Saltillo

Publicado el lunes, 6 de octubre del 2025 a las 04:55
Saltillo, Coah.- La epidemia de enfermedades cardiacas que ha matado a 27 mil 432 coahuilenses durante los últimos 5 años, es tan grave que dejó de presenciarse solamente en los hospitales, ahora los pacientes se están muriendo en la calle, en su trabajo y en su casa, donde caen de manera repentina y fulminante.
En el último mes, 12 personas fallecieron en la vía pública de Saltillo a causa de infartos, una cifra que alertó a las autoridades sanitarias y de emergencias sobre el estado que guardan los corazones de los saltillenses, la atención y el seguimiento que le dan a sus padecimientos, así como la falta de diagnósticos oportunos.
Después de la pandemia del Covid-19, en el 2021, las enfermedades del corazón escalaron hasta posicionarse como la primera causa de muerte en Coahuila; en promedio se contabilizan alrededor de 5 mil fallecimientos por problemas cardiacos, superando por mucho a la diabetes, el cáncer y los accidentes cerebrovasculares.
El 22 de septiembre, un hombre de 64 años cayó muerto cuando intentaba cruzar el bulevar Felipe J. Mery; dos días antes, un hombre de 50 años fue encontrado sin vida en la Zona Centro, y dos días después, un ciclista de 53 años cayó fulminado cuando circulaba por el bulevar Vito Alessio, todos a causa de infartos.
De acuerdo con autoridades sanitarias, las enfermedades del corazón dependen de muchos factores, algunas pueden ser causadas por el descuidado estilo de vida que llevan las personas, otras por antecedentes familiares o genética, también se pueden derivar de infecciones e inclusive por el uso de algún medicamento.
Una delgada cicatriz, que inicia a la mitad de su pecho y recorre en arco el costado izquierdo hasta terminar en la espalda, es el recuerdo que tiene María Escobedo de las dos veces que estuvo al vilo de la muerte a causa de su corazón.
Ella es uno de los mil 500 pacientes que, en promedio, son diagnosticados por año con una enfermedad isquémica en Coahuila.
Cuando tenía 38 años comenzaron los primeros síntomas de alerta derivados de su estilo de vida: hipertensión arterial disparada, mal manejo de estrés, sobrecarga de trabajo, una alimentación poco balanceada, sedentarismo, así como consumo excesivo de café y cigarro, fueron parte de la lista de malos hábitos que tres décadas después la llevaron a necesitar la colocación de stents que destaparan las arterias de su corazón.
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Gracias a Dios y a mis hijos, que están dentro del área de la salud, ellos empezaron a notar que yo tenía situaciones que no eran normales. Y que yo tenía malestar general; de repente me faltaba el aire, me inflamaba de la cara y se me ponía blanco alrededor de la boca y me quedaba como que me iba a caer, o sea, empezaba con un dolor, así como piquete en el pecho”, relató sobre los cambios que notó en su cuerpo cuando llegó al límite.
Una prueba de esfuerzo que le realizaron en el Hospital del ISSSTE reveló que, además de la hipertensión, tenía un problema genético de triglicéridos altos y colesterol, un cuadro médico que agudizó los dolores en su pecho y la dificultad para respirar.
Su cardiólogo en ese entonces, el médico Mauricio Cortés, interpretó los resultados de las pruebas y resolvió que tenía que ser trasladada de urgencia a la Clínica 20 Noviembre, en la Ciudad de México, para realizarle un cateterismo, entre el temor y la incertidumbre de recuperar la salud para seguir viendo crecer a sus cuatro hijos.
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Para las fiestas de Navidad yo ya estaba en México. Me tuvieron que internar y someter a un procedimiento de cateterismo de emergencia. Desafortunadamente, lo que iba a ser un solo stent, acabaron siendo tres en la arteria derecha, porque se reventó la arteria en el procedimiento de cateterismo. Fue muy angustiante porque el paciente, al momento del cateterismo, está despierto”, relató sobre el procedimiento quirúrgico que le realizaron a finales del 2013, la primera vez que nació de nuevo.
En ese entonces, la mayoría de los males cardiacos afectaban a la población masculina, aunado a que, en el ISSSTE, sólo en la capital del país contaban con la tecnología para realizarle el procedimiento especializado que requería.
“Maruca”, como es conocida entre su familia y amigos, pasó varios años acostumbrándose a su nuevo estilo de vida y visitando religiosamente a los médicos como parte de su recuperación, no obstante, su corazón volvió a darle problemas.
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Mi cardiólogo en el ISSSTE, el doctor Miguel Ángel Ramos Guzmán, decidió hacerme un estudio de una máquina igual en movimiento, pero inyectando un líquido para excitar al corazón como si yo fuera corriendo. No pasé la prueba, perdí el conocimiento luego luego”, explicó sobre el retroceso que tuvo en su salud para el 2019.
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Me programan otro cateterismo para febrero. Ellos creen que con otro stent vamos a solucionar todo problema. Lamentablemente, cuando ya me hacen el segundo cateterismo, se dan cuenta que en el área en que tengo yo el taponamiento de la arteria, no hay forma de tener cateterismo. Y así me lo dicen, porque uno siempre está consciente. Me dicen: ‘Es que es su problema de fallecimiento y ahorita le vamos a avisar a su familia’”, recordó sobre la noticia que le dio el médico y que la dejó pasmada, estando aún en la plancha del quirófano.
Lo que iba a ser un proceso ambulatorio en el Hospital General del ISSSTE en Saltillo pasó a ser una sentencia a contra reloj.
Su hija, Nancy, fue la que recibió la noticia. La madre de familia, de 52 años, presentaba poca función cardiaca y sólo podían ofrecerle una cirugía de tórax complicada, que consistía en abrirle el pecho, desinflarle el pulmón para acceder a su corazón y hacer una revascularización, es decir, moverle las arterias y reconectarlas desde otros puntos para que la sangre pudiera llegarle al órgano.
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Los médicos lo programaron para el 19 de febrero, muy posiblemente ese día ya estaría en condición, pero me fui complicando. La sensación es de que me iba quedando sin fuerzas; empecé a sudar constantemente y venían periodos de mucha sudoración”, explicó.
Para evitar que su corazón colapsara, su familia y los médicos coincidieron en la urgencia de adelantar la fecha, y fue así que el 14 de febrero del 2019 a las 7 de la mañana, María Escobedo se despidió de sus hijos e ingresó al quirófano para la cirugía de corazón abierto.
En ese año, las enfermedades del corazón figuraron en el primer lugar de las cinco principales causas de muerte México; el Inegi reportó que fallecieron en total 156 mil 041 personas.
Estos decesos representaron un 49% más que los 104 mil 354 ocurridos por diabetes mellitus, segunda causa de muerte entre la población. Coahuila ocupó en ese entonces el noveno lugar entre los estados con una mayor tasa de incidencia de defunciones por enfermedades del corazón, alcanzando el 12.7 casos por cada 100 mil habitantes, una cifra por encima de la media nacional que fue de 12.3 fallecimientos por cada 100 mil personas.
Durante la operación, a Maruca le hicieron una incisión en su pierna izquierda, desde el tobillo hasta la ingle, para quitarle una arteria y reconectarla en su corazón. La complejidad del procedimiento quirúrgico la tuvo al vilo de la muerte, pues sufrió una hemorragia muy fuerte que pudo ser controlada.
Su recuperación en terapia intensiva fue de 12 días y le sumaron otros más en piso debido a las secuelas que dejaron el cuerpo de María muy cansado.
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Cuando le hacen esa cirugía, pues a un pulmón lo ponchan para poder entrar al corazón. Entonces queda colapsado ese pulmón y tiene líquido”, comentó sobre el EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), que ahora padece y que es parte del daño colateral.
Cuando pensó que con este segundo renacer todo iba a mejorar y podría regresar activamente a su vida laboral como abogada, la pandemia del Covid-19 frustró sus planes.
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Yo me acaba de incorporar a la oficina, yo había regresado apenas a trabajar, después de la cirugía de febrero. Dio vuelta el año y en marzo (2020) fui la primera que regresaron a casa. Hablaron conmigo los jefes y me dijeron que por mi condición física yo ya ni tenía que ponerme en cuarentena, sino encerrarme”.
Los casi dos años de encierro obligatorio impactaron en su vida y en la de miles de personas que, debido a sus antecedentes médicos, fueron consideradas como población vulnerable ante esta enfermedad respiratoria.
Para el 2020, cuando la pandemia estaba en pleno auge, el Covid-19 ocupó el primer lugar entre las enfermedades que ocasionaron más muertes en Coahuila, arrebatándole la vida a 6 mil 359 personas de las 28 mil 480 defunciones totales del estado:
En ese mismo año, los fallecimientos derivados a enfermedades del corazón obtuvieron la segunda posición, con 5 mil 675 decesos confirmados, 3 mil 203 en hombres y 2 mil 471 en mujeres.
Un año después, la gráfica se movió, y de las 24 mil 093 muertes reportadas en la entidad, las enfermedades del corazón regresaron como la primera causa de muerte con 5 mil 034 defunciones, 2 mil 896 en hombres y 2 mil 138 en mujeres.
A partir del 2021 y en los cuatro años posteriores, los números son muy similares, los padecimientos cardiacos se mantienen como la primera causa de muerte en Coahuila y en promedio fallecen alrededor de 5 mil personas por año.
Donde también se ha notado un aumento progresivo, es en las detecciones de las enfermedades isquémicas del corazón y los casos de hipertensión arterial, padecimientos que, al no estar controlados, pueden llevar a complicaciones graves, como un ataque cardiaco.
Entre el 2020 y el 2024, en promedio se detectaron en el estado alrededor de 2 mil casos anuales de padecimientos cardiacos, ya sea por una falla en las válvulas del corazón o por la obstrucción de los vasos sanguíneos.
Con respecto a la hipertensión arterial, enfermedad que obliga al corazón a trabajar con más fuerza y que contribuye a endurecer las arterias, en los cinco años recientes, en Coahuila se han detectado más de 108 mil casos, es decir, alrededor de 21 mil casos en promedio por año.
Cuando la pandemia del Covid-19 permitió que la mayor parte de la población regresara a la “normalidad”, a María Escobedo también le llegó el tiempo de retomar sus actividades como abogada en el Voluntariado de Coahuila, sin embargo, sus hijos le suplicaron que no lo hiciera:
Aunque está consciente de que dejar la vida laboral para priorizar su salud fue la decisión correcta, reconoció que le ha costado adaptarse a esta nueva etapa donde ciertos días resurgen los recuerdos de las batallas que libró para que su corazón siguiera latiendo.
Su historia aún no ha terminado, pues cada cuatro meses tienen que acudir al cardiólogo a una valoración y pruebas de ecocardio, también debe mantener controlada su hipertensión y diabetes, además de evitar situaciones que la lleven al estrés y la ansiedad.
A esto, también suma un equipo médico interdisciplinario: citas con la nefróloga, que se encarga de vigilar su riñón por la cantidad de medicamentos que necesita, también acude periódicamente a la neumológa para cuidar su pulmón y controlar su EPOC, y con una endocrinóloga que atiende su problema de hipotiroidismo.
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