La verdad, quizás nadie necesite un juguete sexual, porque en muchos casos es una necesidad creada. Pero ¿si esa experiencia fue única y quiero repetirla? Y si compartirla con mi pareja sexual resulta también algo satisfactorio. Los juguetes sexuales no son las parejas sexuales de las personas, aunque en muchos casos así lo parezca: solo son potenciadores del placer.
Enfatizo el factor de la pareja porque es válido involucrar a l@s compañer@s sexuales, en particular para derrocar el estigma de que, usar un juguete o instrumento sexual teniendo pareja, demerita al compañer@. Esos estigmas e inseguridades de la vida sexual, impiden que no nos concentremos en gozar.
Recuerdo a un señor que me contó que su vida sexual se reactivó después de que su esposa le metió el dedo y luego creo que un dildo. Ella logró activar el verdadero punto G de su marido, y solo soltando la idea de la analidad sagrada y de que “nadie me toque atrás”, es que podemos liberar nuestra receptividad hacia el placer.
Uno de esos primeros amigos míos pansexuales, me contaba sobre los ligues entre todas las especies humanas, y realmente todo es lo mismo, entre las identidades de género y orientaciones sexuales, las aproximaciones para el fornicio son similares y todos van a los juguetes con curiosidad, hasta que descartan o se clavan.
El día del orgasmo rifamos un succionador de clítoris en mi página de Instagram y se lo ganó una chica de San Cristóbal de las Casas. Hastá allá se lo vamos a mandar. Lo que me sorprendió realmente es que todas las que participaban en el giveaway (la rifa, ash…) eran morras que perfectamente sabían qué estábamos rifando, para qué servía etcétera. Digamos que esa parte de su placer estaba completamente empoderado.
Cuando alguien en la pareja o compañeros sexuales decida comprar un juguete, compártanlo con emoción, porque siempre se trata de algo que aporta nuevos abordajes de la actividad sexual. Simplemente con aprender a usarlo, en los cuerpos de quienes van a compartir, es sensual y sexy.
Recomiendo que primero lean los instructivos, tengan a la mano lubricante a base de agua y toallitas húmedas, y tomar en cuenta de que si es un instrumento que se va a usar en orificios distintos, sería conveniente ponerle condones para que no haya intercambio de fluidos. El juguete debe limpiarse antes de usarse, durante el uso si se cambia de orificios y antes de que se guarde en un lugar seco sin exposición al sol. El material de estos accesorios es bueno y sofisticado, pero necesita buen almacenaje.
Mucha gente tiene cofres o maletas en donde guarda sus juguetes sexuales, sean muchos o pocos. Yo recomiendo que los instrumentos sexuales se dejen en la caja en la que vienen, para que se conserven mejor. En particular si son de silicona o vienen con una forma específica que necesita ser preservada, o porque es menos húmedo el empaque. Se preservan mejor y no se ensucian los unos con los otros.
Por ejemplo, hay gente que usa esposas de peluche que guarda junto con sus dildos. No es muy higiénico que ambas cosas estén juntas.
Cualquier persona que desee comprar un juguete, sea con o sin pareja sexual, va a conocer otra dimensión del placer: no sabemos si buena o mala o nada, pero la aventura de probar es parte de lo que conforma la continuidad del aprendizaje en nuestra vida sexual.
Siempre me han preguntado en los talleres sobre la edad para empezar a utilizarlos y, creo que lo recomendable es: para mayores de edad con vida sexual coital iniciada.
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