El espectáculo porril en la clausura de la comisión permanente del Congreso de la Unión es el que permanecerá grabado en quienes han visto repetidamente las imágenes, no los entresijos. El bisemanario Espacio 4 dedica la sombra de su nuevo número a la trifulca escenificada por el exgobernador de Campeche acusado por la Fiscalía General del Estado de enriquecimiento ilícito y el desvío de cientos de millones de pesos del erario.

La Cámara de Senadores volvió a exhibir la falta de respeto y decoro de algunos de sus miembros. Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito”, protagonizó un altercado físico contra el presidente de la mesa directiva, Gerardo Fernández Noroña, y un trabajador del Senado, mientras el diputado Rubén Moreira le cuidaba las espaldas. El episodio no sólo violenta las normas del recinto legislativo, sino que también expone la impunidad y el descontrol dentro del PRI, partido en evidente crisis, y refleja la desesperación de dirigentes que recurren a la agresión para sostenerse.

El incidente ocurrió durante la sesión de la comisión permanente, cuando Moreno Cárdenas, mientras se entonaba el Himno Nacional, intentó expresar su inconformidad por la conducción de la sesión por parte de Fernández Noroña. La discusión verbal se intensificó rápidamente, y ambos senadores se empujaron y se agredieron físicamente. Emiliano González, un trabajador del Senado, intentó intervenir para separar a los involucrados, pero también fue agredido por Moreno Cárdenas cuando ya estaba caído.

El incidente ha generado una ola de críticas dentro y fuera del país. Diversos legisladores expresaron su condena por el comportamiento de los involucrados y han exigido sanciones severas. El propio Fernández Noroña anunció que presentará una denuncia penal por lesiones en contra de Moreno Cárdenas y los demás participantes en la gresca.

Este tipo de comportamientos no sólo dañan la imagen del Congreso, sino también lanzan un mensaje negativo a la ciudadanía sobre el nivel de respeto y profesionalismo que se espera de sus representantes. El penoso incidente podría marcar el punto final de la carrera política de “Alito”, quien, antes de la disputa, ya enfrentaba una creciente presión judicial y política. En julio de 2022, un grupo de 15 exgobernadores priistas exigió su renuncia, criticando su falta de diálogo y liderazgo. Este grupo señaló que Moreno había rechazado encuentros con exdirigentes nacionales, exacerbando la crisis interna del PRI. Además, en 2024, se filtraron grabaciones donde “Alito” utilizaba lenguaje vulgar para presionar a proveedores y financiar campañas, lo que generó indignación.

Súmese a ello que la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción del Estado de Campeche solicitó, en una de las denuncias, su desafuero por el presunto desvío de 83.5 millones de pesos de recursos públicos durante su gestión como Gobernador. Esta petición se suma a otra presentada en 2022 por enriquecimiento ilícito. Moreno ha rechazado las acusaciones, calificándolas de falsedades, y afirma contar con una orden judicial para archivar la primera solicitud.

Sin embargo, enfrenta cuestionamientos por su lujoso estilo de vida, incluyendo una casa valuada en 300 millones de pesos y un reloj de 9 millones, elementos incluidos en las carpetas de investigación. Asimismo, más de 250 priistas, incluidos expresidentes y exgobernadores firmaron un pronunciamiento exigiendo su renuncia. Critican su liderazgo y la pérdida de múltiples gubernaturas bajo su dirigencia.

“Fíjense (en) la contradicción. Ellos hablan de que nosotros somos un Gobierno autoritario, cuando lo que promovemos son las libertdes en nuestro país, la democracia, la participación de la gente libre. ¿No les parece muy autoritaria la actitud de ayer del presidente del PRI y sus diputados? Ahora, son el PRIAN, no se nos olvide”, declaró la presidenta Claudia Sheinbaum sobre el caso en la rueda de prensa del 28 de agosto.