Las hormigas de todos los rincones de La Laguna de Coahuila escucharon el suspiro de alivio del excandidato a diputado federal, Hugo Dávila, cuando el gobernador Manolo Jiménez Salinas le dio un premio de consolación tras la derrota electoral. A Hugo lo trajeron en ascuas porque de Saltillo no llegaba la instrucción de regresar al Congreso del Estado y no sabía si le darían chamba en el Gobierno.
Finalmente, Hugo fue designado coordinador en la región lagunera del programa Mejora, que se ha convertido en el instrumento de proyección de futuros candidatos. Recordemos que fue creado para impulsar al propio Manolo y que el actual coordinador estatal, Gabriel Elizondo, es uno de los que pintan a la próxima gubernatura. Entonces las hormigas se preguntan si, con este hueso, no se busca proyectar a Hugo a la candidatura a alcalde en 2027.
El nombramiento en Mejora también arrojó dudas sobre el papel de la Secretaría de Desarrollo Regional porque se le ve muy disminuida y probablemente lo será más cuando el manejo de apoyos sociales, de educación, salud y bienestar, o sea el clientelismo político, pase a nuevas manos.
A ocho meses de haber asumido el cargo, el titular de la secretaría, Eduardo Olmos, ha visto su rol limitado a ser interlocutor con ciertos sectores políticos y a organizar los eventos del gobernador en La Laguna, que tampoco es que sean muchos, y las ocasionales reuniones del Consejo de Seguridad y Desarrollo, cuya frecuencia es cada vez menor. Dicen las hormigas que el presupuesto de la dependencia es escaso y sus responsabilidades todavía más.
Bien dicen que nadie es profeta en su tierra y eso lo vivió en carne propia la secretaria del Medio Ambiente de Coahuila, Susana Estens, en un recorrido por la zona de Jimulco la semana pasada. Susana quiso anotarse un punto en el cuidado del medio ambiente en La Laguna mostrando un proyecto de abasto de agua en la Flor de Jimulco y Barreal de Guadalupe, que Estado y Municipio emprendieron con el gigante embotellador Arca Continental, que probablemente busca lavar las culpas de vender bebidas azucaradas apoyando que también se beba agua.
El caso es que Arca, junto con funcionarios estatales y municipales invitaron a reporteros a recorrer la infraestructura instalada, pero se los llevaron en una minivan que no pudo entrar en las estrechas terracerías de la zona, por lo que los “testigos” del proyecto se quedaron a varios kilómetros de donde se hizo la obra y no la pudieron ver, por lo que se tuvieron que conformar con lo que Susana les dijo.
Por cierto, ella y sus acompañantes no tuvieron problema para llegar porque iban en camionetas adecuadas, pero ni “raid” les dieron a los periodistas que todavía se preguntan a qué fueron.
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