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La misión olvidada

Por ATL DEL DESIERTO

Hace 1 mes

En toda la historia, los pueblos que han dominado, o considerados mas avanzados, han sido y son, lo que tiene la capacidad de solucionar sus problemas.

Desde tiempos de Mesopotamia, la civilización fue solucionando sus problemas, desde el fuego, la metalurgia, la agricultura, procesos alimenticios etc., en todo ello, los pueblos se orientaban a resolver sus problemas, y, beneficiados por ello, tenían ventajas para sus ciudadanos.

Paralelo a eso, los pueblos fueron desarrollando sus sistemas educativos con lo que lograban que su población tuviera en promedio capacidad para aprender en edad mayor, en empleos, o actividades artesanales para ser útiles para su trabajo y para sus familias.

La iglesia en la época posterior al desarrollo de América como parte de la cultura occidental, la iglesia católica, por sus creencias, empezó a ser un lastre al desarrollo de la ciencia y tecnología, algo lógico, un libro considerado poseedor de todo lo que debe saber un creyente, que fue escrito por un pueblo de pastores (siempre se ha dicho que los mas mentirosos son los pastores y los cazadores), estorbaba en su contenido con teorías o descubrimientos, pues eran tratados como herejes quienes se atrevieran a contradecir aquella platica frente a la fogata con el rebaño a un lado, (esa estructura persiste con las sectas religiosas en la que un oportunista, “iluminado” engaña a inocentes y les saca provecho o hasta abusa de ellos).

Después de Napoleón, al debilitarse el vaticano ante la disminución del temor a la furia religiosa, en muchas naciones se disparó el conocimiento teórico, algo que llevó a un enorme avance en el conocimiento científico, claro en muchas, se conformaron con educar “sabios” anodinos, ente que se acomodó en la cultura occidental.

En países como Inglaterra, Alemania, Suecia, Holanda, Rusia, y alrededores, muchas mentes, ayudadas solo de pizarrón y gis, razonaron y exhibieron teorías, muchas de ellas comprobadas con el tiempo, sobre la composición y comportamiento de los elementos, resulta increíble que, cien años antes, ni de broma hubiera imaginado todo lo que sucede en un insignificante grano de arena, o que en el cielo estrellado, solo veíamos el mínimo porcentaje del universo, pero allá se preopucparon por que sus conocimientos se aplicaran a la vida diaria, a la solución de problemas.

En México no tuvimos esa suerte, la ciencia estuvo siempre atrasada, el sabio mexicano se caracteriza por humillar frente al pizarrón o en la plática, a quien se le aproxime, pero es incapaz de resolver un problema real usando su conocimiento como herramienta.

No hemos superado el estatus de país de artesanos, tenemos miles de mexicanos ingeniosos que no se rinden ante un problema hasta obtener la solución, pero ese genio no escala a los niveles de universidades ni empresas, las cuales, por cierto, invierten cantidades ridículas en investigación y desarrollo.

En las universidades, cuando accidentalmente generan algo valioso, de inmediato los investigadores encuentran el camino para patentarlo en forma personal ,(acto por cierto inmoral; si un empleado a quien se le paga por hacer investigación en tiempo completo, algo generado, además, con recursos de la institución, es propiedad de la institución), en esa actitud, el investigador, al no sacar provecho, prefiere dejar en el olvido su “portento”. Algo muy diferente sucedió en, por ejemplo, en Europa, el desarrollo de la tecnología nuclear, entre muchos científicos, fueron desarrollando la teoría, hasta alcanzar el objetivo.

En México tenemos muchos sabios anodinos, es irrisoria la producción de la comunidad científica, la UNAM tiene cientos de doctores que solo producen detritus y CO2. se conforman con publicar algo teórico, solo para sobrevivir en el sistema nacional de investigadores, las patentes son mas escasas que los días de lluvia en el desierto de Coahuila.

Sumado a eso, ahora vivimos una invasión de “doctores de dos cilindros” profesionales que no dominan su tema, ni hacen investigación, esos grados son alcanzados y presentados, solo para mejorar sus ingresos sin dar nada a cambio.

En términos generales, México vive ignorando el propósito de su gobierno y su educación, que es la solución de problemas de los mexicanos.

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