Coahuila
Hace 3 dias
Gracias a la templanza y perseverancia de un joven, de 22 años, cuya visión lo llevó a convertirse en un empresario a tan tierna edad, fue que surgió uno de los emporios industriales, orgullo muy nuestro, Grupo Industrial Saltillo.
La historia la cuenta él mismo. Había quedado sin trabajo Isidro López Zertuche y, para colmo, con la responsabilidad enorme de procurar el sustento de su hogar, cuestión que él sentía como un grande compromiso.
Y para acabarla de amolar, la ciudad y sus habitantes pasaban por una severa crisis por el movimiento revolucionario, las revueltas y los constantes trances de inquietud, que causaban en ella un clima de zozobra y de incertidumbre para todos.
Aquél joven luchaba por hacerse de un modo honesto de vivir y sólo contaba la experiencia adquirida en la Casa Comercial, de don Dámaso Rodríguez, y un pequeño capital que había ahorrado como fruto de su trabajo en aquella empresa, de la cual había dejado de prestar sus servicios. Corría el mes de octubre del año 1914 cuando salió de su casa con el propósito de algo más grande, no sólo conseguir un nuevo empleo.
Durante su estancia en la ferretera de don Dámaso había adquirido la experiencia de las ventas y la amistad de varios clientes, quienes lo admiraban por su honradez y entrega al trabajo.
Caminando calles debajo de la pequeña ciudad se enteró de que don Roberto Cárdenas traspasaba su ferretería y tlapalería. El joven Isidro López habló con el empresario y se entendieron en cuanto al costo de la transacción, pero él sólo contaba con menos de la mitad que había ahorrado en su tiempo laboral.
Recordó a un comerciante de abarrotes con el cual tenía mucha confianza, bueno, era mutua y le planteó el problema. Era un hombre que sabía mucho de negocios y al que había tratado cuando trabajaba con don Dámaso, don Juan Siller que manejaba una tienda de su propiedad, con el nombre de La Abundancia, dedicada a la venta de abarrotes al mayoreo, en la esquina de las calles Iturbide y La Purísima, actualmente Zaragoza con Pérez Treviño.
Isidro planteó el asunto a don Juan, quien conocía al joven por su honradez y dedicación cuando trabajó en la ferretera de don Dámaso Rodríguez y, en forma por demás voluntaria y magnánima, le otorgó un préstamo de 800 pesos para completar los mil 400 que representaba la operación del traspaso del negocio del señor Cárdenas; como no tenía recursos para contratar empleados invitó a sus hermanos, Carlos y Ricardo.
Los tres completarían el personal necesario para atender aquel comercio, que registraron con el nombre de Isidro López y Hermanos.
Así comenzó la vida de negocios de este importante empresario saltillense, Isidro López Zertuche, que usted tal vez conozca, pues sobre él se han publicado muchas notas en los periódicos y revistas, además, un libro de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Saltillo, cuenta su historia a detalle.
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