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La pertinencia de la renuncia y la impertinencia de Alito

Por Salvador García Soto

Hace 1 año

Fue un reclamo casi unánime: de 7 exdirigentes nacionales que lo visitaron el martes para una encerrona de cinco horas en la sede nacional del PRI, cinco le pidieron a Alejandro Moreno Cárdenas que analizara “la pertinencia de renunciar junto con su Comité Ejecutivo Nacional, para dar paso a una dirigencia de transición y a una renovación que intente frenar la crisis y el desfondamiento electoral del viejo partido”. Le dijeron que a las pérdidas electorales, se suma el desgaste de su imagen por la exhibición de una conversación privada con el senador Manuel Velasco y las acusaciones y señalamientos en su contra.

Pero la respuesta de Alito fue un “no” rotundo, argumentando que “la militancia no quiere eso” y les dijo tener el apoyo de los comités directivos estatales y de los dirigentes de los sectores priistas. Les aseguró que él fue electo “por 2 millones de militantes” (cuando en 2019 reportó que fueron 1.4 millones de priistas los que votaron por él) y que terminará el periodo para el que fue electo el 19 de agosto de 2023, junto con su secretaria general, Carolina Viggiano, quien también estuvo presente.

De acuerdo con fuentes directas del CEN priista, cuando los expresidentes le cuestionaron sobre sus destapes como aspirante presidencial y la manera en que eso puede afectar a un partido que ya está en crisis, Moreno Cárdenas les prometió que no buscará ser candidato a la Presidencia por el PRI y que solo desea quedarse en la Cámara de Diputados hasta terminar su cargo de legislador en el 2024.

Hablaron uno a uno los expresidentes y varios de ellos le pidieron a Alito analizar los resultados de su gestión: la pérdida de nueve gubernaturas en lo que va de su presidencia y que de 21 elecciones para gobernador en las que el PRI ha competido bajo su conducción (15 en 2021 y 6 en 2022), ha perdido 20 y solo ha ganado 1.

En su defensa, el líder priista habló del “uso del aparato federal” por parte de Morena, del entreguismo de algunos gobernadores que rindieron sus estados ante el presidente López Obrador. Los exdirigentes le pidieron que se programara una nueva reunión.

En cuanto despidió a los siete expresidentes priistas, Alito convocó a una conferencia de prensa que ya había anticipado desde un día antes y ante los periodistas que acudieron a seguir el encuentro desde la sala de prensa, aseguró que en el largo encuentro “no hubo ningún reclamo, lo que hubo fueron planteamientos, reflexiones, comentarios, una reunión rica, vasta en propuesta, en análisis (porque) el PRI hace la autocrítica, no la autoflagelación”.

La realidad es que, aunque la mayoría propuso su renuncia, Moreno Cárdenas no solo no piensa renunciar, sino que sabe que tiene el control total de la estructura priista, del Consejo Político Nacional que domina en un 80%, de los sectores y organizaciones priistas y hasta de la fracción de diputados, no así del Senado. Todo el control y poder que le dio la reforma estatutaria con la que él mismo se blindó y se otorgó todas las facultades para nombrar candidatos, quitar y poner dirigentes y hacer y deshacer en el partido.

A diferencia de Roberto Madrazo, quien estuvo entre los exdirigentes que fueron al CEN priista, y quien aprovechó su cargo como dirigente nacional para impulsar su candidatura a la Presidencia en 2012, terminando en el tercer lugar de aquella elección, hoy Alejandro Moreno tiene un control más férreo del partido, de la estructura, y ya solo tiene que lidiar con tres gobernadores que le quedan al PRI. Así que va a ser más difícil que a Alito lo tumben las investigaciones y expedientes alentados desde la 4T con la golpeadora Layda Sansores, a que lo puedan tirar los priistas en una revuelta interna que, además, sería letal para el otrora poderoso partido, hoy casi rémora del PAN… Los dados mandan serpiente doble. Caída libre.

 

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