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¿Hecho en México?

Por Guadalupe Loaeza

Hace 1 año

Nada de lo que lleva puesto Sofía, hoy, está “Hecho en México”. Para hablar del relanzamiento de esta marca, ayer le llamé por teléfono para preguntarle su opinión.

“Antes me muero que vestirme con algo made in Mexico. No puedo, nomás no puedo. Desde hace años compro mi ropa made in France, made in Italy o hecho en España. En algunas ocasiones he comprado made in Taiwan o made in Portugal, pero hasta allí. ¿Te digo algo? Lo único que compro made in Mexico son los uniformes del servicio doméstico, trapos de cocina y por supuesto mis huipiles de Oaxaca, que adoro. Pero comprar un traje sastre o vestido made in Mexico, jamás. Tal vez te parezca muy ‘malinchista’ y muy mala mexicana, pero es que no puedes comparar la ropa de aquí con la del extranjero.

El contraste es más que evidente. Aquí todo es ‘chafa’; la ropa no te dura para nada, está pésimamente mal cortada y no tiene el menor estilo. Además, se nota a leguas; por ejemplo, si te compras unos zapatos made in Mexico, al cabo de unos meses, envejecen muy feo. Seis meses después parecen chanclas. Claro, están los fabricantes de Guadalajara, que no son malos, pero de inmediato sientes la horma dura, en muy poco tiempo se deforman y terminan por molestarte horrible. Mira, cómprate unas botas made in Mexico, y en muy pocas semanas, sientes que te torturan, te las tienes que quitar, porque de lo contrario, sufres. No puedes comparar unas botas italianas con unas de aquí; todo resulta chafa: el cierre, el tacón y la piel.

“Hace unos días fui al banco y me había puesto un saco muy bonito, con una tela increíble y corte muy bonito; lo primero que me dijo la cajera fue: ‘¿No es de aquí, verdad?’. Y yo muy ufana, le contesté: ‘No, lo compré en San Diego’. De inmediato vi su cara de ‘ni modo’. Me acuerdo que en los primeros ochenta no existía la globalización, y menos el tratado de libre comercio, ni nada. En esos años, las que podíamos encargábamos todo a nuestras amigas que viajaban a Estados Unidos: el shampoo, las cafiaspirinas, los tenis, etcétera, etcétera. Cuando regresaban y nos entregaban el ‘shopping’ que habíamos encargado, nos daba muchísima ilusión. Entiendo que hay que apoyar al país, especialmente en estos momentos, pero ¿comprarme ropa y accesorios made in Mexico? Never!!! Que yo sepa, nuestro país no destaca como productor de seda, ni algodón y menos cashmere. Habrá algunos estados que produzcan algodón, como por ejemplo en Baja California, pero nada que ver con el algodón gringo o francés. Lo mismo sucede con la seda. A lo mejor soy una ignorante y sí hay en algunas partes de la República, pero lo dudo. Aquí somos number one en fabricar tequila, mezcal, ron, queso Oaxaca, dulces, cubiertos, pero hasta allí. Ah, bueno, está la plata, esa sí que es de las mejores del mundo. Y no cara. En cambio, en otros países, unos aretitos de plata te pueden llegar a costar 200 euros.

“¿Te das cuenta? Yo jamás le compraría a mi marido un blazer made in Mexico. Créeme que ya hemos tratado y se le veía fatal; los hombros por los suelos, los botones dorados, de latón, y la entretela de las solapas, para llorar. En una ocasión le compré un traje, cuando lo mandé a la tintorería, me lo regresaron como si un gigante lo hubiera masticado. Con decirte que se lo regalé al chofer. Y él, feliz. Igual pasa con los zapatos para hombre, bueno, hasta con los calcetines. ¿No te has fijado en los trajes de López Obrador? En primer lugar se ve que han ido mucho a la tintorería, porque las solapas, súper delgadas, se le ven como acordeones. No sabes lo que sufrí con su vestimenta en el último encuentro con Biden. Era abismal la diferencia entre los dos trajes. Y ¿qué me dices de sus zapatos, con la punta hacia arriba? Te apuesto lo que quieras a que AMLO nada más se viste made in Mexico. Por eso se ve tan tercermundista.

“Aquí todavía nos falta mucho para competir con las marcas extranjeras que, por cierto, están cada día más caras; pero como decía mi mamá, doña Lola, hay que comprar como rica para que dure como pobre. Imagínate que tengo un abrigo de pelo de camello que tiene más de 40 años. Cuando voy a Nueva York y me lo pongo, mis amigos me lo elogian. ¿Te das cuenta? Me muero de miedo de que dejen de existir las importaciones y que tengamos que vestirnos con pura ropa made in Mexico. Para mí sería el peor de los castigos. Y ¿para ti?”.

 

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