Saltillo, Coah.- A la vista de todos, sólo son grandes recintos abandonados llenos de libros, pero en realidad, son gigantes silenciosos que protegen a las infancias de las calles, rescatan a los viejos de la soledad y resguardan la historia de la ciudad.

Son las Bibliotecas Públicas del Estado, que se llenan de vida no sólo en el verano, sino durante todo el año, gracias a niños, jóvenes y adultos que ven en ellas el sitio para pasar sus vacaciones, sus tardes solitarias y hasta sus cumpleaños.

Aquí las cajas de cartón, los colores y la diamantina se transforman en maravillas, y como todo se vale a la hora de crear, periódicos viejos, retazos de tela y flores silvestres son las herramientas perfectas para pequeñas manitas con gran imaginación.

Lugares de aprendizaje

La Coordinación General de Bibliotecas, Publicaciones y Librerías, inicia una nueva etapa con Martha Loera Arámbula al frente, quien por indicaciones del gobernador Manolo Jiménez y el secretario de Educación, Emanuel Garza Fishburn, está lista para convertir a las Bibliotecas del Estado en lugares de aprendizaje, esparcimiento y seguridad.

“ Pensamos que la biblioteca es un centro de desarrollo comunitario, donde los niños pueden ir a hacer sus tareas, reforzar Matemáticas, Español, darle rienda suelta a su creatividad”, comenta Martha Loera, “tenemos también servicios digitales, queremos llevar conectividad para que tengan internet, es decir, que sea un lugar en donde puedan ir a vacunarlos, donde los ejidatarios puedan hacer sus reuniones, en fin, que sea un centro de desarrollo de la comunidad”.

Se detectan carencias

En Coahuila hay 146 bibliotecas, de las cuales 19 están en Saltillo, y la coordinadora ya inició un recorrido para detectar las carencias y las áreas de oportunidad, que son muchas.

Y es que, al depender de los tres niveles de Gobierno, federal, estatal y municipal, y de dos secretarías: la de Cultura a nivel nacional y la de Educación en Coahuila, la Coordinación de Bibliotecas a veces “sale volando” de los presupuestos.

Lo bueno, reconoce Martha Loera, es su capital humano: los bibliotecarios son personas comprometidas con su trabajo y con los servicios que brindan a los usuarios.

“ Tenemos un personal muy dedicado, con mucho amor a lo que hacen, gente con vocación de servicio, y ellos mismos andan haciendo actividades y tratando de proteger el acervo, que es nuestra razón de ser y existir”, detalla.

Se protege a los niños

Y para muestra Susan Alvarado, encargada de la Biblioteca Francisco Villa, quien con un mameluco de Stich no sólo busca hacerle la mañana divertida a los niños, sino protegerlos de algún mal.

“ Sí les gusta, se entretienen mucho, ahorita estamos trabajando la imaginación, la creatividad, creo que es un proyecto muy importante el que tienen ahorita las bibliotecas, porque estas actividades les permiten a los niños no andar en la calle, estar esforzándose”, expresa.

“ Hay muchas personas que desgraciadamente ya no estudian, pero nosotros les brindamos la facilidad para que hagan manualidades, para que exploten otras habilidades que tienen y que ellos no sabían, para que se alejen de la calle, que no caigan en el mundo de las drogas”, afirma.

¡Más vivas que nunca!

Es probable que quienes tienen acceso a Internet en sus hogares, a poder comprar un libro y a convivir con más personas, crean que ya nadie usa las bibliotecas, pero están equivocados.

La realidad es que son muchas las personas que acuden a leer, a consultar en la red, a recibir asesorías escolares, a aprender y usar la sala Braille, a escuchar cuentos, a los talleres de guitarra o manualidades que organizan los mismos usuarios.

Una vez más la biblioteca los espera con el corazón y los libros abiertos para que vayan todos: niños, padres de familia, adultos mayores, personas con alguna discapacidad, todos tienen este espacio seguro para que puedan disfrutarlo, festejar ahí su cumpleaños, todo es gratuito, y todo es un ambiente de colaboración, de cooperación, de convivencia”, detalla Martha Loera.

“ La biblioteca es tan pequeña o tan grande como la queramos hacer, y mucho depende de la participación del público, por eso los invitamos a que vayan, investiguen, vean, disfruten de una lectura comentada o de un cuentacuentos o de algún taller”.

Con ganas de aprender

En la colonia Tierra y Libertad vive Aracely, una niña de 8 años que está feliz de que hayan abierto una biblioteca a dos cuadras de su casa.
Su sonrisa opaca sus zapatos gastados y su vestido deslavado, mientras mira con asombro los libros y los colores que están ahí para que ella los utilice.

“ No, en mi casa no hay libros ni tantos colores, ¡voy a venir aquí todos los días!”, dice emocionada antes de salir corriendo a platicarle a su mamá, quien instala un puesto de ropa usada en el mercado sobre ruedas.

José Darío de la Peña, encargado de la Biblioteca Landín, explica que tuvieron que cambiar de domicilio y hace dos semanas llegaron a este Centro Comunitario, donde llevan a cabo Mis Vacaciones en la Biblioteca.

“ El propósito es promover el hábito de la lectura y fomentar la cultura en los niños”, comenta, “queremos invitar a todos los usuarios de esta comunidad, los esperamos con los libros abiertos, para que nos acompañen aquí a darle vida a esta Biblioteca que está empezando.