Nacional
Por Agencia Reforma
Publicado el martes, 22 de agosto del 2017 a las 14:56
Ciudad de México.- El accidente que sufrió su padre y le impidió trabajar, hizo que Laura madurara de golpe. A sus 15 años de edad decidió conseguir empleo limpiando casas y cuidando niños.
“Tenemos esperanza porque sí nos han ayudado en la Procuraduría, no queremos que esto se quede así; estamos destrozados, no creíamos que la íbamos a poner en manos de malas personas”, José Luis, padre de la víctima
En julio pasado, surgió una nueva oportunidad: viajar desde Villa Victoria, en el Estado de México, a una residencia en Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México, a cuidar a una niña de 5 años.
A través de una amiga, una de sus vecinas lo contactó con un hombre que decía ser el propietario de una residencia.
Los padres de Laura le permitieron tomar el trabajo pese a que ignoraban el domicilio exacto donde su hija laboraría.
Hablaron con el supuesto dueño de la casa y éste los convenció.
En la terminal de autobuses de Observatorio la recogió un hombre, de unos 35 años de edad, bajo de estatura, moreno claro; complexión media y con una cicatriz en la mejilla derecha, según la investigación de la Procuraduría de Justicia capitalina.
Pero en realidad no era el patrón, sino el chofer.
Según la declaración ministerial que hizo Laura, contenida en la carpeta FDS/FDS-6-01/801/07-2017, el miedo la paralizó.
Con el pretexto de evitar que la vieran los guardias del fraccionamiento, la metió a la cajuela de un vehículo. Ya en la casa -donde no estaban los dueños ni había niña- Laura empezó a limpiar.
En el inmueble habían fotografías de una pareja que al parecer vive ahí.
Y entonces comenzó la pesadilla de la adolescente. El hombre trató de seducirla y al verse rechazado tomó un cuchillo, la sometió y en un cuarto la violó varias veces.
“Ahora no sé qué voy a hacer contigo, si dejarte ir o llevarte a un lugar donde jamás vas a volver a ver a tus papás”, le advirtió el agresor.
Al día siguiente, la sacó de la casa y la metió a la cajuela.
En el camino, Laura logró pasarse a los asientos traseros y abrir la puerta. Después, corrió hasta donde había decenas de transeúntes, quienes la ayudaron a no ser atrapada por su atacante.
La adolescente volvió a su casa con dinero que guardó en su mochila, pero su caso es complicado.
En la Fiscalía de Delitos Sexuales rastrean al chofer, sin embargo, no cuentan más que con su número telefónico y el de la vecina que los contactó para iniciar las investigaciones.
Laura ignora el lugar a dónde fue llevada y cómo arribar al sitio.
“Tenemos esperanza, porque sí nos han ayudado en la Procuraduría, no queremos que esto se quede así; estamos destrozados, no creíamos que la íbamos a poner en manos de malas personas”, expresó su padre, José Luis, en entrevista.
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