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| El vehículo de carga circulaba por la Calzada Ignacio Zaragoza. Foto: Agencia Reforma | Xinhua

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‘Era como un infierno, gente caminaba quemada’: testimonios tras explosión de pipa en CDMX

  Por Agencia Reforma

Publicado el jueves, 11 de septiembre del 2025 a las 07:37


Las llamas cubrieron a automovilistas, peatones y comerciantes

Ciudad de México.- La volcadura y explosión de una pipa cargada con 49 mil 500 litros de gas LP provocó un infierno en Iztapalapa, dejando 4 muertos y 90 heridos.

El vehículo de carga circulaba por la Calzada Ignacio Zaragoza, en dirección al Centro de la Ciudad, pero al pasar debajo del Puente de La Concordia, en la Alcaldía Iztapalapa, alrededor de las 14:20 horas, el chofer perdió en control, derrapó y, tras varios segundos de emitir una nube blanca, vino la primera de una serie de explosiones.

Estas generaron una ola expansiva de alrededor de 200 metros de radio, que alcanzó 28 vehículos, entre ellos, camiones de carga, transportes públicos, automóviles particulares y una motoneta.

Las llamas cubrieron a automovilistas, peatones y comerciantes.

Entre ellos, Érick Mateo, quien no pudo salirse de su tractocamión. Quedó atrapado cuando la llamarada lo alcanzó y le quemó la espalda.

Rigo estaba a un kilómetro de Érick y esa distancia lo salvó. Él tenía ambas manos sobre el volante cuando escuchó el primer flamazo. Pensó que quizá había sido la explosión de una fábrica, pero una segunda lo hizo dudar.

Para la tercera, se expandió el humo y las llamas alcanzaron lo alto del Puente de la Concordia. Salió de su coche y corrió en sentido contrario.

Al igual que él, decenas de personas iban en la misma dirección. No les importó abandonar sus vehículos, sus pertenencias o sus puestos de vendimia.

No sabían qué pasaba, pero tenían la sensación de ponerse a salvo.

Al llegar a una base de microbuses, sin saber qué hora era ni cómo había llegado hasta ahí, le dijeron que había explotado una pipa.

Silvia, una habitante de la zona, sintió la tierra moverse y enseguida escuchó unos golpes en su zaguán.

Mientras caminaba hacia la puerta sus vellos se enchinaban, la humareda y el calor que abrazaba su cuerpo le dificultaban respirar, dijo.

Era como un infierno”, señaló.

Abrió la puerta con miedo y curiosidad. Eran dos mujeres y un hombre con las ropas ennegrecidas y pegadas a la piel.

Una señora me pidió pasar y le dije: ‘Métase’, porque sino aquí la mata también el calor”, contó la adulta mayor.

Las dos personas que estaban sobre la banqueta ya se habían desprendido de sus mochilas, bolsas y de la piel que les colgaba de las extremidades.

Sacamos sábanas y los envolvimos, esperamos un poco y llegaron unos policías que se los subieron a la patrullas”, contó.

Cuando aquellos desconocidos se fueron, pudo ver con claridad que enfrente de su casa sus dos automóviles estaban chamuscados. Eso pasó con otros 26 vehículos.

La pintura se les desprendió y les quedó una textura irregular con burbujas cobrizas.

Su planta, aquella que adornaba su fachada, estaba muerta. Y el local ubicado a un lado estaba comenzando a incendiarse y tuvo que acarrear cubetas con agua para apagarlo.

También se reportó el arribo de heridos a pie al Hospital General de Zona 53 del IMSS, ya en el Municipio de La Paz, Estado de México, que queda a un kilómetro de donde ocurrió la explosión.

Fue la cosa más terrible. Por aquí enfrente llegaba la gente caminando o de la mano de los policías, sin ropa, desnuda, todos quemados los metieron a urgencias”, contó una vendedora afuera de la clínica.

Ulises estaba parado afuera del hospital y le extendió la mano a una señora que llegó herida.

Esto es de su piel quemada, mira”, dijo preocupado viendo su mano negra.

A un lado de él, un grupo de personas intentaban controlar a la mamá de un joven.

Señora se tiene que calmar porque ahorita usted no puede estar así”, le gritaban.

Su hijo y su pareja Abril son de los vendedores que aprovechan el tráfico en el bajopuente de Zaragoza para ofrecer su mercancía. Hasta allá los alcanzó la ola expansiva.

Todo en ellos se volvió gris, desde sus prendas hasta su piel.

A los dos los vieron caminando sin rumbo, en estado de shock.

Le dije: ‘¿Payasito?’ No lo había visto bien y le dije: ‘Vente, siéntate’ y lo ayudé”, contó un vendedor.

A su novia Abril la apoyaron también dirigiéndola al hospital. Los dos están graves.

Por más de dos horas, los servicios de emergencia unieron esfuerzos para apagar las llamas, pero fue hasta la noche que los vehículos involucrados fueron retirados, por lo que la circulación en la zona se vio afectada la mayor parte del día.

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