Desde la escuela nos enseñaron que la revolución mexicana se inició un 20 de noviembre de 1910; que don Francisco Ygnacio Madero (con “Y”, como aparece en su acta de bautismo), fue el principal iniciador; pero la historia misma y como nos la cuentan, parece empeñada en olvidar el sitio en donde estaba Madero en esa fecha.
Al fracasar por tratar de lograr el cambio por la vía pacífica por medio de elecciones, Madero decidió huir del país, para evitar perder la vida en manos del gobierno porfirista que combatía, estuvo en San Antonio, Texas y desde ahí, planeó que el levantamiento armado debería iniciarse en todo México, el 20 de noviembre de 1910, él lo haría personalmente desde Ciudad Porfirio Díaz, como se le conocía a nuestra ciudad, la escogió porque él era coahuilense, orgulloso de su tierra y quería defender la democracia desde su estado natal, además de que la ciudad ostentaba el nombre del dictador, con cuyas ideas no compartía y que lógicamente combatía.
Madero planeó el movimiento con dos jefes militares y 300 hombres cada uno. El día señalado, a la una de la madrugada, después de haber pasado una noche de insomnio y de soportar una temperatura muy baja, Madero partió a la cabeza de un pequeño grupo con el que había pernoctado en la víspera, en el rancho texano llamado “El Indio”.
Le acompañaban su hermano Raúl, el periodista Paulino Martínez, los hermanos Rubén y Octavio Morales, Arturo Lazo de la Vega, Onésimo Espinosa, Julio Peña, Francisco Flores, el Lic. Roque González Garza, que después fue general y después presidente de México, Rafael Aguirre Olmos y José Díaz, para situarse a las 8 de la mañana, del 20 de noviembre de 1910, en las márgenes del Río Bravo, en el lugar conocido como “Las Islas”, cerca de la ciudad, pero Río abajo, para reunirse con el contingente programado, reclutado por Catarino Benavides, tío de Madero y las fuerzas revolucionarias reclutadas en Ciudad Porfirio Díaz por el jefe del Partido Antireeleccionista, Eduardo Bustamante y Erasmo Anguiano, contingente que nunca llegó.
Uno de los jefes no se presentó y el segundo lo hizo con 10 hombres, de los cuales 4 o 5, iban armados solamente con carabina, los demás con pistolas y todos con una escasa dotación de cartuchos, llegaron al sitio programado a las 16:30 horas. Madero entrevió su fracaso y comprobó que varias patrullas no dejaban de vigilar la frontera.
A las 17 horas se disolvió el grupo y Madero resolvió ir hasta la hoy Villa de Guerrero, feudo controlado por su abuelo paterno, don Evaristo, para personalmente tratar de reclutar voluntarios, sin éxito. Tres días después, el 23 de noviembre, Madero regresó a Estados Unidos gracias a las simpatías de algunos colonos de Eagle Pass y de ahí partió de regreso a San Antonio, viajó por Estados Unidos, llegó hasta Chihuahua, donde finalmente logró iniciar y dirigir el movimiento armado en Ciudad Juárez, con el resultado que ya la historia consigna y que es de todos conocido.
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