Prevención del delito antes que represión: el cambio de paradigma político y económico del país trajo consigo transformaciones profundas en las instituciones que sostienen el desarrollo social. Una de las más relevantes fue el modelo de seguridad pública. El punto de inflexión se produjo en 2018 con la llegada al poder de la Cuarta Transformación (4T), que impulsó un enfoque orientado a la prevención y la proximidad ciudadana. Este modelo retoma los principios de la policía de proximidad, inspirada en el concepto de policía comunitaria formulado en el siglo 19 por el inspector inglés Sir Robert Peel, y posteriormente adaptado y modernizado en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo 20.

El principio rector consiste en dejar atrás la figura del policía militarizado y reactivo, para dar paso a un agente cercano a la ciudadanía, capaz de atender sus necesidades de manera rápida. La proximidad policial se sustenta en tres pilares fundamentales que garantizan el respeto a los derechos humanos y cívicos de las personas: 1. Prevenir antes que corregir: se privilegian las labores de inteligencia y prevención sobre la acción coercitiva. 2. Mediación del conflicto: el policía actúa también como agente conciliador entre ciudadanos. 3. Colaboración comunitaria: la participación de la comunidad es indispensable para el éxito de la seguridad pública.

El modelo policiaco en Saltillo

Durante el sexenio federal 2011-2018, las policías municipales del país operaron bajo el esquema de mando único, mediante el cual el control operativo recaía en el gobernador de cada entidad federativa. Este modelo concentraba la dirección de las corporaciones locales en un director estatal de policía, dejando al presidente municipal prácticamente al margen de las decisiones y de la estructura jerárquica en materia de seguridad.

Con la creación de la Comisaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a partir de 2018, se impulsó un proceso de descentralización de los mandos. Bajo este nuevo esquema, la Administración municipal adquirió la facultad de nombrar a un comisario, ratificado por el cabildo, quien asume la responsabilidad de dirigir las actividades de la Policía Municipal. Saltillo no fue la excepción: el Municipio adoptó este modelo con el propósito de fortalecer la proximidad ciudadana, la prevención del delito y la autonomía institucional de su corporación policial. La separación del mando estatal permitió conformar una policía estructurada en agrupamientos especializados según sus funciones: vial, montada, antimotines, unidad canina (K9), entre otros.

La descentralización también trajo consigo mejoras en las condiciones laborales y salariales. Entre 2022 y finales de 2024, el sueldo promedio de los policías municipales aumentó alrededor de 25%, pasando de 15 mil a 20 mil pesos mensuales. Los efectos de esta transformación fueron registrados por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi. En el primer trimestre de 2025, sólo 24.5% de la población de Saltillo manifestó sentirse insegura viviendo en la ciudad, lo que la ubica entre las localidades con menor percepción de inseguridad en México.

La Policía Montada

Es posible que en la memoria de algunos mandos policiacos formados en la Ciudad de México -particularmente aquellos que ocuparon cargos administrativos y recibieron capacitación en el extranjero- haya quedado grabada la imagen icónica de la Policía Montada de Canadá del siglo 19. Aquel jinete sobre un caballo de tez blanca, vestido con una sarga roja, botas altas y un sombrero Stetson de ala ancha, representaba la autoridad y la presencia del Estado en las vastas praderas del norte. Aunque hoy en día el caballo y su jinete cumplen sobre todo funciones ceremoniales o de exhibición, la figura de la policía montada persiste como un símbolo de disciplina, grabado en el imaginario colectivo del ciudadano común.

Escuadrón equino de Saltillo

El primer agrupamiento equino se organizó en 1988 y se componía de un reducido grupo de entusiastas y osados jinetes que recorrían la periferia de la ciudad y algunos ejidos del municipio. No obstante, esa compañía pronto se disolvió: se cambiaron pencos por drones y tanquetas para reprimir a los delincuentes. Es probable que, por la afición a los caballos del entonces presidente municipal de Saltillo -y hoy gobernador constitucional de Coahuila (2023-2029)-, se retomara esa vetusta idea de la Policía Montada.

En 2020, una cuadra de 8 corceles -bautizados como Pulque, Zapalinamé, Dino, Matlachín, Sarapero, Titán, Centella y La María- contó con 14 jinetes que los acompañan en los rondines. La inversión inicial fue de 1.6 millones de pesos, que, además de la compra de los equinos, incluía vehículos motorizados, remolques, etcétera. El portal de transparencia del Municipio no desglosa el monto de los impuestos de los residentes que se destinan a cubrir los gastos del escuadrón equino y sus jinetes; la información publicada se limita a un presupuesto anual de mil 700 millones de pesos en 2025 para Seguridad Pública.

En ocasiones se les ve en la Ruta Recreativa dominical, por el rumbo del glorioso Ateneo Fuente, o en los jardines de la Alameda Zaragoza, cerca del pozo del agua. Fue una caballería infaltable en el desfile que organizó la Administración municipal (2021-2024) en julio, para honrar el aniversario de la ciudad. Tampoco se tiene acceso público, al menos para el contribuyente, a registros de sus logros o hazañas en pro de la tranquilidad y seguridad de las familias asentadas en Saltillo. La capital de Coahuila aspira a convertirse en la ciudad más vaquera de México, y sería ideal crear símbolos en el imaginario de los saltillenses: la montada puede ser uno de ellos.