Vida
Por Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 21 de octubre del 2023 a las 11:03
Ciudad de México.- Las pesadillas son uno de los trastornos del sueño más comunes, y en ocasiones son confundidas con los terrores nocturnos, un estado que es más frecuente entre los niños de 3 y 7 años, por lo que muchos padres están preocupados y con dudas con respecto a qué son, qué los provocas (cuáles son sus causas) y cómo se debe actuar o qué hacer en caso de que su hijo los llegue a presentar.
De acuerdo con el sitio de MedLine Plus, “los terrores nocturnos (también conocidos como terrores al dormir) son trastornos del sueño en los cuales una persona se despierta rápidamente”, y de forma brusca en un estado de alerta. El niño o niña que los padece puede abrir los ojos y les cuesta reconocer el entorno en el que está y a las personas que le rodean, por lo que causa preocupación en los padres.
A diferencia de las pesadillas, los terrores aparecen en la primera mitad de la noche y su duración puede ser de 10 minutos o un poco más. Otra de sus características es que ocurren durante el ciclo más profundo del sueño, con frecuencia antes de que los padres se vayan a dormir.
Durante un terror nocturno el niño puede experimentar:
• Llanto sin control.
• Sudoración, temblores o respiración rápida.
• Mirada aterrorizada, confusa o los ojos vidriosos.
• Gritos, movimientos bruscos con las manos, o patadas.
• Puede no reconocer al padre o persona en su entorno.
Según el sitio especializado en salud infantil, Pediatría del Noroeste, los niños pueden heredar una tendencia a los terrores nocturnos, y estos no suelen estar asociados con problemas emocionales o psicológicos graves. Los puede provocar el cansancio excesivo, la fiebre, la falta de sueño, el estrés o períodos de tensión emocional, el exceso de cafeína, y el uso de ciertos medicamentos, entre otros.
La Fundación CADAH, explica que lo principal para los padres que estén viviendo junto a sus pequeños los terrores nocturnos es hacer conciencia de que, aunque no lo parezca, este trastorno no producen sufrimiento en el niño, ni guardan relación con una psicopatología. Lo más importante es estar con el infante, ayudarle a calmarse y dejarlo que duerma de nuevo. Con la llegada de la adolescencia estos suelen desaparecer.
La organización Healthy Children recomienda a los padres:
• Mantener la calma.
• No tratar de despertar al niño.
• Cerciorarse de que el niño no se haga daño.
• Si trata de salir de la cama, intentar detenerlo con delicadeza.
Los especialistas de MedLine Plus explican que en muchos casos, no se necesitan más exámenes o pruebas para determinar que un niño está sufriendo de terrores nocturnos, pero si los episodios son muy frecuentes, debería ser evaluado por un médico. Si bien no son peligrosos, pueden parecerse a otras afecciones o acarrear problemas.
De acuerdo con el sitio de Stanford Childrens, se debe acudir al doctor en caso de las siguientes situaciones:
• El niño babea, se sacude o se pone rígido.
• Los terrores interrumpen el sueño en forma regular.
• Los terrores duran más de 30 minutos.
• Su hijo hace algo peligroso durante un episodio.
• Se presentan otros síntomas junto con los terrores nocturnos.
• Su hijo tiene miedos durante el día.
• Usted siente que el estrés familiar puede ser un factor.
Con información de El Heraldo de México
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