La segunda Presidencia de Donald Trump oscurece el horizonte, plagado de por sí de incertidumbre. El país más poderoso del mundo reincidió en nombrar al peor para sí mismo y para el mundo. Nada bueno puede esperarse de un narciso vociferante que chantajea y levanta tempestades a hombros de un gigante tambaleante; insulta a los de casa que no abrazan sus dogmas y denigra a los extraños por su tez; escoge a colaboradores según lo abultado de sus billeteras, no por su compromiso con las mayorías; y llama a políticos inconsecuentes con su historia, como Robert Kennedy, cuyo padre murió asesinado en la campaña presidencial de 1968, por un supuesto tirador solitario, mentalizado por la CIA.
Los historiadores de Estados Unidos se han devanado los sesos para encontrarle cualidades políticas a la “Persona del año” de la revista Time.
En el segundo año de su primer mandato (2019) hicieron esfuerzos “por detectar el tipo de virtudes que compensan los vicios de sus predecesores: el optimismo contagioso de Reagan; la retórica inspiradora de JFK; la inteligencia legislativa de LBJ; o el pragmatismo gobernante de Nixon. Entonces, en lugar de ser visto como la reencarnación de Ronald Reagan o Franklin Delano Roosevelt, Trump es elegido como un James Buchanan, Franklin Pierce o Williams Harrison de hoy en día” (“¿Cómo juzgará la historia al presidente Trump?”, BBC, 17.01.19).
Una encuesta con alrededor de 200 académicos de ciencias políticas, que regularmente coloca a los republicanos por encima de los demócratas, situó a Trump en el último sitio de las 44 personas que han ejercido la Presidencia, dice la nota. Entre los encuestados de su partido (el Republicano) no le fue mejor, pues apenas escaló cuatro posiciones.
En los segmentos sin preferencias partidistas y de otro tipo obtuvo el lugar 43, y con los historiadores demócratas bajó al escalón 44 (con datos de Wikipedia). Trump es el presidente con la peor calificación promedio en los 30 últimos años, (41%). Le siguen Joe Biden (47%), Barack Obama (48%), George Bush (49%) y Bill Clinton (55%) [CNN, 19.07.22].
George T. Conaway III despidió así a Trump: “Una Presidencia puesta en marcha con mentiras y alimentada con ellas desde entonces, estaba destinada a terminar como la peor de todas” (The Washington Post, 05.11.20).
La Presidencia de Trump –apunta el analista– empezó con un infundio. “Aseguró que había sido ‘la audiencia más grande’ que haya presenciado alguna vez una toma de posesión, punto, una afirmación cuya absurdidad fue evidente para cualquier persona con ojos. Desde su primera semana en el cargo, el Presidente mintió sobre unas elecciones en las que todos coincidieron que había “ganado”. Afirmó que un “fraude electoral” de “millones” de no- ciudadanos, cadáveres y “personas registradas en dos estados”, lo habían privado de obtener la mayoría del voto popular en 2016”.
En los momentos críticos de la elección presidencial de 2020, y con el cómputo de votos pendiente todavía sobre la democracia de Estados Unidos cual espada de Damocles, Colbert I. King, Premio Pulitzer 2003 al mejor columnista, sentenció:
“(…) incluso si el presidente Donald Trump no es reelegido, todavía tengo algo que decir sobre la trágica remodelación de nuestro país por parte de un hombre malévolo y narcisista que ocupó la Casa Blanca durante casi cuatro años. Tengo que hablar al respecto porque algunos de mis colegas en la tierra de los expertos están forzando frases que sugieren que esta contienda presidencial fue simplemente una sana diversión, que ‘los hombres son así’, y que los que quizá seguimos frunciendo el ceño es porque estamos exagerando el asunto” (The Washington Post, 04.11.20).
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