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¿Qué oculta AMLO en la L12 del Metro?

Por Ricardo Alemán

Hace 2 años

Empecemos con un ejercicio de imaginación.

Imaginen, por un momento, que la tragedia de la Línea 12 del Metro se hubiese producido en el gobierno de Felipe Calderón o de Enrique Peña Nieto.

¿Imaginan la reacción de ese formidable líder opositor llamado López Obrador?

¿Imaginan la capacidad de protesta y movilización de su bien adiestrada claque?

¿Imaginan la tajada política–un verdadero manjar para su causa—, que habría significado para López Obrador una tragedia como esa?

Sin duda López habría sido el primero en exigir una comisión plural, la participación de la UNAM y, sobre todo, castigo ejemplar a los responsables.

Pero si les parece exagerado el ejercicio de imaginación, acudamos al tiempo para recordar algunas joyas que refresquen la memoria colectiva.

Por ejemplo, el 27 de enero de 2015, López posteó el siguiente tuit, en claro oportunismo político sobre la tragedia de Iguala: “Cómo se atreve EPN a decir que México no puede quedarse atrapado en la tragedia de Ayotzinapa. Que aclare los hechos y aplique la ley”.

Años antes —el 28 de mayo de 2010, y a propósito de otro hecho trágico, en la guardería ABC—, Obrador se expresó así, en sus redes: “Hoy anticipé en 3 reuniones de comités municipales en Hermosillo, Cajeme y Navojoa, Sonora, que no se olvida la tragedia de los bebés”.

El 19 de septiembre de 2012, a propósito de un aniversario más del terremoto del 19-S, AMLO escribió: “A pesar de la tragedia, un día como hoy, la gente del Distrito Federal expresó a plenitud su humanismo. La esencia de esta gran ciudad”.

Por último, el 2 de febrero de 2010, Obrador dijo: “Los responsables de la tragedia nacional tienen nombre y apellido.

Son los 30 que saquean a México, oprimiendo y desgraciando al pueblo”

Hoy los responsables de la “nueva tragedia nacional” están en Palacio y al servicio del tirano López Obrador.

Y son los mismos que por negligencia criminal provocaron horrores como el estallido en Tlahuelilpan con 130 vidas perdidas; como la muerte violenta de casi 90 mil mexicanos; como la criminal política sanitaria que enlutó a medio millón de familias a causa de la pandemia y le arrebató la vida a más de 5 mil trabajadores de la salud.

Son los mismos que ignoran los 10 feminicidios al día; los que se ríen de las casi 70 masacres en 30 meses de gobierno y, por supuesto, son los que se niegan a una verdadera investigación de tragedias como el colapso de la Línea 12 del Metro.

Los mismos que “mandan al carajo” el humanismo y la atención elemental de un Gobierno a las víctimas de la tragedia que enluta a los gobernados.

Pero acaso lo más trágico es que, desde su concepción, edificación y puesta en marcha, la Línea 12 del Metro siempre fue el reino de la corrupción.

Peor aún, como si se tratara de un mal chiste o de una parodia, resulta que los principales responsables de esa obra, de su cauda de corruptelas y del derrumbe del 3 de mayo, no sólo son los políticos más cercanos de López Obrador, sino que son los brazos y las piernas del Presidente.

Por eso, el propio López ordenó a sus lacayos del Congreso y en la Corte “abortar” todos los intentos legislativos y judiciales que pretendan indagar la montaña de raterías sobre la que se edificó la Línea 12 del Metro.

Y es que la tragedia que costó la vida a por lo menos 26 personas y dejó con lesiones a más de 80 usuarios del Metro, no sólo es el mayor fracaso de los gobiernos de Morena sino el epitome de la impunidad oficial ante la indolencia y la corrupción; lacras que según presume el Presidente —lo ha dicho en 15 ocasiones—, su Gobierno ya había exterminado.

Por eso las preguntas
¿Qué esconde el Gobierno de López Obrador detrás de la catástrofe de la Línea 12 del Metro?

¿Quién, de las mujeres y los hombres del “primer círculo presidencial” pagará con cárcel por ese nuevo crimen de Estado?
¿Es cierto o no que la mayor responsabilidad recae en López Obrador?

¿Por qué los lacayos del Presidente en la Comisión Permanente del Congreso se negaron a la creación de una “comisión plural” de legisladores que conduzca las indagatorias y encuentre a los culpables?

¿Por qué el presidente Obrador le ordenó al presidente de la Corte amenazar con perseguir a todo juez que se atreva a aceptar una denuncia contra los presuntos culpables del derrumbe de la Línea 12 del Metro?

¿A quién solapa el Gobierno de López Obrador?
Pero hay más.

La primera irregularidad que aparece, a simple vista, es la ausencia y el silencio de la empresa que mantenía vigente el seguro de las instalaciones, los equipos y los usuarios del Metro.

¿Dónde está la aseguradora? ¿De qué empresa se trata?

Más aún, la investigación sobre las causas de la tragedia y la responsabilidad oficial o empresarial debía estar en manos de la compañía aseguradora; la misma que debía estar tramitando el pago de daños a los familiares de las víctimas y el daño al Estado mexicano.

Lo curioso es que nadie en el Gobierno federal y menos en el de la capital del país habla de la compañía aseguradora porque todos saben que “el seguro” requerirá las bitácoras de mantenimiento, reportes de construcción, los detalles sobre el cambio en el proyecto original y el reporte técnico sobre la modificación de materiales de construcción en la zona de desastre y del equipo rodante de los trenes.

Y está claro que la aseguradora no pagará nada si no existen todos esos documentos en regla. Pero también es cierto que, en su caso, la aseguradora podría denunciar todas las irregularidades.

Hoy se sabe, por ejemplo, que por razones políticas y de austeridad se suspendió el mantenimiento del Metro.

También se sabe que las empresas constructoras, propiedad de Carlos Slim, modificaron el uso de concreto armado por vigas de acero, lo que le beneficio con un importante ahorro.

De igual manera está documentado que por un capricho personal y por beneficios pingües, Marcelo Ebrard ordenó cambiar los trenes con sistema rodante neumático —ruedas infladas con aire, como las usadas en todo el sistema del Metro—, por ruedas férreas, de acero, que multiplican las vibraciones y que son lo menos recomendable en suelos inestables, como el de Ciudad de México.

Y también existe evidencia de que luego de los más recientes temblores en la capital del país, la Línea 12 presentaba fallas estructurales que no fueron atendidas por el Gobierno de Claudia Sheinbaum.

Todo ello sin contar con la criminal política de austeridad decretada por el presidente Obrador y el subejercicio presupuestal decidido por la Jefa de Gobierno y por la dirección del Metro.

Por eso se entiende que, de manera apresurada, el Presidente haya ordenado “una tapadera de emergencia”, al contratar para investigar lo ocurrido, a una empresa noruega que será juez y parte. ¿Por qué?

Porque al mismo tiempo es proveedora del Gobierno federal
En pocas palabras, el Gobierno federal ordenó pagar una investigación a modo para seguir ocultando uno de los mayores desfalcos del dinero público y otro crimen de Estado, como el de la Línea 12 del Metro.

¿Quién pagará por el nuevo crimen de Estado?

¿Qué esconde López Obrador?

Al tiempo.

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