Nacional
Hace 11 meses
El dueño de una de las cuatro cadenas más grandes de supermercados en México comentó recientemente en una plática de amigos que hasta las tiendas de su empresa en varios estados de la República, habían llegado ya los grupos del crimen organizado para cobrar derecho de piso, solicitándoles a los gerentes de dichos establecimientos el pago de hasta un millón de pesos mensuales “o de lo contrario usted y su tienda pagarán las consecuencias”.
La cadena de tiendas del empresario que reveló las extorsiones no es la única que ha comenzado a ser amenazada por las células criminales –algunas perteneciente a cárteles y otras que se crean por delincuentes comunes que se hacen pasar por integrantes del narco–. Se sabe que al menos de otras dos cadenas de las más fuertes, una nacional y otra extranjera, ya reportan en sus informes internos la presencia del cobro de piso en varias ciudades del país.
Es decir que, ante la inacción, la ineficacia y la indolencia de la estrategia de seguridad del Gobierno de López Obrador, que con sus “abrazos, no balazos” les dio carta de impunidad y patente de corzo a las organizaciones criminales. Estas y sus múltiples células de sicarios, que a veces actúan por cuenta propia, han decidido que a cualquier mexicano que produzca algo, venda cualquier cosa o comercie cualquier tipo de productos, le pueden cobrar extorsiones, cuyos montos van desde los 50 mil hasta el millón de pesos mensual. No importa si es un vendedor ambulante de la calle, un pequeño negocio familiar, una empresa mediana o una cadena de supermercados.
El mensaje es claro: en México el narco cobra ahora sus propios impuestos, y con el terror de las armas y la violencia, su efectividad para cobrar y recaudar es incluso mejor y más efectiva que la del SAT, que también tiene sus métodos de coerción, pero no se comparan con la crueldad y el miedo que infunden los criminales armados.
Y a partir de eso, los mexicanos estamos pagando una doble tributación: por un lado, el Gobierno federal y los gobiernos estatales y municipales nos sangran con impuestos que no necesariamente se ven retribuidos en los pésimos servicios que recibimos, empezando por la nula seguridad, siguiendo con el ineficiente sistema de salud y rematando con los pésimos servicios urbanos.
Que el narcotráfico o los grupos criminales que aprovechan el terror para extorsionar a los mexicanos que producen y trabajan esté subiendo cada vez más, el nivel y el tamaño de los negocios y las empresas que extorsionan y a las que cobran impuesto sólo por trabajar, es un indicador claro de que el crimen se siente con impunidad y protección desde el Gobierno federal.
Porque mientras el Presidente defiende a los narcos, su humanidad y sus derechos, al mismo tiempo que ignora, desprecia y descalifica a las víctimas, los gobernadores estatales –la mayoría– voltean para otro lado, mientras los gobiernos municipales, de plano cuando no están coptados por los propios narcos, están maniatados, sin recursos ni policías para defenderse de las extorsiones de las que hasta ellos son víctimas.
Y en la voracidad de los criminales ya no hay actividad, giro o negocio formal o informal al que no extorsionen, además de controlar también ya mercados enteros en el país de productos como el pollo, las tortillas, el huevo, los materiales de construcción y muchas otras actividades que ya no pueden operar tranquila y legalmente si no pagan cuotas a criminales.
Y los que se niegan a pagar de plano son asesinados, ven arder sus negocios en llamas o, los más valientes, prefieren cerrar sus negocios familiares, empresas o vendimias, para no tener que pagarle impuestos al crimen, además de todos los que ya le pagan al Gobierno.
No cabe duda que, en sentido totalmente contrario al discurso del Presidente y su candidata, que afirman “que todo están muy bien, que la gente está feliz con su transformación y que la estrategia de seguridad funciona”, este México nuestro, tan grande y rico, está cayendo en la anarquía y el desgobierno.
Notas Indiscretas…
Ahora que el descarrilamiento del Tren Maya, al que eufemísticamente el Presidente y sus fanatizados esbirros se niegan a llamarlo por su nombre y prefieren decir que fue un “percance menor” o “salida accidental del tren de las vías”, el nombre de Amílcar Olán, el empresario y prestanombres de los hijos del Presidente, ha vuelto a salir a relucir por las conversaciones telefónicas difundidas, en las que habla con uno de sus contratistas para pedirle que lleven 3 millones de metros cúbicos de piedra de balastro al Tren Maya sin importar su calidad.
Y a partir de eso, en Quintana Roo, una fuente nos asegura que Samuel Mollinedo, hijo de Nicolas Mollinedo –que fue chofer de López Obrador–, “es el representante de Amilcar Olán Aparicio en esa entidad y es el encargado de cobrar el derecho de piso a nombre del amigo empresario de los hijos del Presidente, entre empresarios y contratistas que tienen obras o contratos con el Tren Maya y con el Gobierno federal”.
Es decir, que el llamado “clan” tiene sus ramificaciones por todo el sureste, donde abundan los negocios vinculados a la familia presidencial…
Y para documentar el optimismo sobre la situación de violencia e inseguridad que hoy padece el país, fuentes del INE nos comentan que entre los candidatos que están pidiendo protección federal, ante el temor de ser víctimas de la delincuencia organizada, destacan los abanderados de Morena y sus aliados del PT y el PVEM.
Y no es que sean los únicos, porque también candidatos de la oposición han solicitado protección, pero en el caso de los candidatos de la alianza gobernante, llama la atención que, al pedir protección, por miedo a la inseguridad, ellos mismos están reconociendo de manera implícita, el fracaso de la estrategia de seguridad de los “abrazos, no balazos”, y reconocen que no se sienten seguros para hacer campaña en sus estados.
Un caso particular que nos comentan es el de Tamaulipas, donde la candidata de Morena al Senado, Olga Sosa, personera de Sergio Carmona, el asesinado empresario huachicolero, solicitó protección al mecanismo federal del INE y Gobernación, porque teme por su seguridad; lo mismo hicieron los dos candidatos del PT al Senado por la entidad tamaulipeca, la influencer Cendy Robles, famosa por su cuenta de Only Fans, y Francisco Chavira, ambos argumentando las condiciones de inseguridad y violencia en el estado.
Así que aunque de dientes para afuera los candidatos de Morena repitan como loros los dichos del Presidente de que “todo está bien, y la gente está feliz, feliz, feliz y en el país hay mucha seguridad”, en la realidad andan armados y protegidos hasta los dientes, porque saben que su vida está en peligro, como la de muchos mexicanos, ante la ola de violencia que nos trajo la fallida y blandengue política de seguridad de la 4T…Los dados cierran con Serpiente Doble.
Pero le desean a los lectores que tengan un merecido descanso en estos días de vacaciones. Por ahora los dados se guardan por un rato en el cajón, y volverán a girar hasta el próximo lunes 8 de abril. Hasta entonces queridos lectores.
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