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Publicado el martes, 20 de mayo del 2025 a las 02:12
Ciudad de México.- En internet y en persona, la gente clama por tener en sus manos a los Labubu, muñecos “bienintencionados”, pero algo traviesos. Un viernes de abril, había una fila de cientos de personas frente a la tienda Pop Mart de Los Ángeles, Estados Unidos, a las 04:45 horas.
Korin Reese pensó que había llegado algo temprano y se quedó atónita al ver que ya había clientes esperando. Algunos traían bancos y sillas plegables para sentarse, mientras que otros tenían bolsas llenas de botanas y bebidas. Reese se enteró de que algunas de las personas en la fila estaban allí desde las 22:00 horas del día anterior.
Ellos, como Reese, querían hacerse con la última serie de un nuevo muñeco de llavero llamado Labubu, que se vende exclusivamente en Pop Mart, una tienda china de artículos de coleccionista.
Los muñecos, que pertenecen a una tribu llamada The Monsters, son los últimos de una larga estirpe de icónicos personajes coleccionables de Asia, como Hello Kitty —ahora una matriarca de 50 años—, Sonny Angel y Gudetama.
Los Labubu son duendecillos nórdicos peludos, de dientes puntiagudos, sonrisas traviesas y orejas pícaras. Todos son hembras, tienen buen corazón, pero a veces, cuando van repartiendo alegría, se meten en problemas. Problemas “bienintencionados”, dijo Emily Brough, jefa de licencias de Pop Mart de América del Norte. “Nunca es con malicia”.
Las criaturas, conceptualizadas en 2015 por un artista nacido en Hong Kong, Kasing Lung, empezaron como personajes de una serie de libros infantiles. En 2019, Lung firmó un acuerdo de asociación con Pop Mart para convertir a estos duendes de cuentos en juguetes coleccionables de diseñador, empezando por una línea de figurillas.
La primera serie de llaveros Labubu de Pop Mart, llamada Exciting Macaron, salió a la venta en octubre de 2023.
Cada vez que ha salido un nuevo Labubu, se ha agotado en cuestión de minutos en internet. (Cada muñeco cuesta unos 30 dólares, pero algunos artículos de edición limitada pueden costar más).
Han generado comunidades —en la vida real y en internet, donde los fans conversan sobre consejos para conseguir muñecos o vestirlos y comparten imágenes de sus colecciones— y se han convertido en inesperados accesorios de moda, a menudo yuxtapuestos a bolsos de lujo.
El éxito de Pop Mart, la empresa china que está detrás de la marca, ha sido en cierto modo a prueba de recesiones, según Bloomberg, y sus acciones y ganancias han aumentado a pesar de la incertidumbre económica mundial y la preocupación por la guerra comercial.
La empresa declaró ingresos de mil 800 millones de dólares en 2024, un aumento de más del 100% respecto al año anterior. Los Labubu y la tribu de The Monsters aportaron unos 400 millones de dólares de ingresos el año pasado —un crecimiento del 726 por ciento respecto al año anterior—, lo que los sitúa entre los productos más vendidos de la empresa.
Fue el año pasado cuando la popularidad de los muñecos realmente despegó, pasando del mundo del coleccionismo de nicho a la corriente cultural dominante.
La primavera pasada, Lisa, miembro del grupo pop Blackpink y una de las estrellas de The White Lotus, publicó en su cuenta de Instagram una foto de su Labubu colgando de un bolso Louis Vuitton. Y en otoño, se sinceró sobre su obsesión por Pop Mart y los muñecos en una entrevista con Vanity Fair. “Gasté todo mi dinero” en esas tiendas, dijo a la revista.
Luego, en febrero, la estrella del pop e icono de la moda Rihanna fue vista con un Labubu, también enganchado a su bolso Louis Vuitton; la cantante Dua Lipa también fue vista con uno.
Una de las formas en que Pop Mart ha despertado el interés por los muñecos es lanzar algunos de ellos en cajas sorpresa o “cajas ciegas”, para que los compradores no sepan cuál Labubu se esconde dentro.
Esa estrategia de distribución es lo que “mantiene a los fans interesados” y constantemente alertas, dijo Joshua Paul Dale, autor de Irresistible: How Cuteness Wired Our Brains and Conquered the World.
En diciembre, fue esa misteriosa tendencia la que hizo que detuvieran en un aeropuerto a Martin Andre Navarro Nibungco, un músico de 22 años. Regresaba de unas vacaciones en Bangkok a su casa de Los Ángeles con 12 muñecos Labubu en la maleta para regalar a sus amigos.
Tuvo que cambiar a un vuelo nacional en el aeropuerto de San Francisco y, al pasar por el control de seguridad del aeropuerto, seis agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte se abalanzaron sobre su maleta y se lo llevaron aparte.
En respuesta a la moda de los Labubu, han surgido minindustrias enteras en sitios como Etsy y AliExpress, donde los creadores venden diminutos trajes diseñados específicamente para las figurillas, asientos de coche para que se sienten en ellos e incluso pequeños bolsos para que los muñecos lleven cargando.
Un día antes de que la nueva línea de Labubu saliera a la venta en las tiendas de Estados Unidos el pasado abril, los muñecos debían estar disponibles en internet desde las 22:00 horas del este. Pero el sitio web y la aplicación de Pop Mart se cayeron porque recibieron más tráfico del que la empresa esperaba y para el que se había preparado, dijo Pop Mart en un correo electrónico.
En Reddit, los usuarios compartieron que estaban entrando en pánico y actualizando el sitio web con vehemencia.
En un momento dado, la multitud en Los Ángeles se estaba inquietando cada vez más, dijo Reese, y la gente se empujaba para llegar hasta el frente. En medio del caos, una mujer que estaba delante de ella cayó al suelo. Al final, Reese se fue con las manos vacías. No importaba: ya tenía seis muñecos en casa.
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