranza como un hombre de vanguardia y que tuvo el tino de hacerle caso a Hermila Galindo.

Un par de años después de la promulgación de la ley del divorcio el 1914, en el primer congreso feminista en Mérida, Galindo habló sobre cómo debiese ser la participación de las mujeres en México, dejando atrás las actitudes pasivas y volcándose en la acción, principalmente de tomar sus propias decisiones respecto a su vida.

Por supuesto que el divorcio también beneficiaba a los hombres, pero en el caso de las mujeres al obtener ese derecho podían elegir su vida. Tomar decisiones, casarse de nuevo y obtener también una custodia o cuidado compartido con el cónyuge.

El estigma del divorcio sobre una mujer ya es otra cosa, algo con lo que muchas aún siguen lidiando tras sus separaciones. En un hombre nunca impactará de la misma forma y por convención, es quien, sea padre o no, permanecerá soltero.