Hace un año, el centro del municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, se llenó de pancartas con fotos de desaparecidos, casi todos muy jóvenes. Vestían ropa modesta y sonreían a la cámara. Hay una “política de silencio” sobre los desaparecidos. Son muchos adolescentes, dijo ese día la madre de uno de los muchachos, según reportó Radio UdeG. Meses después, las cifras oficiales lo confirmaban: la mitad de los desaparecidos en los Altos de Jalisco, unas 350 personas desde 2018, son de Lagos.
“En la mayoría del país, los jóvenes asesinados están principalmente en sus treintas. En Lagos de Moreno y los alrededores, están en sus veintes. Eso nos habla de un posible reclutamiento forzado y disputas entre el CJNG y el grupo del Mayo Zambada allí”, me dijo Eduardo Guerrero, de la consultora Lantia Intelligence.
En los últimos meses, las alertas de una tragedia inminente se acumularon en la prensa local, con poca repercusión fuera de allí. Una noche en septiembre del año pasado, varios hombres atacaron a policías municipales, incluido el subdirector de la policía. El caso terminó con la renuncia del comisario policiaco.
En enero, otro enfrentamiento dejó tres muertos, luego de que unos policías fueron a la carretera a investigar la denuncia del robo de un auto. El Alcalde, Tecutli Gómez, dijo que la violencia se ha agravado desde 2017. Pidió ayuda. La Comisión Ejecutiva del Consejo Estatal de Seguridad de Jalisco determinó que “reforzarían la seguridad”.
Dos meses más tarde, el comandante de la zona militar dijo que, hacia finales del verano, establecerían un cuartel en Lagos. Mientras tanto, las cosas empeoraron.
El 20 de mayo, unos hombres asesinaron a dos oficiales de la Guardia Nacional e hirieron a cuatro. Semanas más tarde, fueron rescatadas varias comerciantes de flores, que estaban secuestradas.
En los últimos días, una buena parte de la prensa en México ha estado ocupada con el horror de la desaparición de cinco jóvenes en Lagos. Si uno revisa estos antecedentes, las autoridades no pueden decir que el caso les ha tomado por sorpresa.
¿Quién está detrás de esta violencia? ¿Qué está pasando en Lagos?
Las autoridades han monitoreado un aumento de la violencia en Teocaltiche, un municipio cercano a Lagos, por la presencia de un grupo llamado Flechas Operativas, que en los círculos de seguridad asocian con el histórico líder del cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada. La irrupción, de confirmarse, es grave, porque esa zona ha sido en los últimos años casi del total control del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En la casa donde dicen las autoridades que retuvieron a los cinco jóvenes en Lagos había un grafiti que dice “Bienvenidos MZ”. Una parte de las autoridades creen que es un distractor, para relacionar a Zambada con el caso. Guerrero consideró que puede indicar “justo lo que está pasando allí”.
El problema es que para abundar en esta hipótesis no sabemos mucho sobre “El Mayo”.
“Nadie en el Gobierno está investigando al ‘Mayo'”, me dijo hace poco un alto funcionario obradorista. La afirmación no es del todo cierta. En los últimos meses, han detenido a empleados de “El Mayo”. Sin embargo, la percepción revela una molestia profunda, que he escuchado en otros altos mandos del Gobierno federal, acerca del silencio que rodea a Zambada y a sus acciones criminales, no del pasado, sino de hoy.
EU tiene un caso criminal abierto contra “El Mayo” desde hace más de 20 años. Tiene también una solicitud de extradición pendiente. En México, fuentes de la Fiscalía federal -que piden no ser identificadas- afirman que no hay un caso contra él, ni investigaciones recientes.
Y todo lo que sabemos de “El Mayo” parece venir de EU. Por el juicio de su hijo Vicente en Chicago supimos que había arreglos entre “El Mayo” y la DEA. Por los juicios de “El Chapo” Guzmán y de Genaro García Luna en Nueva York, nos enteramos de que “El Mayo” se ha encargado de acuerdos corruptos con autoridades mexicanas. Por las acusaciones contra los hijos de “El Chapo” supimos de la disputa entre “El Mayo” y “Los Chapitos”, tras la captura y extradición de “El Chapo”.
Por el caso de Lagos sabemos que las autoridades sospechan: un grupo criminal que trabaja para “El Mayo” está en Jalisco. ¿Cuántos muertos más se necesitan para que México investigue seriamente a “El Mayo”?
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