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¿Especular me hace inversionista?

Por Columnista Invitado

Hace 2 años

Por: Marissa Ladrón de Guevara

Hay una explosión de contenido en redes sociales sobre inversiones. Hay más activos que nunca, empezando por criptoactivos; además, está el fenómeno de las “acciones meme”, como los casos de AMC y GameStop: valores de empresas que han aumentado su precio debido a los comentarios en plataformas de negociación de inversionistas individuales, o por convertirse virales en las redes sociales. En los últimos 12 o 18 meses se han visto también acciones con desempeños extraordinarios de doble dígito, como las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google).

Toda esta explosión ha traído algo bueno: que las inversiones permeen el lenguaje cotidiano, en personas que no las tenían en el radar. Sin embargo, existe mucha confusión entre esta explosión de contenido, y una nueva cultura y generación de contenido. Eso también ha propiciado que el término inversionista se diluya o se mal entienda. En el último año, las aperturas en cuentas de intermediación bursátil se han incrementado de manera importante, lo que abre la conversación a identificar qué sí es un inversionista y qué no lo es.

Es un hecho que para invertir hay que operar, lo cual significa comprar y vender activos. Sin embargo, eso no lleva a ser inversionista -a lo más, quizá se logre un nivel de especulador. La diferencia principal es que el especulador cree que alguien va a pagar más de lo que él pagó a la compra -esta especulación no es una inversión directa, por lo cual el especulador no es inversionista. Los inversionistas dependen de fuentes internas para generar rendimientos como utilidades, crecimiento en valor, ingresos -básicamente lo que se denomina fundamentales.

Benjamin Graham ya advertía que la especulación no es inmoral ni ilegal; es más, en cierta medida contribuye al correcto funcionamiento de los mercados. Pero la especulación puede presentar tres peligros: se puede especular, creyendo que se está invirtiendo; se puede especular seriamente en lugar de que sea un pasatiempo; y se puede arriesgar más capital del que incluso se podría perder. Especular puede sonar muy divertido, pero para la mayoría de las personas no es rentable, no es redituable y no hace crecer su patrimonio.

Así que ya saben: hacer inversiones con mentalidad de “solo se vive una vez”, no es invertir. El especular tampoco quita el título de inversionista, mas hay que estar pendientes de que no haya confusión: si piensa que está invirtiendo y en lugar de ello realmente está especulando, podría llevarse sorpresas ingratas.

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