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Notimex
Publicado el sábado, 21 de noviembre del 2009 a las 06:53
México.- La actriz Sara García, reconocida por sus participaciones en películas como “Los tres García” y “Nobleza ranchera”, se mantiene vigente en la pantalla chica gracias a su legado fílmico a 29 años de su fallecimiento.
Filmes como “No te engañes corazón”, “La sangre manda”, “Mis abuelitas. nomás!”, “Pobres millonarios”, “Como México no hay dos” y “La inocente”, entre otras 140, resaltaron las capacidades de García en la actuación y aún se transmiten en cadena nacional de televisión abierta.
Sara García nació en Orizaba, Veracruz, el 8 de septiembre de 1895, aunque otras fuentes hablan de 1896, y murió el 21 de noviembre de 1980, dejando como legado decenas de montajes que testimonian su trayectoria.
Fue la décimo primera hija de los andaluces Isidoro García Ruiz y Felipa Hidalgo Ruiz; además, fue la única sobreviviente de los 11 hermanos, y a principios de 1900, Sara se contagió de tifoidea e infectó a su madre, quien falleció meses después.
A los nueve años, ya repuesta de un derrame cerebral y en la Ciudad de México, ingresó como interna en el Colegio de Las Vizcaínas.
Totalmente desamparada, ya que su padre fue internado en la Casa de Beneficencia Española, su buena conducta y excelentes calificaciones le permitieron permanecer en el colegio y vivir con los padres de Rosario, su mejor amiga.
La directora de Las Vizcaínas descubrió su inclinación artística y la encaminó en la pintura. La joven encontró en este arte su razón de ser y el medio para subsistir.
En una ocasión, mientras deambulaba por la Alameda descubrió los estudios de Azteca Films, entró y quedó fascinada con la gente que se encontraba frente y detrás de cámaras. En ese momento, pensó actuar en teatro, pues consideró el cine como algo estrafalario.
Sin embargo, un día, mientras ella veía filmar a Mimi Derba, la primera diva del cine mexicano, el director Joaquín Coss la invitó a participar en su primera película “En defensa propia” (1917).
El cine la llevó al teatro y comenzó a interpretar papeles pequeños. En corto tiempo, su buena dicción y pujante voz le dieron prestigio y le permitieron formar parte del repertorio de las compañías más destacadas del momento, aunque sin dejar el trabajo como maestra de dibujo que desempeñaba en esa época.
Sus inicios en la escena teatral fueron a los 22 años, en la Compañía de Comedia Selecta, en el teatro Virginia Fábregas.
Su nueva vida la llevó a viajar por la República Mexicana y en la compañía de Mercedes Navarro se encontró con Fernando Ibáñez, así surgió el romance y se casaron, tiempo después Sara dio a luz a su hija Fernanda, y años más tarde se separó de su esposo.
Comenzó a ser solicitada para papeles en el cine sonoro y obtuvo, bajo la dirección de José Bohr, su primer estelar en “Así es la mujer” (1936). Luego, protagonizó la versión fílmica de “No basta ser madre” (1937).
Su hija Fernanda fue cortejada por Jorge Negrete en “La madrina del diablo” (1937), y como no contaban con el permiso de García el romance terminó, y ella se casó al año siguiente con el ingeniero Mariano Velasco, pero la felicidad duró poco más de dos años, pues Fernanda murió a causa de fiebre tifoidea, el 17 de octubre de 1940.
Su nombre de “La Abuelita del Cine Nacional” surgió cuando iban a rodar “Allá en el trópico” (1940), y Emma Roldán le sugirió al director Fernando De Fuentes que contratara a Sara, y una vez en los ensayos, el realizador se quedó pasmado con la caracterización y la actuación de García, por lo que no dudó en otorgarle el papel.
En 1947 grabó las famosas películas “Los tres García” y “Vuelven los García”, al lado de Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Manuel Mendoza. También actuó en “Dicen que soy mujeriego” (1949) y “Dos pesos dejada” (1949), esta última con Joaquín Pardavé.
Aparte de su carrera cinematográfica, Sara también marcó pauta en la radio y televisión mexicana; sin embargo, su paso por ambos se recuerda también por su mal carácter y sus poses de diva.
Su debut en la televisión nacional fue en 1952 en un programa titulado “Media hora con la abuelita”, y aunque fue un fracaso, ella regresó a su casa a esperar mejores tiempos.
En 1960, Fernanda Villeli escribió “Un rostro del pasado”, una impactante telenovela de corte policíaco. el melodrama fue un éxito, pero más comentado aún fue el detrás de cámaras, pues Sara estaba celosa de Gloria Marín y empezaron las rivalidades.
A esa producción le siguieron “La gloria quedó atrás” (1962), “La duquesa” (1966), “Anita de Montemar” (1967), “Mi maestro” (1968), “Telenovela mensual” (1972) y “Mi rival” (1973), aunque en ninguna de ellas Sara García se consideró como estrella principal.
Posteriormente, la contrataron para interpretar a la “Nana Tomasina”, quizás una de las decisiones más afortunadas de la actriz. Con su participación en “Mundo de juguete” (1974) pasó de ser “La Abuelita del Cine” a “La Gran Abuelita de los Medios”.
Su figura se convirtió en la consentida de los niños, y el programa duró más de cuatro años. A esa popularidad se agregó la de su fotografía en una marca comercial de chocolate de mesa.
Su último proyecto televisivo fue “Viviana” (1978), arranque estelar de Lucía Méndez, y telenovela en la que Sara, aunque aparecía poco, tuvo un personaje especial.
Fue una actriz que lo mismo lloraba que hacia escenas serias o cómicas. Pocos imaginaban que detrás de ese disfraz de abuela dulce y madre abnegada predominaba una mujer disciplinada, capaz de quedarse sin comer por días para darle el tono perfecto de miseria a su papel.
Durante 70 años los escenarios atestiguaron el empeño y profesionalismo de Sara García para interpretar una amplia gama de personajes ante un público crítico y exigente; además, demostró su valía actoral en cine, teatro y televisión hasta el día de su muerte, lo que la convirtió en un icono del cine mexicano.
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