Steve Maraboli dijo una vez que la relación más importante y poderosa que tendrás en tu vida, es la que tienes contigo mismo. Y esta frase me conecta con un video de la periodista Patricia Kelly, que llegó a mis manos hace unos días.

¿Qué quieres ser de grande? Le preguntaron a la niña… a lo cuál ella contestó: Quiero ser visita. Porque cuando hay visitas en mi casa sacan el mantel nuevo, la mejor vajilla, ponen música y hasta sirven postre. Y algo así pasa con nuestras vidas, sobre todo con las mujeres. El mejor guiso es para otros, el vestido más bonito es para las bodas de otros, el saco calientito sólo lo usamos en navidad o en la cena de año nuevo y mientras, como parada en la cocina las sobras del sartén o tomo café en mi taza medio despostillada.

Lo mejor está destinado para “mejores ocasiones”, no hoy que yo estoy viva, no hoy que estoy sana y entera para la vida… hay que esperar a que lleguen las visitas.

Parte del autocuidado es darte a ti misma, a ti mismo, el cuidado que prodigas a las demás personas. El buen trato, el lujo con el que tratas a tus visitas. Tú no eres una visita, tu eres la estrella de tu película y mereces disfrutar de lo mejor hoy. Vamos a viajar, pero cuando los hijos crezcan. Vamos a usar esos vasos divinos para celebrar, claro, en otro cumpleaños que no sea el tuyo. A las mujeres nos educaron para no pensar en nosotras, eso era egoísmo nos decían, eso era ser presumidas, y a las egoistas y presumidas nadie las quería.

Y ahí estábamos desviviéndonos por el bienestar de los demás.

No confundas el amor por los demás con el autoabandono.

No guardes ni tu vida, ni tus cosas, para un día especial.

Hoy es tu mejor día. Haz del ahora el centro de tu vida dice Eckhart Toll. Solo por hoy voy a disfrutar lo que si tengo. En el tiempo lo único que existe es el hoy, el ayer ya se fue, el mañana no sé si lo voy a alcanzar. Hoy es el día ideal para ponerte ese vestido, esa camisa… hoy y sólo hoy es tu mejor oportunidad.

He estado reflexionando sobre cómo conseguimos la plenitud en nuestra propia vida. No bastan nuestras relaciones humanas, la vida laboral, el éxito profesional o el desarrollo humano; el trabajo con nuestra propia relación, el deseo de estar bien y cada día mejor es lo que nos sostiene y nos fortalece.

Puntualizando en nuestro autoconocimiento, no podemos tener relaciones buenas con los demás si no la tenemos con nosotros mismos; el vínculo más importante es con nuestra esencia, con todo lo que nos comprende y estando conscientes de lo que nos nutre y destruye.

Oscar Wilde decía que “Amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que durará toda la vida”. Retoma hoy ese romance contigo mismo, buscando ser más congruente con tus propias necesidades, estoy segura que de esa forma obtendrás esa paz y plenitud que sólo se descubre en el interior.

Para mejorar la relación contigo mismo, pregúntate:

¿Cómo te tratas?
¿Cómo te hablas?
¿Qué disfrutas hacer?
¿Qué haces para alimentar tu espíritu?
¿Qué tanto aceptas esa parte que te cuesta de ti?
¿Qué haces por y para ti? ¿Qué pequeños gozos o dulces te das en tu día a día?
¿Qué pudieras hacer para tu autocuidado?

Físico- Caminata, bailar, un abrazo, un baño caliente, estiramientos.

Mental- Leer un libro, apagar el celular por una hora, aprender alguna habilidad relajante como pintura, cerámica o algún instrumento musical o incluso escuchar música.

Emocional- Realizar esa llamada a un ser querido o una amistad, hacer una lista de las cosas y personas por las que te sientes agradecido, practicar el silencio interior, meditar, escribir las emociones, respirar, sentarte en el jardín descalzo.

Lograr una relación más sana con nuestra persona empieza con nuestra actitud interior y volteando a ver la propia historia; nadie puede hacerte mejor si tú no trabajas para mejorar tu vida. La felicidad no nos la dan los demás, la logramos con nuestro propio esfuerzo; la salud emocional depende de la integración de la parte emocional, física, intelectual y espiritual, así que recuerda que la mejor forma de lograr una vida sana es buscando tener un equilibrio en tu vida y mantener un balance, eso es vivir una vida plena. A medida que obtengas una relación más saludable y pacífica contigo mismo, más pacíficas y saludables serán las relaciones que tienes con los demás.