Aunque parezca fantástico, pero fue real lo que sucedió en el Saltillo de la era porfirista, denominada así por el Gobierno federal, cuyo presidente Porfirio Díaz Mori se quiso eternizar en el cargo por más de 30 años.
Porfirio Díaz fue el Mandatario que aportó más al país, una muestra, el ferrocarril mexicano de miles de kilómetros, toda una modernidad para la época y la industrialización.
Así surge en Saltillo la Compañía Explotadora de Caucho Mexicano, S.A., conocida comúnmente como La Guayulera, que comenzó a funcionar en el auge del porfiriato, 1903, en la llamada colonia Rodríguez, al surponiente de la ciudad, para producir goma extraída del guayule, planta desértica muy abundante en nuestra zona en ese tiempo. La factoría aparentemente fundada por alemanes y explotada por norteamericanos se ubica en las calles Pacheco y Quintana Roo.
Los investigadores encontraron que, con el arbusto del guayule, hule o yerba de hule, se podía elaborar hule, adhesivos para madera, barnices, aceites obtenidos de la resina y otros productos que requirieran de la esencia del caucho. Durante la etapa más importante de la planta se logró producir hasta 170 toneladas mensuales, que servía para elaborar principalmente llantas para automóviles, todo el producto iba con destino a Estados Unidos, nada se quedaba aquí.
En 1918 había una planta laboral de más de 50 trabajadores, que decidieron organizar un club político cuyos nombres fueron localizados por el historiador e investigador saltillense Sergio Galindo Carrillo, gracias a las firmas que estamparon en el acta para de su fundación.
Se reunieron el 22 de octubre de ese año, por convocatoria de Lucio Oviedo, quien expuso la necesidad de agruparse para participar en las elecciones municipales. Los nombramientos directivos recayeron en José Oviedo y José Ángel Rodríguez, como presidente y secretario respectivamente. Las vocalías las ocuparon Dionisio Candia, Pilar Candia y Julio Mendoza.
El Club Político Obreros de La Guayulera acordó trabajar unido al Gran Partido Liberal Constitucionalista de Coahuila para hacer triunfar a sus candidatos en el proceso electoral de hace más de un siglo.
Tanto los empleados de confianza como los operarios se inscribieron para agremiarse electoralmente en un momento muy tenso para los trabajadores de La Guayulera, porque en los albores de 1918, corría el rumor del cierre inminente de la fábrica por exceso en la producción de hule, pues se tenía que mantener el precio del producto, pero, paradójicamente, cerró sus puertas temporalmente por falta de guayule, o sea, de la materia prima.
El gerente de la compañía, Erich Bruner, la reabrió al pagar un mes de salarios caídos y la condonación del pago de la renta de las casas que ocupaban los obreros por espacio de seis meses. La Guayulera, en 1903, comprendía la manzana que se halla en las calles Berriozábal, Quintana Roo, Pacheco y Negrete. Prácticamente en La Guayulera se inicia la lucha obrera en Saltillo.
En la lista descubierta por el maestro Sergio Galindo Carrillo se encuentran, entre otros, los nombres de Basilio Betancourt, Manuel González, Antonio Oviedo, Miguel Rodríguez, Rafael Calderón, Pablo, González, José Oviedo, Tomás Rodríguez, Dionisio Candia, Anastasio Jaramillo, Julio Ruiz, Rómulo Oviedo, Mercedes Jaramillo, Matías Perales, Francisco Salas, Emeterio Cortés, Pedro Leal, Antonio Pérez, Cornelio López, Ramiro Lozano, Margarito Salazar, Juan Domínguez, Matías Segovia, Leonardo Farías, Pánfilo Luna, Crescencio Rodríguez, José Soria R., Gabriel García, Julio Mendoza, Calixto Valdés, Juan Gómez y Catarino Ortiz. La lista continúa.
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