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Coahuila

La realidad de las remesas en México

Por Ludivina Leija

Hace 2 años

Las remesas, en términos sencillos, son los envíos de dinero de aquellas personas que radican en otra nación a su país de origen, según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef). En México, es común que las personas que emigran al país vecino del norte (Estados Unidos de América) en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo, manden remesas a sus familias que se quedan en el país.

Durante la presentación del tercer informe del Gobierno federal, el pasado 1 de septiembre de 2021, se hizo mención de que, en comparación con el 2020, durante el presente año se ha registrado un incremento de 18% sobre las remesas realizadas por los paisanos migrantes, lo cual se anunció como un “récord histórico”. El Mandatario federal indicó que “el dinero de las remesas [un promedio de 7 mil 600 pesos mensuales] llega hasta abajo, a las familias y comunidades más pobres del país”, lo cual, aunado al gasto público en programas de bienestar, es la esencia de la estrategia para enfrentar la crisis, reactivando más pronto la economía.

Según la Comisión, el impacto de estas remesas consiste en que las mismas contribuyen al desarrollo de comunidades al incrementar capacidades de compra, mejorar las condiciones de educación, propiciar la generación de empleos y al incentivar la producción de bienes de consumo, comercio y venta. No obstante, para estudios realizados por autores como Canales (2006), estos envíos de dinero tienen un limitado y restringido impacto en el desarrollo y la reducción de la pobreza, debido a que, si bien las familias de los migrantes pueden mejorar su nivel de vida, ello no representa una estrategia para superar y resolver el problema estructural de la pobreza. En ese sentido es necesario comparar el flujo del dinero per cápita que representan las remesas, frente al nivel de pobreza per cápita en zonas rurales y urbanas en el país.

De tal forma, el autor concluye que las remesas y la migración son el único recurso de sectores de la población para enfrentar el empobrecimiento, por lo cual no pueden considerarse como un fondo de ahorro-inversión sino la forma en que se afronta la insuficiencia de las políticas macroeconómicas. En todo caso, Márquez (2006) propone necesario el replantear el aporte que hacen los emigrantes al desarrollo local, regional y nacional del país, realizando una investigación más integral y comprensiva sobre las dimensiones estratégicas de la integración económica, el desarrollo y la migración.

En estos términos, la realidad de las remesas es que estas no deben constituir el principal recurso para combatir la pobreza en México y para promover el desarrollo, pues, entonces, estaremos confiando parte del progreso económico y social a la población que originariamente se encontraba en condiciones de marginación y se traslada a Estados Unidos de América para prestar su trabajo y enviar parte de su salario, a través de instituciones financieras transnacionales.

Por lo anterior, es que se puede concluir, a título personal, que la economía merece un desarrollo local, regional y nacional que vaya más allá de la dependencia hacia estas remesas y que se enfoque en la obtención de competencias laborales suficientes para poder acceder a mejores y mayores oportunidades de crecimiento. Aunado a ello, sin entrar al análisis de políticas migratorias entre ambos países, esta población que envía sus remesas no necesariamente radica legalmente en dicho país, lo cual no fue examinado a profundidad y, sin duda, merece nuestra atención.

Las remesas y el incremento de las mismas no debe considerarse como el éxito de un Gobierno sino su incapacidad de generar condiciones de desarrollo interno y la amplia oportunidad de implementar políticas para evitar que, en nuestro caso, un gran flujo de mexicanos emigre en busca del desarrollo económico que no encuentra en nuestro territorio.

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