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Coahuila

Zanahoria y garrote

Por David Brondo

Hace 3 años

La visita de Adán Augusto López a Saltillo para atestiguar la aprobación de la militarización de la Guardia Nacional por parte del Congreso de Coahuila, terminó en un affaire político del Secretario de Gobernación con el priismo coahuilense y el gobernador Miguel Ángel Riquelme.

Con el proceso para la renovación de la gubernatura en puerta, los tambores de guerra cesaron por unas horas y aquellos con el rostro pintado para la batalla decidieron limpiarse la cara, hacer mutis y disminuir la estridencia de sus barahúndas.

El mismo operador de Bucareli sufrió una transfiguración. Si en los últimos días pareció portar el atuendo de “El Cavernario” Galindo, el temible coloso de los cuadriláteros calificado en sus tiempos como el luchador más rudo de la historia, en la capital coahuilense dio paso a la imagen de un político educado, civilizado y negociador.

Por instrucciones o de motu proprio, el tabasqueño se bajó del ring de los madrazos y los golpes bajos, y su lamentable discurso de estas semanas, enfocado a deshacer a quien se le ponga enfrente, se volvió terso, afable y afectuoso. Diríamos, casi casi perfumado.

Si a los gobernadores de Movimiento Ciudadano y del PAN que rechazaron la reforma para militarizar al país los tildó de “andar por la vida haciendo alegorías de la hipocresía”, al priista Riquelme lo saludó con mano izquierda y lo colmó de lisonjas y arrumacos.

 

 

Premio o castigo

Eufórico, sabedor de estar sacando adelante las reformas promovidas por el presidente, Adán Augusto López ejecuta al dedillo la encomienda de trabajar con la política de la zanahoria o el garrote: la zanahoria para premiar a quienes negocian con el régimen, o el garrote para debilitar a sus opositores.

A Riquelme Solís, esta vez le tocó la zanahoria. El Secretario de Gobernación no solo le dispensó un gran trato, sino que también fue pródigo en elogios para su gestión. Lo menos que dijo fue que el modelo de seguridad de Coahuila “es un referente (de éxito) para el noreste… y para todo el país”.
También le reconoció impulsar una estrategia de seguridad pública —algo prácticamente inexistente en las entidades federativas— para dar tranquilidad a los ciudadanos y ofrecer certeza a las inversiones generadoras de empleo.

Mejor no le pudo ir a Riquelme en su relación con “El Cavernario” de la cuarta transformación, especialmente ahora que le ha dado por despojarse de su papel de interlocutor del régimen. En estos tiempos de encono y polarización extrema, el funcionario federal ha echado por la borda su misión de fomentar la gobernabilidad democrática, fortalecer el estado de derecho y, según reza el portal de la Segob, construir acuerdos con la ciudadanía y autoridades de todos los niveles “para dar pasos firmes en la estabilidad social y política”.

Se la pasa un día sí y otro también pegándole a enemigos reales o imaginarios. Pero en Saltillo, decíamos, el representante del presidente López Obrador no actuó como un troglodita, sino con buena mano izquierda.

 

Habilidad y astucia

La mano izquierda, según la Real Academia, es la “habilidad o astucia para manejarse o resolver situaciones difíciles”. En foros hispanistas, algunos expertos han anotado que en el mundo taurino la expresión “tener mano izquierda” significó —y significa— “simplemente ‘saber torear al natural’, esto es, de modo regular, pues torear con la mano derecha es arte menor”.

Así, pues, el secretario hizo faena mayor en Saltillo. Su actuación con el capote, sin embargo, desconcertó hasta a los mismos dirigentes de Morena en Coahuila, peleados a muerte con el gobernador Riquelme. Le reprochan hasta haber nacido.

¿Por qué el tabasqueño cambió radicalmente su actitud a la mostrada, por ejemplo, con el Gobernador de Nuevo León, Samuel García, a quien calificó de “hipócrita” y lo menospreció llamándolo “Samuelito”?

Ciertamente, nadie le resta méritos al Gobierno de Coahuila en su trabajo de seguridad, pero el secretario no estaba obligado a ser tan meloso con Riquelme. Sin embargo, lo fue. Tres factores explican el extraño lance, la bipolaridad política de Adán Augusto:

– El hombre de Bucareli trae la consigna de corresponder a los estados que aprobaron la reforma constitucional para mantener al Ejército en las calles hasta el 2028.

-En los próximos días requerirá el apoyo de los priistas para sacar adelante la reforma para desaparecer al INE; cambiar el sistema de elección de los consejeros y magistrados electorales y eliminar las minorías parlamentarias en el Congreso de la Unión. Sin el apoyo de gobernadores como Riquelme, será imposible sacar adelante esa reforma.

-Adán Augusto anda en campaña rumbo al 2024. En su calidad de “corcholata” del presidente anda buscando aliados por todos lados. Rotos sus lazos con el PAN y con MC, la única posibilidad de aglutinar nuevas fuerzas en torno a su candidatura está en los sectores del PRI. De ahí su tersura y candidez frente a los priistas de Coahuila.

 

Hoy por ti, mañana por mí

No hay casualidad. La lógica del secretario es una: hoy por ti, mañana por mí. Ampliar sus espacios, encontrar puntos de apoyo más allá de Morena y consolidar alianzas, así sean del priismo, es su prioridad.

Sería una catástrofe que Riquelme y los legisladores priistas escucharan el canto de las sirenas y aprobarán la reforma electoral de López Obrador; una reforma que significa una regresión de 40 años y que, como señaló la Conferencia del Episcopado Mexicano, “constituye un agravio a la vida democrática del país”.

Defender los pilares del actual sistema electoral es defender la democracia. Los gobernadores y legisladores de oposición están obligados a hacerlo, así tengan que enfrentar la furia del selvático secretario de Gobernación.

A “El Cavernario” Galindo, decían las crónicas de los 70 que reseñaban sus ardides y emboscadas en el cuadrilátero, lo único que le importaba era “infligir más golpes y dolor a sus adversarios”.

Ni más ni menos. Esa es la lucha que viene. Esta vez valdrá la pena dejar de lado al Adán Augusto de los buenos modos y la dulzura política; decirle adiós a cualquier intentona de affaire y darle la batalla frontal al garrote de la 4T.

 

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