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Bajo el silencio de la luna

Por Daniela Eloísa

Publicado el sábado, 20 de julio del 2019 a las 15:55


Querida amiga que bailas en el infinito...

Querida amiga que bailas en el infinito…

…bajo la serenidad que irradia tu presencia me pregunto, ¿dónde encontrarás consuelo esta noche…?

Hoy desperté deseando descubrir un lugar, un pequeño espacio en el mundo desde el cual poder escribirte, desde dónde mirarte y sentir que aunque estás arriba, a la vista de todos, estás sólo para mí.

Quería encontrarme con tu luz que dice que está bien estirar los brazos y sacudirlos como si fueran alas; parodia de libertad, pero libertad a fin de cuentas. Iba a bañarme con ella, caricias del sol que conviertes en magia azul plata, como amor que se escribe a mano.

Sin embargo, al encontrarte ahí, quieta e invisible en medio de la niebla, me recuesto en los recuerdos y me pregunto si siempre se ha tratado de mí.

Sobre si canto y me escuchas, si te susurro y aguzas el oído. Sobre las veces que caigo en tu trampa y olvido que no sé el nombre de dios, ni qué es lo que haces allá arriba, si ves y qué ves, y si me ves.

¿Siempre se ha tratado de mí y nunca de ti? De si hoy estás más hermosa, no porque es octubre, sino porque estás enamorada o si habrá mañanas que te quieres menos.

Querida amiga que brillas y entiendes que casi somos lo mismo; retazos de otros mundos, a veces pequeños, a veces oscuros y con heridas que no podemos ver.

No hablemos de mí esta noche. Hablemos de ti y de si hay mirada que te consuele, pedazo de tierra, luz o ser que quieras abrazar, ¿te has sentido sola, aunque acá abajo todo el mundo esté hablando de ti? Regalándote canciones, cuentos, dibujos, poemas…

Hoy no te pediré que me enseñes a sostenerme. Hoy puedes ser tú quien me cuente sus secretos, porque aunque siempre hemos estado juntas, admito que no te conozco. No sé si lloras y por qué lloras o si sonríes.

Querida amiga que hoy no encuentro cuando miro por la ventana, que eres testigo de cuerpos moribundos, amantes profundos y noches perezosas… Quiero que sepas que está bien si lo que quieres es callar, que si no estás lista para contar, podemos guardar silencio las dos. Incluso puedo cerrar los ojos si sientes que necesitas un poco más de privacidad, que quizá es por eso que sales mientras todos deberían dormir, ¿sueñas con encontrar una noche sin un solo ojo que quiera sentirse tu dueño? ¿Sin sol, conejo, pescador, astronauta o lobo…? Porque me han contado que lo hermoso también puede cansarse de ser adorado.

Podría renunciar a verte y quedarme en casa hoy que estás atrapada entre la lluvia, pero me seguiré preguntando qué usarás tú para cubrirte.

Aunque debo confesar que me gusta imaginar que has anhelado tanto esta noche, que casi puedo sentir tu ansiedad por compartir un mismo espacio. Colosal y platinado ser, ¿no es el sol, sino la lluvia lo que te estremece?

Lo único que buscas mirar porque al hacerlo te descubres y suspiras y haces que el agua suspire contigo. Desde un pequeño charco perdido en la inmensidad de una ciudad hasta un profundo océano que a marea viva trata de alcanzarte.

¿Acaso esa es la respuesta que esperas cuando llamas? Mientras las nubes y la niebla con risitas los solapan y se afligen como se afligen los románticos cuando dos enamorados no pueden estar juntos.

Incluso creo que puedo escuchar cómo el ritmo de la lluvia se va ajustando a tu celestial baile y casi siento que yo también puedo ponerme a bailar.

Querida amiga que giras y flotas en lo infinito… ¿Ese es el rostro que empapa tu mente cuando menguas y te escondes de quienes insisten en colonizarte…? Como si fueras un simple pedazo de roca, como si iluminar nuestras noches con tu belleza o ser musa y bruja ancestral no fuera suficiente.

Y es que no es egoísmo querer encontrarte cada vez, es que contigo es más fácil luchar contra la noche, el sueño, la rutina o el hastío. Porque no existe mejor manera de disfrutarte que inventándote un amor mientras te admiro, aun si es de lejos, y aunque duele no contarte cómo se desmoronan las cosas o por qué el mundo hoy es más triste… bajo la serenidad que irradia tu presencia duele más y me pregunto, ¿acaso ya has encontrado consuelo está noche…?

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