Arte
Por Christian García
Publicado el viernes, 13 de mayo del 2022 a las 02:53
Saltillo, Coah.- En su novela Una Familia Lejana, Carlos Fuentes escribió “que la muerte solo vence a quien no se asombra de ella”. Y si algo hay en uno de los escritores más universales de las letras mexicanas es, precisamente, una fascinación sobre lo que sucede en el más allá y su efecto en la existencia.
Para Fuentes, la inmortalidad era una maldición, como lo exploró en su novela corta Vlad, en la que presenta la degradación de su versión del conde Dracula en la Ciudad de México. Pero sus personajes también ansían el regreso desde la última frontera. Para más ejemplo está Aura, una de sus obras más conocidas, en la que la transmigración de un espíritu del pasado regresa a un nuevo vehículo de carne. Por eso ahora, que se cumplen 10 años de la muerte del escritor de obras clave como La Región más Transparente o La Muerte de Artemio Cruz, es necesario preguntarse: ¿Carlos Fuentes se ha mantenido vivo o ha regresado? Quizá no importa mucho, pues su legado se encuentra en los artefactos narrativos que inició desde 1954, con el libro de cuentos Los Días Enmascarados, en el que lo fantástico se aúna con lo real, y que representa una de las revoluciones literarias que Fuentes marcó en la literatura latinoamericana, como explica la crítica literaria Alejandra Amatto, especializada en el género.
Para Amatto, “la primera incursión que Fuentes hizo en el relato breve fue a través del relato fantástico”, y llegó precedido de nombres como Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Bioy Casares, quienes publicaron la Antología de la Literatura Fantástica en la década de 1940, y la cual recaló en el país a través del escritor Francisco Tario, quien tallereó los primeros relatos de Fuentes.
Es a partir de ahí que el trabajo de Fuentes, nacido en Panamá el 11 de noviembre de 1928, inició un cuestionamiento de la esencia que es lo mexicano. Por ello, de la misma forma que muchos de sus personajes tienen una obsesión con el regreso de la muerte, en la identidad mexicana es el pasado prehispánico el que toca la puerta para regresar a este tiempo.
Eso se encuentra en relatos como Chac Mool, Tlactocazine, del Jardín de Flandes, relatos de corte fantástico, que entran “en una corriente a la que algunos críticos le llamamos ‘el sustrato prehispánico’ en la literatura fantástica mexicana”. Y son cuentos que junto con El Principio del Placer (1972), de José Emilio Pacheco, y La Culpa es de los Tlaxcaltecas (1964), de Elena Garro, “se inscriben dentro de esta tendencia de recuperar de alguna forma ese pasado prehispánico en una década en la que México está dando un salto a la ‘modernización’”, dijo.
“ En estos relatos ese pasado prehispánico irrumpe de alguna forma en el presente contemporáneo para ser una exhibición, una muestra de que existe y de que la identidad mexicana no está construida solo de una herencia de carácter criollo o hispánica, sino que es una sociedad mestiza y se constituye también de ese pasado que no se puede borrar, y en la que están la figura de los indígenas, sus ritos, su religiosidad y sus dioses. Ellos tienen una presencia y una historia aquí”, comentó la coordinadora del Seminario de Literatura Fantástica de la UNAM a Zócalo.
Cambio literario
Esa capacidad de “poner el dedo en el renglón, para que la sociedad mexicana vea que no solamente se constituye de esta nueva modernidad”, es la que Amatto encuentra como más interesante en las facetas de Fuentes fantástico y que pueden encontrarse, claro, también en sus otras obras como puede ser su primera novela, La Región más Transparente, publicada en 1958, en la que retrata la pluralidad de voces e imágenes que construyen a la Ciudad de México.
Ahí se encuentran por igual las altas esferas como los barrenderos de barrio. Estas esferas también aparecen en otros relatos del escritor: la burguesía en decadencia aparece en Vlad, mientras que la historia de la invasión francesa, por ejemplo, es el sustrato en el que cimienta Aura. Temas y tramas que enriquecieron, en su momento, la forma en cómo se veía el género fantástico en Latinoamérica.
“ A mí lo que me parece fascinante de Fuentes es que toma desde la perspectiva fantástica temas de carácter social e histórico que engrosan el género y lo hace muchísimo más denso a nivel del análisis y del vínculo con la propia tradición histórica de México”.
Esto porque cuando el autor publicó su primer libro, el poeta Alí Chumacero “lo destroza y dice que es literatura banal, lúdica, que no tiene fortaleza social… se ve que no hay una compresión clarísima, y Fuentes se burla un poco porque los críticos no alcanzan a comprender que lo que está sucediendo es un cambio histórico”, que podría ser el llamado “Boom Latinoamericano”, que sucedería casi una década después, y del cual Fuentes fue uno de los nombres clave.
Junto a él están el argentino Julio Cortázar, el colombiano Gabriel García Márquez, y el peruano Mario Vargas Llosa.
Siendo los primeros dos autores que también se acercaron al género, eso provocó que “escritores que se entendían como dentro ‘de la alta literatura’ o ‘serios’, toman al género fantástico de esa manera, porque también expresan desde lo fantástico su inconformidad que desde el realismo con sus características acérrimas, como lo decía Borges, es el único medio de interpelación o cuestionamiento de la realidad, no solo en un sentido histórico, sino también desde un sentido estético, porque se puede hacer muchísimas cosas desde el montaje estructural del relato”, apuntó Amatto, quien ejemplifica a Aura como una obra maestra de la novela breve.
En ese punto coincide, también, Mayra González, directora general de la editorial Alfaguara, quien de forma reciente y para conmemorar los 10 años de la muerte del escritor, lanzó una nueva edición de varios de sus libros como La Silla del Águila, Inquieta Compañía, Vlad y El Naranjo, entre otros, con portadas del importante diseñador Alejandro Magallanes, con la que se busca dar cuenta de las diversas etapas que cruzó la narrativa del escritor.
Para la editora “la de Fuentes es una obra que no ha envejecido porque en forma y fondo sigue sumando a las discusiones. Cuando uno entra a distintas obras y se da cuenta de la capacidad como narrador que tenía en cualquiera de las voces que eligiera como la primera, segunda o tercera, o las voces corales, en donde era un maestro. Me parece que ahí a quienes se están acercando a la literatura de forma profesional, tiene mucho que ofrecer en cuanto a técnica. Por eso hay que saber apreciar que no ha envejecido, en las formas que nos quería contar, renovándose siempre.
“ Pero en lo temático también, porque La Silla del Águila me parece que es un libro que en política nos dice todo, y si alguien dice que ese libro se escribió hace años, que ya no leemos sus columnas y ya no habla de política, sí hay un pero, y es que esa novela es de una actualidad brutal, en la que están temas que aún estamos discutiendo en la actualidad”, apuntó González.
Nuevos lectores
Con esa capacidad que tienen los clásicos de permanecer en la boca de todos, es que Alfaguara se ha propuesto también recuperar otros textos del autor como A Viva Voz, una serie de conferencias, publicado en 2019 o la novela Aquiles o el Guerrillero, en 2021. Libros que exploran también la capacidad de Fuentes para problematizar diversas áreas de la sociedad.
Es por ello que para mantener a Fuentes al alcance de todos, hay que recordar que “nos podemos acercar a él desde muchas áreas: el cuento, la novela corta, la de largo aliento y la novela total. Creo que hay aún mucho que descubrir en él. El reto en realidad es pensar cuáles pueden ser esas piezas con las que un lector se pueden enganchar, porque algunas veces una obra cómo la de él puede causar miedo y marcar una cierta distancia.
“ Creo que hay que acercarlos a Aura, a Vlad, a sus cuentos o incluso a La Silla del Águila, para demostrarles que se pueden acercar a su literatura sin ningún miedo, ni ningún pudor, y disfrutarlo en su sentido del humor, en su erotismo. La de Fuentes es una obra tan completa a la que le puedes entrar por muchos lados”, comentó González, quien agregó que eso es un trabajo conjunto que se ha hecho con Silvia Lemus, viuda del autor, y la Agencia Barcels, que lo representó.
Pero, ¿qué es lo que queda en la imagen de Fuentes para los lectores del ahora?, ¿a una década de su partida cuál es su legado? Para González es claro: su obra debido a su “variedad” que demuestra que títulos como La Campaña son de “vital importancia en este momento al hablar de las independencias de nuestros países, para hablar de las ideologías, de sus muertes, y de cómo estos chicos que protagonizan la historia piensan distinto, van cambiando su filosofía de vida hacia lo político”.
Mientras que para Amatto, Fuentes inauguró también la imagen del escritor profesional que se dedicaba ocho o 10 horas a la escritura diaria y que lo convirtió en un “autor sumamente vigente. Porque uno puede leer muchos de sus textos, de sus novelas, de sus cuentos y encontrar la fascinación todavía, especialmente de los lectores y lectoras jóvenes que apenas se acercan a sus novelas y cuentos, algunas breves, otras más complejas, otras que pertenecen a un momento específico y por eso hay que darles un empujón y la perspectiva crítica.
“ Lo que sí es cierto es que Fuentes es un escritor requerido, pero también entretenido, porque sabe contar una historia, construir una trama y llevarte por ella, en unos relatos mejor que otros. Por eso me parece que es un autor muy vigente y que se adelantó a un montón de cosas de su tiempo”, concluyó la también catedrática.
Los Días Enmascarados
Aura
La Región más Transparente
Gringo Viejo
Inquieta Compañía
Mayra González recomienda:
Vlad
En Esto Creo
Carolina Grau
La Muerte de Artemio Cruz
Aura
Línea de vida:
1928
Nace Carlos Fuentes en Panamá
1934
Llega a la Ciudad de México
1949
Publica su primer cuento: Pastel Rancio
1954
Publica su primer libro: Los Días Enmascarados
1957
Contrae nupcias con Rita Macedo
1958
Escribe su primera novela La Región más Transparente
1962
Hace su aporte al Boom Latinoamericano con La Muerte de Artemio Cruz
1972
Se casa con Silvia Lemus
1975
Publica su obra maestra Terra Nostra
1976
Recibe Premio Xavier Villaurrutia
1977
Recibe Premio Romulo Gallegos
1979
Recibe Premio Internacional Alfonso Reyes
1984
Recibe Premio Nacional de Literatura de México
1987
Recibe el Premio Cervantes
1994
Recibe Premio Príncipe de Asturias
2001
Miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua
2003
Premio Roger Caillois
2004
Premio Real Academia Española de creación literaria
2010
Public su último libro Carolina Grau
2011
Premio Formentor de las Letras 2011
2012
Fallece a los 83 años en Ciudad de México
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