Deportes
Por Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 14 de mayo del 2022 a las 04:11
Cd. de México.- El diestro extremeño Alejandro Talavante saldó la corrida de su regreso a Las Ventas de Madrid con una sola oreja, como premió a su muy ligera y desigual faena a un enrazado ejemplar de Jandilla, lidiado a plaza llena en el sexto festejo de la feria de San Isidro.
Tras volver a los ruedos a finales de la pasada temporada después de tres años de alejamiento, el torero de Badajoz era muy esperado por el público de Las Ventas.
Pero la sensación ofrecida por Talavante en sus tres toros del mano a mano con Juan Ortega se correspondió con tanta expectación, con un toreo ligero, con mucha quietud, sí, pero con muy poco gobierno sobre los engaños y, por ende, sobre las embestidas.
Con el insulso primero de la tarde esa poco fibrosa actitud no llegó a ser tan manifiesta, y menos con un público favorable que le jaleó casi todo. Pero se evidenció muy a las claras con el tercero, Follonero de nombre, que, tras mansear en el caballo, llegó al último tercio con unas enrazadas y fuertes embestidas.
Talavante se dispuso a torearlo directamente en los medios con la mano izquierda, aprovechando la gran inercia de cada arrancada sin necesidad de esforzarse, pero a medida que avanzaba el trasteo, plagado de tirones y bruscos muñecazos, el de Jandilla comenzó a desbordarle al no sentirse realmente sometido.
Solo al final, le pudo ligar dos encadenadas tandas de derechazos, también con un punto de ligereza, que acabaron por provocar las encendidas ovaciones de un público deseoso de triunfos.
Fue así como Alejandro Talavante paseó esa solitaria oreja sin demasiada alegría, tal vez consciente de la real dimensión de un triunfo que no llegó a obtener después con el manejable quinto, con el que también se dejó enganchar la tela más de lo aconsejable.
Tampoco fue buena la disposición de Juan Ortega en este artificial mano a mano, después de que el público también sacara a saludar tanto a él como al sobresaliente Álvaro de la Calle, en este caso en recuerdo de su gesta del pasado domingo de Ramos.
Al primer toro del sevillano, escasito de raza, le faltó ritmo y clase en una faena en la que también faltó más de asiento por parte del torero, que luego apostaría muy poco por llevar realmente toreado al noble y claro quinto, casi siempre usando la muleta como pantalla más que como cebo y guía.
Ya el basto y aplomado sexto de la decepcionante tarde no hizo sino confirmar el desconcertante momento por el que también atraviesa otra de las grandes esperanzas del toreo sevillano.
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