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Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 15 de marzo del 2025 a las 04:15
Ciudad de México.- Donald Trump prometió en su primer mandato fortalecer la industria siderúrgica de Estados Unidos. Cuando impulsó el T-MEC en 2020, aseguró que el nuevo acuerdo comercial traería inversiones a su país. La cláusula que exige que al menos 70% del acero y aluminio utilizados por la industria automotriz provenga de Norteamérica buscó cumplir ese objetivo. Sin embargo, México y Canadá capitalizaron las inversiones.
Este error estratégico llevó a Trump a recurrir nuevamente a aranceles para intentar corregir el rumbo. Su Gobierno restableció un arancel de 25% a las importaciones de acero y elevó al mismo nivel el gravamen al aluminio.
La Casa Blanca justificó estas acciones con el argumento de que la competencia extranjera desleal afectó a la industria estadounidense. “Los aranceles de la Sección 232 sobre el acero y el aluminio respaldarán el objetivo original del programa de revitalizar las industrias nacionales de acero y aluminio y un uso sostenible de la capacidad (instalada en Estados Unidos) de al menos el 80%”, declaró la Casa Blanca en una hoja informativa del 10 de febrero.
Según la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero de México (Canacero), las empresas del sector invirtieron 5 mil 610 millones de dólares entre 2023 y 2025 para expandir su capacidad de producción de aceros especializados. La industria automotriz impulsó esa demanda, ya que consume entre 20% y 25% del acero total en Norteamérica.
El sector automotor requiere aceros de alta especialidad. Chapas galvanizadas y laminadas en frío sirven para fabricar carrocerías y chasis, mientras que barras de acero de calidad superior se usan en componentes críticos como ejes y cigüeñales.
México atrajo inversiones comparables a la construcción de seis nuevas plantas armadoras, algunas de las cuales estuvieron en disputa entre el sur de Estados Unidos y el territorio mexicano.
Un ejemplo es Ternium, que en 2023 anunció una inversión de 3 mil 200 millones de dólares para ampliar su complejo en Pesquería, Nuevo León. Durante el anuncio, el CEO de la empresa, Máximo Vedoya, explicó que la compañía evaluó invertir en Texas o en México y optó por la planta norteña. Este es el tipo de decisiones que Trump busca revertir.
Además de las importaciones, la administración estadunidense argumentó que China ha ingresado acero al mercado a través de triangulaciones con México y Canadá. “Al conceder exenciones a determinados países, Estados Unidos creó inadvertidamente lagunas legales que fueron explotadas por China y otros con exceso de capacidad de acero y aluminio, socavando el propósito de esas exenciones”, explicó la Casa Blanca en su hoja informativa.
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Se habla mucho de esto, porque se dice que las empresas mexicanas no tienen la capacidad para producir todo lo que reportan y envían a Estados Unidos”, advirtió César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
El impacto de los nuevos aranceles afectaría inversiones futuras. En febrero, la Secretaría de Economía informó que hay en proceso una cartera de inversiones siderúrgicas por 8 mil millones de dólares. Las empresas que planean expandirse en el país pondrán sobre la mesa la posibilidad de reconsiderar sus estrategias si las tarifas afectan la competitividad de sus exportaciones a Estados Unidos.
En el sector automotor, los costos también aumentarán. Un informe de 2023 de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos concluyó que los aranceles previos de Trump redujeron las importaciones de acero, pero también elevaron los precios para los fabricantes locales.
El acero representa el 54% de los materiales utilizados en la producción de autos de combustión y eléctricos, según el Instituto Americano del Hierro y el Acero. Si los precios suben, los fabricantes estadunidenses enfrentarán mayores costos y una menor competitividad frente a otros mercados.
Pese a las críticas, Trump defiende su estrategia. “Los aranceles al acero que implementó el presidente Trump generaron miles de empleos ganados y salarios más altos en la industria metalúrgica”, destacó la Casa Blanca. También afirmó que estos aranceles beneficiaron a la industria del mineral de hierro en Minnesota.
Sin embargo, los efectos de estas políticas son inciertos. Mientras algunas empresas pueden trasladar sus inversiones a Estados Unidos, otras buscarán opciones para mitigar el impacto de los aranceles.
México enfrenta un reto importante. Salazar señala que el país tiene pocas alternativas para evitar el arancel. “(El Gobierno) puede mejorar la supervisión de las empresas que fabrican estos materiales y rastrear mejor los insumos provenientes de China”, explicó.
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