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Alerta de árbitro electoral cooptado para 2023, y en Coahuila nadie dice nada

Por Luis Carlos Plata

Hace 2 años

Organizaron las elecciones de 2017, 2018, 2020 y 2021 en Coahuila, aunque ya se van. La conformación inicial de consejeros del Instituto Electoral de Coahuila, designados en 2015 por el Instituto Nacional Electoral, se verá notoriamente mermada en noviembre del presente año cuando Alejandro González Estrada y Gustavo Espinosa Padrón (impugnados en su día sin éxito y señalados por su vinculación al PRI) concluyan su periodo de seis años, quedando como última integrante del órgano colegiado original su presidenta, misma que fue nombrada para siete años, Gabriela de León Farías. Ella se va en 2022.

Por lo demás, la posición es tan cómoda que permite emprender otros negocios personales, como Ilitia Desarrollo Inmobiliario, S.A. de C.V. (constituida en 2018) y Productora Pecuaria La Perla, S.P.R. de R.L. de C.V. (2019), ambas de Espinosa Padrón, quien figura como socio.

O facilita las puertas que se deben tocar, como es el caso de Karla Verónica Félix Neira, quien aun cuando le restaba un año de seis en el cargo como consejera, dio en diciembre del año pasado el salto del IEC al Tribunal Electoral de Coahuila, cuyos magistrados designa el Senado de la República, mediante albazo y un proceso de selección opaco, y la intervención de Armando Guadiana -a quien, por cierto, blindó días atrás de la jornada electoral, el 2 de junio, al resolver ella el procedimiento especial sancionador 08/2021 promovido por Miroslava Sánchez Galván, y declarar inexistente la comisión de violencia política contra las mujeres en razón de género-. Favor con favor se paga.

Otra de las consejeras integrantes de la conformación inicial del IEC, Larissa Pineda Díaz, volvió también al Tribunal Electoral como secretaria de estudio y cuenta, posición de donde había salido previamente para ir al IEC como consejera por un periodo de tres años. Esa presunta profesionalización y especialización del servicio público que no sigue lineamientos de un servicio profesional de carrera en forma, y también se puede interpretar como acaparamiento y tráfico de influencias.

Así, mientras todo mundo está pensando en otra cosa, el IEC se alista para recibir dos nuevos consejeros que calificarán, entre otras encomiendas, las trascendentales elecciones para Gobernador de Coahuila en 2023. Pero no habrá sorpresas: la probabilidad indica que serán dos empleados administrativos del propio órgano autónomo, a juzgar por las listas de interesados que se inscribieron al proceso y continúan en él.

Y aquí viene lo interesante. A través de una convocatoria que no fue suficientemente publicitada (si el IEC no promueve asertivamente la participación ciudadana en las elecciones, mucho menos “compartirá” algo que supone de su propiedad), de 81 aspirantes registrados, a solo 70 le aprobaron los requisitos y de ellos solo 58 acudieron al examen.

¿Por qué no hubo más interesados, así sea solo por el salario? Y lo más importante: ¿Por qué la plantilla del IEC obtuvo las calificaciones más altas?

Porque se dedican a esos temas, sería la respuesta más obvia. No obstante, a diferencia de convocatorias pasadas, realizadas todas en la época pre-Covid, esta vez hubo posibilidad de presentar el examen de conocimientos a distancia, vía remota y telemática, sin necesidad de acudir todos a una sede común, lo cual siempre genera suspicacias. Resta una prueba (ensayo presencial) aparentemente imparcial y calificada por el Colmex, y posteriormente la entrevista que ya es completamente discrecional y subjetiva.

El quid de la cuestión es que sigilosamente se van acomodando las piezas en el tablero donde se jugará la Gubernatura de Coahuila, y no hay interés de los ciudadanos por los asuntos públicos, mucho menos resistencia ni acción. No sería lo correcto, y aún así los partidos políticos de supuesta oposición tampoco meten las manos en aspectos como este que, parecieran ser intrascendentes y rutinarios, pero realmente inclinan la balanza en momentos clave de los procesos electorales. Con Morena y el PAN en abierta disputa por sus dirigencias estatales, no hay cabeza ni tiempo para detalles finos como que se constituya una burocracia impermeable, no ciudadana, en el consejo donde tienen representación y voz, pero no voto.

Sería muy ingenuo pensar que las calabazas se acomodarán solitas en la carreta. Por el contrario, el fenómeno favorece a quien detenta el poder en el estado actual de las cosas.

 

Cortita y al pie

En 2015 hubo postulaciones diversas como aspirantes a consejeros, procedentes incluso de todas las regiones del estado y ajenas al negocio electoral, motivadas por la desaparición del IEPC y el nacimiento del IEC, lo cual suponía un cambio de paradigma. A partir de 2018, sin embargo, la convocatoria para suplir tres vacantes que terminaban su encargo fue cooptada por la nómina del IEC, mayoritariamente residentes en Saltillo salvo alguno de Torreón, situación que se repitió en 2020 con la vacante femenina que se cubrió.

 

La última y nos vamos

En 2021, en la lista final de 12 mujeres y 12 hombres con los mejores promedios (hubo estados con 10 finalistas y otros con 15 sin explicación de por medio), de la cual se designará una y uno para integrar el Consejo General (compuesto por cuatro mujeres y tres hombres), aparecen nueve empleados del IEC: el 37.5 por ciento.

Ahora bien, proveniente del Senado de la República vía la mano de Ricardo Monreal, autor del documento, se filtró a mediados de agosto a los medios de comunicación un “borrador” de la iniciativa de reforma electoral que planea presentar en el periodo legislativo a nombre de la bancada de Morena. En ella proyecta desaparecer los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) que organizan las elecciones en los estados, tales como el IEC, cuyas funciones serían absorbidas por el INE, lo cual se interpreta como revanchismo, centralismo y control político.

Así, el árbitro electoral se ubica en este momento entre dos fuegos: el asedio, en lo nacional, y la cooptación, en lo local.

 

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