Arte

Publicado el lunes, 8 de diciembre del 2025 a las 04:05
Saltillo, Coah.- Si uno hubiera visto a Geroca con sus andares lentos y su cuerpo delgado caminar por el Centro Histórico para desayunar en alguna mesa del café Flor y Canela, pensaría que era un fantasma. Y de haberlo visto con sus manos largas y finas sostener un lápiz para definir siluetas y contar historias, tomando así densidad y cuerpo, seguramene no se pensaría que gestaba un mundo perverso, grotesco y divertido.
Uno en el que las personas son gordas y aman comer manzanas y sandías; en el que los gatos gigantes juegan con los autos que, poco a poco inundaron las calles que amó, como si fueran ratones, y a su vez los perros, también grandes, pero tristes y azules, solitarios, pueden acostarse en la Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno para cerrarla con su pereza autoritaria.
Al menos durante el día, porque la noche revela, en la cuadros de Gerardo Rodríguez Canales (Saltillo, 1955 – 2025), un mundo en el que el deseo consume todo con violencia y rabia, ternura y dolor.
Esas paradojas en las que se movía el monero, quien inició su carrera en los 70, deforman las fachadas de ciudades como Saltillo, Monterrey o Tampico. Edificios ciclopeos que parecen querer devorar o derrumbarse sobre los personajes de las pinturas que desde el jueves se exponen en la Taberna El Cerdo de Babel.
Esto como parte de la exposición anual que desde hace 17 años Geroca realizaba en el bar, y que ahora es más un homenaje póstumo. Uno no triste, sino feliz, porque como dice su título: Geroca Sigue Aquí, una paradoja también, pues el artista –famoso huraño y misantrópico– nunca asistía a ellas. Era, pues, un fantasma incluso estando vivo.
Esta muestra repasa 30 años del trabajo de Geroca, recuperado y seleccionado por su hermana Manes Rodríguez, y montado en una narrativa de bloques temáticos más que cronológicos, en los que se revelan las obsesiones, pasiones, temores y fetiches del artista de la sordidez urbana.
Geroca Sigue Aquí muestra una delirante ciudad que se traga esta urbe real, una en la que la agonía y el horror –mostradas en esas pinceladas desesperadas–, a través del tiempo se templan y convierten en remansos luminosos, como muestran los atardeceres rojizos que pintó y que el espectador puede apreciar ahora, antes de que todo desaparezca devorado por la nada.
Visítala:
Geroca Sigue Aquí
Taberna El Cerdo de Babel
Lunes a sábado
13:00 a 00:00 horas
Entrada libre
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