Arte
Por Christian García
Publicado el lunes, 6 de diciembre del 2021 a las 04:30
Saltillo, Coah.- A Geroca se le puede considerar como un animal de interiores. Su espíritu totémico es un gato, cómo él mismo lo ha plasmado en muchos de sus cuadros, razón por la que se encierra y se niega al contacto. Aún así no deja de ser un saltillense que camina por las calles del Centro Histórico, lo recorre y lo guarda en su memoria y su pincel. Y como todo gato y saltillense, se enoja cuando algo cambia o, como en el caso de muchos lugares de la ciudad, se destruye.
Así lo demuestra en la exposición que anualmente monta en la Taberna El Cerdo de Babel, y que en este año repasa un viaje no solo por la capital coahuilense, sino también por la misma existencia del pintor que va de la Catedral de Santiago en Saltillo hasta el Bar Jardín, la catedral gay en Monterrey, bajo el nombre de Crónicas Locas.
Para Sergio Castillo, socio del bar, “desde hace unos cuatro años, en las exposiciones de Geroca, hay una crítica muy clara hacia el tráfico vehicular, la indefensión que él tiene como peatón al ser una persona que le gusta andar por las calles a su ritmo. Es por ello que hay algunas críticas duras en algunos cuadros sobre accidentes de tránsito”, pero el disgusto del pintor no se queda en su indefensión ante los coches, sino también en “la destrucción del Centro Histórico. Por ahí hay un guiño sobre la destrucción del edificio de la Sociedad Manuel Acuña”.
Ramas disímiles
Esta nueva exposición es un repaso del extraño 2021, tan disímil y complejo como la gran muestra del pintor saltillense, que se revela como un árbol en el que cada pintura o serie conforma una narrativa distinta.
Por ello el gestor cultural apunta que “Geroca es un saltillense de hueso colorado y por eso le molesta que el Centro se esté destruyendo y por eso tiene una relación de amor-odio con esta zona de la ciudad. Él tiene un enojo que no puede sentir nadie que no sea un peatón de estas calles, y que él puede plasmarlo muy bien en sus pinturas”.
Esa rabia huraña, crítica y sátira que destilan las pinturas estilo art brut del artista, son una forma permanente de gritar sobre esos hechos. Si bien los oídos de las autoridades se cierran ante la crítica –como la cerca en Plaza de Armas, apunta Castillo–, son los ojos los que se abren a esta, pues durante los últimos años los cuadros del también arquitecto han comenzado a cotizarse en la sociedad de mayor poder adquisitivo.
Para el socio del bar, el que ellos compren esas pinturas más allá de un adorno, es una forma de acercarse a los problemas de destrucción que acarrea la falta de cuidado al entorno urbano-social que es el Centro Histórico de Saltillo. Así, “el que a ellos les llegue una pieza de Geroca, en donde el personaje principal es la arquitectura del espacio y hay una crítica, siento que se consigue un objetivo porque se voltea a ver al artista y lo que pinta”.
Memorial corporal
Aún así, en el enorme mosaico de pinturas de pequeño y gran formato que es Crónicas Locas, la crítica es solo uno de los ejes que lo conforman. Hay otros más personales e íntimos que van de la mano como el sexo y la muerte, las pulsiones de soledad que bañan el recuerdo con alcohol de bar.
Estas se encuentran especialmente representadas en el cuadro principal de esta serie: Bar Jardín, “una especie de Jardín de las Delicias norestense”, dice Castillo y apunta que “es el homenaje personal de Geroca a uno de los bares centrales de la cultura gay en Monterrey y en donde, seguramente, él pasó mucho tiempo en su juventud en los 90”.
Así, la pintura hace un repaso por los hombres de sombrero que miran desde una esquina a dos mujeres que bailan al centro, seguramente en espera del primer paso. También hay, en ese espacio, dos jóvenes abrazados y otros más embebidos en el trago, todos bajo la vigilancia de una mujer gigante que los observa bajo unas letras luminosas y dos banderas arco íris.
“
Él lo que hace en ese cuadro que tiene un desfile de personajes y acciones, y en otras pinturas, es hacer un repaso de la comunicación gay de los bares y los antros. Son cuadros que tratan del ligue gay, del erotismo y la expresión de la cultura gay. Creo que ese es el enfoque principal de este año”, apuntó.
Aún así, el pintor no deja de saberse mortal ni satirizador, pues esta serie contiene un cuadro en el que Geroca se pinta muerto y con un payaso que se lo carga. Es decir que lo arrebata de sus memorias juveniles y, quizá, mira cómo se destruye su cuerpo de la misma forma que lo hace el Centro Histórico.
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