“La familia moderna es el producto de las contradicciones económicas y sociales del capitalismo, y está destinada a cambiar con la evolución de la sociedad”. F. Engels.
Algunos sectores de la opinión pública se han escandalizado con el nuevo lema del relanzado, partido acción nacional. El argumento es que se hace un guiño a la extrema derecha al adoptar el eslogan político inventado por el fascista Benito Mussolini y revivido por figuras como Meloni, Milei y Bolsonaro.
Sin embargo, no es más que un regreso a sus orígenes. Su idea de democracia igual que al día de hoy encubre esa incompatibilidad con el fascismo, así como el interés de imponer una visión patriarcal y patrimonialista.
Patria significa para ellos exclusión, supremacía y políticas públicas antiinmigrantes.
El concepto de familia es más peligroso porque representa toda una ideología católica impuesta por ciclos, donde sólo es válido un modelo; el tradicional y se niega o se combate la diversidad. O no, porque afirman ser un partido donde caben todos, y donde el discurso homofóbico es sólo eso.
La libertad es concebida como Hayek: la idea según la cual el liberalismo, sin Estado interventor es un sistema que puede conducir las economías capitalistas a un equilibrio y aquí en México a casos específicos de corrupción. Si se deja de concebir el agua como un derecho y se convierte en una mercancía que ya no regula el Estado, es posible que los referentes del PAN se hagan con de 3.3 millones de metros cúbicos de agua que se extrae en la zona del Bajío en algo que ya es denominado como el cartel del agua.
O que un grupo de jóvenes emprendedores conocidos como los “OCEANs” hayan convertido el derecho a la vivienda en una oportunidad para especular con ella, merced al ejercicio de la facultad local de regularla.
Es verdad que un discurso de extrema derecha debe alarmar por la amenaza que representa ante los derechos, pero cuando lo esgrimen simuladores que sólo buscan el peculado y la depredación debemos suspirar aliviadas.
La reacción terminará algún día que aún no se conoce.
Ni antes, ni después que finalice.
Como le llamen ni la caducidad se anuncian.
Pero para un pueblo, bueno y sabio.
Al final, todo tiempo es el debido
y todo termino el anunciado.
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