Seguridad
Por Grupo Zócalo
Publicado el miércoles, 21 de julio del 2021 a las 18:57
Nueva York.- En el lejano 2013 un canadiense de 46 años llamado Mykhaylo Koretskyy tomó la desición más importante de su vida, usar su empresa de transporte para traficar drogas del Cártel de Sinaloa, particularmente de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
El apodado como ‘Russian Mike’ explicó a las autoridades de Nueva York que se encontraba en una mala situación económica cuando un conocido de nombre Stephen Tello le invitó a usar sus compañías para hacer llegar los cargamentos del CDS hasta Canadá.
El país norteamericano interesaba a El Chapo Guzmán, pues ahí la cocaína tenía mayor precio que en los Estados Unidos. Fue entonces que Mykhaylo Koretskyy aceptó el trato y viajó a Mazatlán, Sinaloa, para cerrar el trato.
Al llegar a la Perla del Pacífico fue recibido por sicarios a la orden del Cártel más poderoso del mundo, quienes le taparon los ojos y lo llevaron en carro por un camino de terracería durante hora y media.
Al llegar a un sitio lejano se encontró con el colombiano Alex Cifuentes, quien trabajaba con Guzmán Loera, además había alrededor de 40 sicarios. El capo le dio un teléfono celular Blackberry al cual le llamarían para coordinar los ‘trabajos’, fue ahí que le pusieron el mote “Cobra”.
En ese encuentro, Koretskyy también habría negociado el precio de la cocaína en Canadá, así cómo cuánto ganaría por cada cargamento en el país de la hoja de maple.
Ya en mayo de 2013, el hombre conversó con su socio Stephen Tello para definir detalles sobre cómo mover la sustancia ilegal desde Los Ángeles, California, hasta su país de origen.
Los fiscales que llevan el caso afirman que los sujetos ofrecieron al Cártel de Sinaloa recoger la droga en Tijuana, Baja California, aunque claro, tendría que haber más dinero de por medio al cruzar dos fronteras.
Aunque Koretzkyy afirma que movió 30 kilos de cocaína y que jamás tuvo contacto con El Chapo Guzmán, los jueces le imputan 450 kilógramos en solo tres viajes, lo que habla de su cercanía con los líderes del CDS.
En septiembre del mismo año una llamada hecha al Blackberry fue interceptada por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), significando el final de los vínculos entre el la compañía de transporte y el crimen organizado mexicano.
Tiempo después el juez neoyorquino Paul Crotty dictaminó 15 años de prisión, para después pasar tres años de libertad condiciones, además de una multa de 55,100 dólares, cantidad que dijo haber ganado trabajando con el Cártel de Sinaloa.
Con información de Debate.
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