Saltillo|Monclova|Piedras Negras|Acuña|Carbonífera|TorreónEdición Impresa
‘Pa que se vengan a cenar’: Santa Fe Klan anuncia fiesta de Año Nuevo y cena gratis en Guanajuato Afecta banco de niebla operaciones de aterrizajes en AICM El Capi Pérez lanza anuncio especial y comparte fotos, tras la muerte de la familiar de su esposa Itzel Barros ¡Comienzan las Celebraciones! Estos son los países que reciben primero el Año Nuevo 2026 Despega con Chuchuy / 31 de diciembre de 2025

Zócalo

|

     

Opinión

|

Información

< Opinión

 

Coahuila

El Día del Padre y su contraparte maternal

Por Sandra Rodríguez Wong

Hace 6 meses

A mi padre. … Hombre de campo y de mirada firme, hoy quiero decirte que tu voz siempre fue la melodía que arropaba mis miedos, tus abrazos, el refugio de mi esperanza; tus palabras, la guía y el sentido de mi andar, y que aunque la muerte te haya llevado lejos, los caminos de tu labor aún resuenan en aquellas lecciones que me diste en silencio y la esencia de tu amor continúa iluminando mi vida.

A menudo, la luz que rodea la figura de la maternidad ensombrece la paternidad.

El Día del Padre, una efeméride enraizada en diversas culturas, no siempre ha gozado de la misma reverencia que su contraparte maternal.

En México, la celebración del tercer domingo de junio remonta sus orígenes a la influencia americana de los años 30 y, aunque los ecos de la festividad ya resonaban en la antigüedad, fue hasta 1950 que un sacerdote de Pachuca, ciudad en la que el fervor por el padre comenzó a tomar forma, instauró el día en el que hoy homenajeamos a los hombres que, con sacrificio y amor, nos enseñan a caminar por la vida.

En otras naciones, el origen de esta festividad también es diverso. En Estados Unidos, se celebró por primera vez en 1910, cuando Sonora Smart Dodd promovió la idea en honor a su padre, un veterano que crió a sus seis hijos. Sin embargo, en países como Italia o España, el Día del Padre se conmemora el 19 de marzo, coincidiendo con el día de San José, el padre adoptivo de Jesús.

A pesar de la belleza de estas conmemoraciones, existe una notable diferencia en la celebración de padres y madres. Desde tiempos inmemoriales, la figura materna ha estado rodeada de un halo casi sagrado, en tanto que a la paternidad la cubre un velo neblinoso que la opaca.

Así, por ejemplo, las canciones y los versos fluyen con mayor intensidad para las madres, seres de amor incondicional y sacrificio eterno, mientras que los padres a menudo caminan en la penumbra, en la sombra de sus verdaderas contribuciones. Este desbalance no es fortuito, sino el eco de una historia arraigada en la cultura, donde el amor paternal ha sido a menudo un acto silente, viéndolo las más de las veces más como un deber que como un don.

Algunos atribuyen este fenómeno cultural a la construcción social de género, donde la figura de la madre es considerada el corazón del hogar, ya que ha guardado, histórica y culturalmente, mayor peso en la crianza.
El padre, por su parte, el proveedor, sólo ha sido visto con un rol de apoyo. La historia de la humanidad ha relegado inconscientemente al padre a un espacio secundario en la narrativa emocional, donde el amor y el sacrificio maternal siempre prevalecen.

Hoy, en esta reflexión sobre la figura del padre, celebremos a papá rindiéndole un homenaje digno de su entrega y dedicación, una ofrenda que trascienda lo material —acompañada de un día de recuerdos compartidos, con las muestras de afecto acostumbradas—; una simple nota escrita expresándole lo importante que es para nosotros, le hará sentir la diferencia que ha hecho en nuestras vidas.

Y para quienes, como yo, ya no cuentan con el privilegio de abrazar a un padre vivo y buscan su presencia en los ecos del pasado, un gesto de amor en su memoria, como visitar el jardín donde descansan sus sueños, encender una vela o contar sus anécdotas, les permitirá seguir uniendo generaciones y corazones.

La celebración de la paternidad no tiene que ser un acto solemne, sino un reconocimiento de las múltiples formas en que un padre puede influir y dar forma a la vida de sus hijos. En un mundo que a menudo olvida el valor de la figura paterna, equilibremos la balanza, elevemos un brindis por ellos; por los que están y por los que han dejado su huella en nosotros.

 

Más sobre esta sección Más en Coahuila

Hace 4 horas

Millonario atraco de “Robán”

Hace 4 horas

La influencia de las élites

Hace 4 horas

¿Empezar desde cero?