Saltillo
Por Edith Mendoza
Publicado el domingo, 16 de mayo del 2021 a las 03:56
Saltillo, Coah.- En el taller de los Oropeza, la clásica imagen del mecánico se rompe por completo. Con sus delicadas manos de adolescente, de tan solo 16 años, Dalia completa los últimos ajustes para terminar de armar el motor de un Datsun 1300 del 78.
Dalia Coronado Oropeza es estudiante del cuarto semestre de preparatoria, encaminándose hacia la carrera de Administración de Empresas y Finanzas. Aunque creció entre los fierros y herramientas, fue la pandemia y el confinamiento lo que terminó por convertirla en protagonista del taller automotriz que ha sido el sustento de varias generaciones a lo largo de 42 años.
De la mano de su abuelo, don Ricardo Pedro Oropeza, en diciembre pasado dejó el barniz de uñas en un cajón, para tomar el aceite y las pinzas para aprender y apoyar en el negocio familiar, ubicado en la Zona Centro de Saltillo.
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Vengo al taller como pasatiempo, es como un hobbie para mí y mi familia es la que me ha estado enseñando desde diciembre hasta ahorita… Inicié porque estaba en las clases todo el tiempo encerrada por esto de la pandemia, quería distraerme y vi la oportunidad de venir a aprender; me encantó que no me excluyeran, me integraron bien, no por el hecho de ser mujer me trataron de manera diferente, fue lo que me encantó”, dijo.
En este tiempo, Dalia aprendió a desmontar motores, armarlos, cambiar bujías, cambiar aceite, escanear autos y un poco de todo. Han bastado unos meses para que Dalia encontrara su pasión en los motores.
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Hace una semana, mi tío Jaime me empezó a enseñar cómo armar una transmisión y es todo un rompecabezas… pero quiero conocer más sobre todo lo que viene en cuanto a la mecánica y seguir avanzando”, externó.
Siguen en el oficio
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Es muy vivaz, muy inteligente, muy abierta. Tiene un segundo lugar en el estado de las Niñas Difusoras… El consejo que yo le doy a mis ocho nietos, es que busquen siempre trabajar en lo que les guste y que esto lo tomen como un hobbie, yo no quería que fueran mecánicos mis hijos, se recibieron, tienen un título, les fue gustando y se quedaron para seguir en el oficio”, dijo don Ricardo.
Sin límites
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Todos podemos ser capaces de lograr lo que queremos y aquí está la muestra… Le agradezco a todos mis tíos… de hecho han venido otras primas para aprender, una más pequeña también que está aprendiendo a escanear los autos”, señaló.
Dalia es un claro ejemplo de que no hay límite posible, ni de género, ni de edad, cuando existe voluntad para perseguir tus sueños.
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