Espectáculos
Publicado el miércoles, 20 de enero del 2016 a las 16:06
Saltillo, Coah.- “Ya no tengo miedo de morir, ya estuve muerto”, son las palabras de Hugh Glass, un hombre incansable, que ha sido puesto a prueba por la vida, y que ahora, decidido a todo, va tras un solo objetivo: la venganza. Esta es la premisa de Revenant: El Renacido, la cinta de Alejandro González Iñárritu que este fin de semana se estrena en México.
En esta ocasión el mexicano, quien está a punto de hacer historia, pues podría coronarse por segundo año consecutivo como Mejor Director en la entrega del Oscar, nos presenta una historia trepidante, inspirada en hechos reales, donde Hugh Glass (encarnado por Leonardo DiCaprio), un famoso trampero, se convierte en un héroe.
En 1823 este hombre, mientras se encontraba en una de sus exploraciones, se enfrenta a una osa grizzly, a la cual consigue matar con la ayuda de John Fitzgerald y Jim Bridger, compañeros de viaje. Sin embargo queda gravemente herido y pierde el conocimiento. Pese a las pocas probabilidades que tiene de sobrevivir, Glass despierta y descubre que ha sido abandonado en medio de un territorio hostil y un terrible invierno. Aunque tiene todas las de perder, él se propone mantenerse en pie y cumplir su venganza, así comienza un viaje, que años más tarde se convertiría en toda una leyenda.
Un rodaje difícil
Desde que comenzaron a hablar del filme, G. Iñárritu y Leonardo DiCaprio han sido francos al decir que la filmación fue una difícil aventura.
“No negaré que el rodaje fue largo y físicamente muy duro, pero El Renacido es la experiencia más vasta y profunda de mi vida”, dijo el cineasta, quien triunfó en la reciente entrega de los Globos de Oro, al llevarse la estatuilla a Mejor Director y Película de Drama. En dicha ceremonia el mexicano declaró respecto a la experiencia del filme: “el dolor es temporal, pero el cine es para siempre”.
Y es que la película se filmó sin filtros ni luces artificiales y la producción contó con apenas dos horas diarias para grabar. El rodaje, donde Emmanuel Lubezki (director de fotografía) retrata paisajes asombrosos, comenzó en Alberta, Canadá, y se tenía previsto que durara seis meses, pero se alargó a nueve y la producción tuvo que terminar las escenas en locaciones naturales al sur de Argentina.
“Las condiciones, el clima, lograron sacar lo mejor de los actores, ellos realmente sintieron el frío, estaban metidos realmente en ello; no estaban actuando, estaban jodidamente miserables”, señaló el director a Entertainment Weekly.
Por su parte, Leonardo, quien aspira al Oscar como Mejor Actor declaró a Men’s Journal Magazine: “Cada día era una batalla para mí y para toda la gente de no tener hipotermia y puedo nombrar unas 30 o 40 secuencias como las cosas más complicadas que he hecho en mi vida, como cruzar ríos congelados o dormir en esqueletos de animales, o lo que comí en el set”.
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