México,D.F.– Esta vez, las gradas del Estadio Azteca lucieron pobladas para el Clásico Nacional; poco más de 90 mil personas se dieron cita para un duelo que, siempre en el papel es atractivo, aunque los últimos encuentros no han respondido a las expectativas.

Primer tiempo que vio veinte minutos de duelo cerrado, áspero y centralizado en medio terreno; poco futbol a la ofensiva, predecible en los contragolpes de ambos equipos; Christian Benítez se quedó en los linderos de zona de peligro, mismo caso de Marco Fabián y Erick Torres, quien salió en el segundo tiempo por Luis Morales.

Minuto 35 en el cronómetro y el gol quitó tensión a nación rojiblanca en patio ajeno; el ‘10’ visitante remató pelota de cabeza servida por Jorge Enríquez tras saque de banda. Hugo González sólo acompañó el tanto para ver caer su meta: 0-1.

Poco duró el gusto a los dirigidos de John van ‘t Schip; Juan Carlos Medina sacó tiro de diestra sobre el recorte a la defensa del chiverío. Luis Ernesto en la portería se tendió de rodillas, pero el esférico pasó de largo para dictar el empate sobre el final del primer lapso (40’).

Momento de visitar el vestidor y, enseguida del silbatazo inicial para el complemento, el Rebaño Sagrado salió con otra cara y “revolucionó” el juego: par de disparos de Fabián metieron nervio a la puerta americanista; escenario de llegadas que no varió hasta ver, por segunda vez, la caída de la meta local.

Rafael Márquez encontró pelota sobre la media luna del área, disparó de derecha y Diego Reyes se atravesó en el camino de una pelota sin riesgo, pero que se transformó en el 1-2 que vio de cerca González (59’).

La estocada final, precisamente vino de los pies de Márquez Lugo. La pierna izquierda del ‘7’ se sacó la ‘espinita’ tras el previo tiro desviado que valió un tanto. Disparo preciso sobre la humanidad de Hugo González, quien estiró la mano al cielo; muy tarde, el Clásico quedó en zona chiva que “no ofrecen nada nuevo”, palabras que días atrás emitió Miguel Herrera al futbol de su rival. Y sí, el Rebaño no ofreció ninguna novedad, salvo tres “nuevos goles” para su cuenta, mismos que sirven para sumar “tres nuevas unidades” a costa del rival de siempre, el rival eterno.