Internacional
Por Agencia Reforma
Publicado el jueves, 24 de junio del 2021 a las 15:41
Ciudad de México.- El matrimonio infantil se duplicó “con creces” en el mundo entre marzo y diciembre de 2020, en comparación con el mismo periodo de 2019, un problema que podría agudizarse con el aumento de pobreza que trajo la pandemia, con el riesgo de sumar 4 millones de niñas para 2022, alertó un estudio de la ONG World Vision.
El estudio, que lleva por título “Rompiendo la cadena”, detectó el alarmante aumento de matrimonios infantiles durante los primeros 10 meses de la crisis sanitaria de Covid-19, lo que podría estar ligado al aumento de pobreza y falta de acceso a educación y servicios de apoyo, según los informes recibidos por World Vision.
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Cuando los niños no pueden continuar su educación, las familias luchan para llegar a fin de mes y se reduce el acceso a servicios básicos como la salud reproductiva, el riesgo de matrimonio infantil aumenta significativamente”, advierte el estudio.
Algunos padres o cuidadores fuerzan a las niñas a casarse para aliviar la “carga” sobre la economía del hogar o protegerlas de las crecientes amenazas de violencia. Otras se casan debido a un embarazo prematuro, la muerte de los padres y otras causas, apunta el estudio recogido por Europa Press.
Futuro sombrío
Además de los datos del año pasado, la ONG ha hizo otras previsiones basadas en evidencias de pandemias pasadas. En ese sentido, recordó que la UNICEF pronosticó 10 millones más de matrimonios infantiles para los próximos 10 años, lo que aunado a las proyecciones que prevén 100 millones de niñas en riesgo de casarse para 2030, plantea un “futuro sombrío para muchas niñas en todo el mundo”, con el Covid-19 amenazando con “revertir 20 años de progreso en este ámbito”.
Dana Buzducea, líder global de incidencia de World Vision, subrayó que la “infancia es sagrada” y considera “desgarrador” que 12 millones de niñas se casen antes de cumplir los 18 años cada año, lo que se traduce en tragedias como “pupitres vacíos en las aulas, niñas tratadas como una mercancía y la pérdida de potencial económico y social de cada una”.
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La pandemia de Covid-19 y los confinamientos han aumentado la presión sobre las familias, amenazando el derecho de las niñas a vivir una infancia segura y a desarrollar su potencial”, denunció.
Bazducea subraya que no se puede permitir esperar más, pues cuanto más tiempo pase se “arruinarán más vidas”, a menos se impulsen “cambios cruciales” para proteger a las menores, por lo que exhortó a los gobiernos y autoridades a garantizar el cumplimiento de leyes para proteger a niñas y niños, así como diseñar una “respuesta global sólida para acabar con el matrimonio infantil”.
Aumentar edad mínima de matrimonio
La ONG sugiere que la comunidad internacional debe trabajar para aumentar la edad mínima para contraer matrimonio a los 18 años y garantizar la aplicación de leyes contra el matrimonio infantil.
En concreto, recomiendan diseñar, implementar y ampliar iniciativas de sensibilización, así como la colaboración de líderes religiosos y comunitarios, aumentar la inversión en becas de acceso a la salud sexual y reproductiva, formación profesional y actividades de subsistencia para los niños y sus familias; así como en intervenciones de protección social y fortalecimiento económico.
Asimismo, piden dar acceso a niñas y niñas a la información, habilidades y redes de apoyo para prevenir este problema, así como apoyar su capacidad, conocimiento y habilidades cívicas y políticas para que participen en los procesos de toma de decisiones.
De acuerdo con los expertos, este estudio reafirma el hecho de que es clave postergar los matrimonios y mantener a las niñas en las escuelas para mejorar su desarrollo y oportunidades económicas y sociales a futuro.
Crudos testimonios
El estudio recoge casos concretos, como el de Khatema, de 9 años, una niña de Afganistán cuyo padre decidió casarla con un hombre mayor. “Le dije a mi padre que no me casara. Le dije que quería ser una profesora en el colegio de la aldea. El me miró en silencio y se fue de la casa”, narra la joven.
También destaca el caso de Verónica, de 18 años, una joven que mientras estudiaba en la escuela secundaria en su ciudad de natal en Uganda comenzó a salir con un hombre mayor. Una noche, al llegar a casa su madre le acusó de promiscuidad y la golpeó, tras lo cual se negó a seguir pagando su educación y la envió a vivir con su novio porque “ahora su responsabilidad era casarse”.
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