Vida
Por Excélsior
Publicado el sábado, 16 de octubre del 2021 a las 08:39
Comondú. Una tortuga caguama o amarilla (Caretta caretta) agoniza sobre la arena; al ejemplar juvenil le falta una aleta, posiblemente quedó atrapada en una red de pesca y al luchar por su vida, el monofilamento de nylon cercenó su extremidad.
El corte es muy limpio, no parece el ataque de un depredador ni la colisión con la propela de alguna embarcación en el mar.
Sin fuerza para nadar, la corriente la arrastró fuera del agua. Por momentos, la tortuga caguama intenta luchar, no se quiere rendir; estira el cuello y busca atrapar una bocanada de aire fresco, pero la suerte está echada.
En su caparazón ya tiene la marca de pintura roja que la convierte en una cifra más, un número en el conteo de ejemplares que realiza el Grupo Tortuguero de las Californias, en apoyo de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que carecen de presupuesto para realizar tareas de inspección y vigilancia.
La Playa San Lázaro, tristemente célebre porque el año pasado aparecieron varados sin vida 137 lobos marinos (Zalophus californianus), está convertida en un cementerio de tortuga caguama en la región conocida como el Golfo de Ulloa, ya que, tan sólo en 2020, fueron contabilizados mil 88 cadáveres de esta especie en peligro de extinción.
Un reporte de la Profepa obtenido a través de la Ley de Transparencia establece que, además, el año pasado fueron localizados muertos en los 43 kilómetros de playa San Lázaro cuatro delfines, una ballena, dos focas, un elefante marino, un cachalote pigmeo, 30 tortugas prietas y 23 tortugas golfinas.
Después de dar seguimiento puntual a la mortandad de tortuga caguama durante casi una década, Mario Sánchez, director regional Noroeste del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), asegura que la situación no ha cambiado en nada, pues los ejemplares que murieron entre 2012 y 2020 suman más de seis mil, de acuerdo con documentos de la propia autoridad ambiental.
Son datos oficiales y son sólo las tortugas muertas que contabilizan porque, según estudios científicos, por cada tortuga varada, encontrada en la playa hay otras tres que son arrastradas por las corrientes mar adentro y nunca salen a la superficie”, explicó.
IN SITU
“ Bajo un sol que cae a plomo se realizó el recorrido que parece no tener fin sobre Playa San Lázaro; se avanzó en una camioneta 4×4 antes de que suba la marea y sea imposible transitar.
En total se logró contar a 50 tortugas caguama muertas en la arena. A lo lejos, el bailoteo de aves carroñeras o la aparición de coyotes anuncian la presencia de los cadáveres, que van surgiendo uno tras otro.
“ Hay desde tortugas que tienen algunos días de haberse varado hasta otras que tienen ya un avanzado estado de descomposición, que nos indican que llevan semanas o meses”, describió Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.
La Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) cuenta con un registro de 126 ejemplares atrapados en redes agalleras, levantado en mar abierto a bordo de embarcaciones de la flota artesanal entre 2015 y 2018.
Estas cifras son resultado del programa de Asistentes Técnicos a Bordo y del Sistema de Videograbación, que tenía como fin verificar la interacción de las artes de pesca tradicionales con las tortugas caguama, acciones que tuvieron que ser canceladas en 2019 por falta de recursos.
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