México.- Era sólo cuestión de tiempo para que la moda de las llamadas botas picudas se instalara en la ciudad.

Pero no sólo para su comercialización, sino un lugar en donde se fabricaran las famosas botas de hasta dos metros de largo… lo cual ya sucedió.

Desde octubre del año pasado Alberto Sánchez y el equipo de Rancho + Hipsters han fabricado cerca de 50 pares de botas picudas, aunque ninguno de ellos las ha vendido en Monterrey.

Los pedidos se han hecho desde Distrito Federal o de Coahuila principalmente. Los compradores las buscan para poder asistir a un concierto de música tribal.

“El primer pedido fue de un chavo del Distrito Federal, quería asistir al concierto del 3ball Monterrey con unas botas color cebra, como las del video”, menciona Sánchez, egresado de la carrera de diseño industrial del Tecnológico de Monterrey.

Este sería el primer lugar en donde se fabrican las famosas pointy boots en la ciudad, pues anteriormente este tipo de calzado sólo se vendía en Matehuala, León o en Valle de Texas. Si bien en la calzada Madero se comercializan las botas desde hace un año, se tenían que mandar pedir a Guanajuato.

Y LA MODA COMIENZA

Antes de octubre Alberto Sánchez buscaba un objeto que nadie más comercializara a través de la página en internet Mercado Libre. Probó con la tradicional carne seca, pero el negocio no parecía prosperar.

La idea de las botas picudas llegó a través de unos compañeros de Sánchez radicados en Bélgica, quienes vinieron a México durante el verano a comprar este tipo de calzado, sin éxito.

“Un día, de repente, me contactan y me preguntan que si ya había conseguido las botas picudas. Me puse a buscar si alguien más las vendía por Mercado Libre y nadie lo hacía. Ahí vi que había potencial en el negocio”.

Así, Alberto convirtió su cuarto en un improvisado taller zapatero. Colocó el 3 de octubre su primer anuncio para la venta de las botas logrando 500 visitas en 40 minutos, y su primer encargo.

Ahora contabiliza cerca de 30 mil visitas en su sitio de venta, y ya ha extendido el negocio hacia Facebook y Twitter.

Hacer zapatos no era una tarea que Sánchez dominara. Tuvo que documentarse –a través del documental Botas picudas de Vice Media- así como recurrir a un zapatero, y experimentar con diversos materiales.

“El chavo del primer envío me habló luego luego bien emocionado, que le habían gustado las botas pero que las quería más largas. Entonces tuvimos que trabajar en una bota más larga”, expresa.

HASTA CHANCLAS PICUDAS

Las zapaterías de la calzada Madero ya le han solicitado a Rancho + Hipster un catálogo de botas para vender.

Por ahora, cada par de botas se hacen de manera artesanal y están listas en un lapso menor a una semana.

Ya sea con texturizado en zebra, de cuero o con tu nombre con cristal; de 40, 60 u 80 centímetros, las botas las hacen como el comprador las pida.

Todos los pedidos se los han hecho fuera de Monterrey, y aunque durante su presencia en el Festival Nrmal muchos prospectos se tomaron fotografías con las botas tribaleras casi nadie se animó a comprar un par, cuyo precio oscila entre los mil 300 a dos mil pesos.

“Hay muchos sentimientos encontrados, es como el América: o las amas o las odias. Quienes las odian lo hacen en serio, se les hace algo repulsivo, y quienes las aman se les hace algo curioso e interesante”, indica Sánchez.

A cinco meses de iniciar el proyecto el panorama parece estar prosperando. Ahora, una casa productora del Distrito Federal le pidió seis pares de botas; ciudades como Tijuana, Querétaro o Los Ángeles le han solicitado el presupuesto hasta para cien pares.

Y el mercado no es pequeño pues Rancho + Hipster ya fabrica botas picudas para mujeres y niños, mientras que ya se trabaja en zapatillas de dama picudas y hasta una chancla tribal.

“Nuestro sueño es que Lady Gaga se ponga unas botas picudas de las nuestras”.