Arte
Por Agencia Reforma
Publicado el domingo, 17 de octubre del 2021 a las 09:57
Monterrey, NL.- Para describir el saldo que dejó la Gala Levitar del Ballet de Monterrey, que tuvo su estreno anoche en el Auditorio San Pedro, bastan dos palabras: satisfacción y alegría.
Es un gusto ver a la compañía dancística emblemática de la Ciudad no sólo de vuelta en los escenarios, sino también llena de energía, cumpliendo el objetivo de alimentar el espíritu de su público.
Es indudable que el ensamble atraviesa grandes retos: desde mantener su nivel técnico durante la pandemia de Covid-19 hasta adaptarse al estilo de su nuevo director artístico, el brasileño Thiago Soares.
Es buena noticia que la cabeza creativa sea un latino con trayectoria internacional porque brinda al público la promesa de propuestas de alto calibre.
Por lo pronto, el programa de anoche resultó atinado al combinar joyas del repertorio clásico tradicional con obras de corte neoclásico y aire fresco.
El público, que ocupó el 50 por ciento del espacio del 60 permitido, aplaudió con entusiasmo la presentación.
La ejecución del pas de trois de “El Corsario”, a cargo de Daniela Fabelo, José Hurtado y Vladimir Piedra fue lo mejor logrado de la velada. De aplaudir la proeza técnica de los bailarines.
Fabelo estuvo segura, limpia y a la altura del demandante rol. Lo mismo pudo decirse de Hurtado, talento de formación regia. Piedra sorprendió con grandes saltos, control y porte.
Los tres son estrellas en crecimiento. El público deberá prestarles atención en las próximas temporadas.
El otro punto destacable fue “Arvo”, pieza contemporánea ejecutada por los sublimes Junna Ige y Marco Cantú. Ofrecieron un contraste exquisito: la fuerza y el ataque de los movimientos que mostró ella hizo armonía con la suavidad y la estabilidad de él. Qué lástima no ver el nombre del autor de la pieza mencionado en el programa.
Este excelente trabajo de partneo también transpiró en su interpretación del pas de deux del Cisne Blanco. Aquí el cuerpo de baile cumplió con lo básico requerido. Esperamos que, con el tiempo y el entrenamiento, el grupo muestre mejor sincronía y dominio del detalle fino.
Soares aportó tres piezas a la Gala: “Caroussell”, “Payoyoma” y “Sonatina”. En esta última brilló particularmente Brian Ruiz al contagiar su evidente amor por la danza. Logró que la audiencia disfrutara aún más la pieza tan coqueta y de corazón latino.
La voz del exdirector artístico Luis Serrano dijo “presente” con la coreografía “Huapango”, sin duda exigente con el cuerpo de los artistas.
Serrano es un elemento invaluable para la agrupación regia. Sorprendió gratamente ver su nombre en la lista de maestros entrenadores.
La mancuerna entre el veterano creativo cubano y el experimentado Soares, quien además tiene las tablas del Royal Ballet, trae la esperanza de que el Ballet de Monterrey alcance la estabilidad tan necesaria para el crecimiento técnico y artístico de sus elementos.
Alejandra Martínez es ex bailarina del Ballet de Monterrey y crítica de ballet.
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