Estimados lectores: siguiendo con el marco del Día de la Mujer que fue el 8 del presente mes, que hoy termina, quiero recordar a las primeras mujeres reconocidas mundialmente, en reconocimiento a sus grandes aportaciones científicas, que no se nos olviden. Ya que gracias a su gran conocimiento hoy por hoy como lo fue Marie Curie que antepuso su vida para darnos ahora una oportunidad de seguir vivas con el tratamiento de radiaciones cuando el cáncer se hace presente en tu cuerpo. ¿Cómo agradecerles? No olvidándolas, sin duda.

Los Premios Nobel comenzaron un 27 de noviembre de 1895, gracias a Alfred Nobel, un químico e ingeniero sueco nacido en Estocolmo en 1833, a quien se le reconoce por sus aportaciones científicas en el descubrimiento de la dinamita. En aquella época, la dinamita hizo que muchas tareas pertenecientes al mundo de la construcción y la minería progresaran a una velocidad sin precedentes en la historia. Además de ser químico e ingeniero, también fue inventor y a lo largo de su vida patentó más de 355 creaciones.

Al morir, Alfred dejó estipulado en su testamento que su fortuna fuera destinada para crear una fundación que otorgara premios anuales en las categorías: Física, Química, Medicina, Literatura y la Paz Mundial, a aquellos científicos, químicos e ingenieros que durante el año precedente hubieran realizado un beneficio para la humanidad, en alguno de estos campos.

Su testamento causó gran controversia, tanto para su familia, que se opuso al establecimiento del Premio Nobel, como para la opinión pública a nivel internacional, por ser él quien había descubierto la dinamita; la historia cuenta que su petición de crear estos premios, era para compensar el daño que había causado al descubrir este importante explosivo. Alfred muere en 1896 y cinco años después su petición se hizo realidad. El primer Premio Nobel se entregó en 1901 a Emil Adolf von Behring, un médico alemán que aportó una investigación importante para combatir la difteria.

En el transcurso de las décadas, podemos encontrar que este Premio se ha entregado en diversas ocasiones a mujeres que han aportado investigaciones notables en las diferentes disciplinas.

Maria Salomea Skłodowska-Curie, conocida como Marie Curie, nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, Polonia. Fue una física, matemática y química pionera en el campo de la radiactividad, y a quien se le otorgó por primera vez a una mujer el premio noble de física nuclear, en el año 1903.

El 8 de junio de 1906 nacía María Goeppert-Mayer, la segunda mujer en recibir un Premio Nobel de Física. Después de 60 años de habérsele otorgado a Marie Curie.

En total, 54 mujeres han conseguido un Premio Nobel, ya sea de la Paz, Literatura, Medicina, Química y Física. De estas 54 mujeres premiadas, un 53.7% ha sido galardonada en las tres últimas décadas, entre 1991 y 2019.

La primera economista fue Elinor Ostrom (1933 – 2012), quien ganó el premio Nobel de Economía en 2009 por su “análisis del gobierno económico”, especialmente de los bienes comunes. Su labor ha gozado de gran reconocimiento debido a sus investigaciones sobre la gestión de los bienes.

Y varios años después, ya muy recientemente, la economista Esther Duflo, ganó el premio Nobel de Economía en 2019, junto a Abhijit Banerjee y Michael Kremer por su “enfoque experimental para aliviar la pobreza global”. Su investigación ha contribuido a mitigar la carencia mundial y en la actualidad tiene un gran potencial para mejorar aún más la vida de las personas con pobreza extrema. Su aportación ha jugado un papel decisivo para modificar la investigación en economía del desarrollo.

El papel de la mujer a lo largo de la historia ha sido muy significativo en diferentes disciplinas y en diferentes aspectos sociales, con el paso del tiempo un mayor número de mujeres se han involucrado en tareas que anteriormente eran exclusivas para los hombres y paulatinamente han ido ocupando cargos relevantes en las empresas y entidades financieras. Por ejemplo, en el sector bursátil, la primera mujer que incursionó como corredora de Bolsa fue Muriel Siebert, quien en 1967 logró entrar a Wall Street comprando su plaza por cerca de $500,000 dólares.

Quiero hacer mención que, aunque no ganó un Premio Nobel, ya que murió sorpresivamente apenas hace unos días, lamentablemente y a una temprana edad, a sus 31 años Elena Larrea, activista y fundadora de Cuacolandia y defensora de caballos maltratados en la ciudad de Puebla, que, aunque no era científica, se aplaude por mucho ese amor y tenacidad para acoger a cientos de caballos que, si no fuera por esta mujer, muchos animales habrían muerto, o seguirían en maltrato. Así como ella, cada una de nosotras las mujeres somos reconocidas por algún motivo, no todas son visibles al mundo, por las que están atrás de las bambalinas, sin títulos, sin reconocimientos, sin la fama. Sirvan estas líneas, para todas las mujeres que día a día son heroínas para poder sacar adelante a sus hijos e hijas, y que nadie se los reconoce, que llevan la empresa más importante y difícil de la vida, nuestro hogar. Mi reconocimiento para cada una de esas mujeres anónimas para el mundo, para las madres de familia con sus hijos con condiciones especiales que se encuentran muy cansadas, algunas sin respaldo alguno de los padres de sus hijos, y qué difícil para ellas, especialmente, mi reconocimiento siempre. Hay tantas y tantas mujeres que quisiera mencionar, como a cada una de mis hijas, amigas, a mi madre, abuelita, pero se me acaba el espacio. Dios las bendice. Un abrazo fraterno para cada una de esas mujeres maravillosas. Su amiga y terapeuta Verónica. Diosito por delante.